martes, 31 de enero de 2012

Y ahora, ¿qué hacemos?

Pues sí, esa es mi pregunta. ¿Qué hacemos ahora?

Ayer Monchi lo dejó claro:

"La confianza (en Marcelino) está en el mismo nivel que el día que lo contratamos. Ayer el tiempo que hablé con el presidente en ningún momento se ocupó en ese tema. No tenemos que estar reciclando la confianza cada vez que hablamos."

O sea, Marcelino va a seguir siendo el entrenador del Sevilla. Hay quien dice que ni siquiera la directiva confía en él, pero que como son incapaces de asumir un error, pues se encabezonan en mantenerlo. A mí, eso me parece una estupidez, y que nadie se me ofenda, por favor. Ya se "asumió" un error con Jiménez, y otro con Alvarez, de manera que no creo que tal argumento pueda ser válido. De todos modos, y sea como sea, da igual. Marcelino va a seguir siendo el entrenador, con lo que ahora es el momento de hacerse la pregunta con la que titulo el post. 

¿Qué hacemos?

Poca gente lo admite con todas las palabras, pero hay muchos que desean que el Sevilla pierda contra el Villarreal porque así piensan que se pueden precipitar los acontecimientos. A mí eso me parece una barbaridad. Yo jamás querré que pierda el Sevilla. Jamás, eso me parece irracional, destructivo y muy poco edificante. Eso por no hablar de que no sé donde está escrito, o quien te asegura, que cambiando de entrenador se endereza el rumbo ipso facto. Es más, aún estoy esperando que alguien proponga un sustituto de garantías. Echar a Marcelino para traer a... ¿a quien? 

Llegados al punto y a la situación en la que nos encontramos, he decidido que no voy a mirar el nombre de las personas. A partir de este momento, para mí, lo único importante es el Sevilla FC. El equipo está undécimo en la tabla, a casi la misma distancia del descenso que de la Champions. Y quien nos visita este fin de semana es precisamente el equipo que marca la línea roja del descenso. Equipo al que el Sevilla tiene que ganar como sea, si no queremos meternos en un problema bastante gordo. Da igual quien juegue o quien se siente en el banquillo. El Sevilla tiene que ganar, alejarse de un peligro que aún tenemos a buena distancia, pero que no podemos permitir que se acerque ni un ápice más. 

Los jugadores, los entrenadores, incluso los directivos pasan, van vienen, se quedan, se marchan... y aquí nos quedamos nosotros, los aficionados, al lado de lo que es inamovible: el Sevilla FC. ¿De verdad estamos dispuestos a desearle mal a lo inamovible con tal de que uno de esos que vienen y van se quede o le echen? Repito, los que seguro que nos quedamos somos nosotros, los aficionados. ¿Vamos a tirar piedras contra nuestro propio tejado?

Yo, he llegado a un punto en que me da igual todo lo que no sea el Sevilla.Yo sólo quiero que gane mi equipo. Me da igual en qué circunstancias y con qué protagonistas. El momento es clave, crítico, importantísimo. Estamos a tiempo de todo. De cualquier cosa. De volver a las alturas de la tabla, o de hundirnos en un pozo que ya hace tiempo que tenemos olvidado. No me voy a poner a pensar en cuántos puntos tendría que sumar el Sevilla para acercarse a posiciones europeas al final de temporada. Eso da igual ahora mismo. Lo único que importa es que este domingo hay que sumar tres puntos. 

Supongo que los habrá que se disgusten en cierta forma si el Sevilla gana este fin de semana, aunque sea porque interpreten que tal cosa supone prolongar una agonía. Pero yo no pienso en eso. Sólo pienso en el Sevilla. El fútbol es tan caprichoso, tan volátil, (tan imbécil, añadiría yo), que bastan tres victorias seguidas para revertir una situación que parece irreversible antes de que se produzcan dichas victorias. Los malos se convierten en buenos, los errores se tornan aciertos y la añoranza de tiempos pasados se vuelve olvido e ilusión por los futuros. 

¿Que Marcelino no vale como entrenador del Sevilla? De acuerdo, no vale. Es un desastre. Me da igual. Yo sólo quiero que el Sevilla gane el domingo.

¿Que los jugadores no están finos? Me importa un bledo mientras derroten al Villarreal en la próxima jornada. 

¿Que la planificación ha sido un desastre? Pues lo habrá sido, no voy a discutir nada. No me apetece hacerlo. 

Yo sólo sé que si el Sevilla le gana al Villarreal, los puestos descenso que algunos empiezan a mentar (ya hay que ser cenizo, o simplemente cabrón) se irán a ocho o nueve puntos. Y seguramente, los puestos europeos volverán a ponerse a tiro de piedra. 

Para eso tiene que ganar el Sevilla, eso es lo que yo quiero. Lo único que quiero. Y yo voy a apoyar al equipo para que lo consiga. No a Marcelino, ni a Del Nido, ni a Monchi, ni a un sistema de juego, ni a un jugador, ni a un canterano, o fichaje o lo que sea. Me da igual de todo eso. Yo voy a apoyar al Sevilla.

Al SEVILLA.

Eso es lo que voy a hacer. Y que cada uno obre en conciencia del modo en que le de la gana. 

Al fin y al cabo, sea quien sea quien juegue, entrene o dirija, voy a ser yo quien seguirá estando aquí.

lunes, 30 de enero de 2012

Falta sevillismo

De entrada, quiero decir que, en mi opinión, el Sevilla tiene plantilla de sobra para aspirar a uno de los cinco primeros puestos. No es la mejor de los últimos años, eso por supuesto, pero es que el nivel ha bajado en el fútbol español en general, no hay más que ver la mediocre liga que se está jugando y lo barata que está este año la Champions. Por tanto, creo que el Sevilla debería de estar mucho más arriba en la tabla en estos momentos. 

¿Qué es lo que falla?

Hay muchos, cada vez más, que señalan la figura del entrenador. Si la plantilla es buena y no rinde, el entrenador es malo. Pero yo creo que es más que eso. Creo que cargar todas las culpas sobre Marcelino es engañarse a uno mismo. O lo que es lo mismo, pensar que si se va Marcelino y viene otro, todo va a cambiar de un modo radical. Incluso si tal cosa ocurriese, sigo pensando que hay algo más, que no es sólo eso. Que hay algo que le falta al equipo, y que hasta que no se le insufle, cosas como las que están ocurriendo esta temporada se seguirán produciendo, esté o no Marcelino en el banquillo. 

A este equipo le falta sevillismo. A muchos jugadores les falta saber dónde están. Y los que sí que lo saben, no tienen el carisma suficiente para hacerles ver la importancia que tiene tal cosa. Y, por supuesto, el entrenador no tiene ni pajolera idea de lo que estoy hablando. Y si la tiene, pues mucho peor, pues o no sabe, o no quiere transmitir dicha idea. 

El otro día, en la magnífica entrevista que le hizo Juan Angel de Tena, y que publicó en su blog, David Castedo opinaba que desde que se retiró Javi Navarro, al Sevilla le faltaba un líder... o algo más que eso. Por si no lo habéis leido, decía lo siguiente:

"Desde que se fue Javi me da a mi que no hay nadie que haya cogido ese relevo. Quizás Palop, pero estando en la portería no es lo mismo que siendo un jugador de campo que puedes estar más encima del compañero y del partido en si.

Hace falta un jugador de ese tipo, más bien jugadores, que tiren del grupo, pero no solo en el Sevilla, en cualquier equipo. Ahora mismo en el Sevilla tu miras y dices, ¿quienes hacen esa función...?.

Cuando hay una base, el que llega se encuentra con ella y es todo mucho más fácil. Pero cuando se va marchando esa base, se pierde el núcleo que sustentaba esa unión, se comienzan a hacer grupitos y cada uno va por su cuenta...La verdad es que eso no ayuda demasiado."


¿Quién esa función en el Sevilla? Nadie. En la plantilla sevillista falta sevillismo. Hay grandes sevillistas en ella, pero, como decía antes, ninguno tiene el carisma necesario para imponerlo, por mucho que Jesús Navas sea uno de los capitanes. 

Claro que David no procede de la cantera. Ni la mayoría de los jugadores que triunfaron con él en el Sevilla. Y es cierto, pero ahí estaba don Joaquín Caparrós Camino, con su vena hinchada en el cuello, que metió sevillismo en vena al mallorquín, a Pablo Alfaro, a Javi Navarro, a Pep Martí... incluso a Renato. Y cuando el señor Caparrós se fue, el Sevilla tenía una base sevillista, aunque fuera de adopción. Unos líderes carismáticos que fueron capaces de transmitir esa pasión a los Palop, Drago, y compañía. Incluso de acoger a algunos de ellos en ese grupo de liderazgo. Luego, con Manolo Jiménez, algo de eso se mantuvo. Y a pesar de no desplegar un juego bonito, sí que hicieron gala de la casta y el orgullo sevillista para sacar adelante los objetivos de la entidad. Una vez cesado Jiménez, al tiempo que aquellos líderes sevillistas iban cediendo protagonismo (los que quedaban), todo se está viniendo abajo.

El Sevilla tiene una buena plantilla, pero le falta alma. No es que los jugadores no corran (ayer en Málaga corrieron, aunque fuera detrás de fantasmas). No es que no sean profesionales. No es que no cumplan con su obligación ni que dejen de tratar de hacer las cosas lo mejor posible. Es que les falta esa pequeña pizca de motivación que en tantas ocasiones supone la diferencia entre la victoria y la derrota. Quitando el partido contra el Madrid, y puede que el del Athletic, el Sevilla ha dejado de ganar partidos por muy poco. Por muy muy poco. Por esa pizca. Porque les falta sevillismo. Porque les falta ese líder, o líderes, que decía David. Esos jugadores, compañeros, que te pegan una voz, con los puños apretados y la mirada colérica, y que sólo con eso te pones las pilas aunque sea por no desmerecer. O, en su defecto, ese entrenador que no se queda quieto ni un momento, que te mira con la vena a punto de estallar y te lo dice todo con esa mirada. Que no hace falta más que verle el gesto para comprender que el equipo en el que juegas es más que una empresa que organiza eventos futbolísticos y participa en ellos. Que es un sentimiento.

Faltan esa persona o personas que te dejen claro que si el equipo pierde, no es solo que se dejan de ganar tres puntos. Es mucho más, y ese mucho más lo ves en la actitud de esa persona o personas. Y que si se gana, pues exactamente lo mismo, pero con la actitud opuesta. Falta eso. No es compromiso, no es profesionalidad, no es ni siquiera el afán por hacer las cosas lo mejor posible. Es más, yo no dudo de que haya jugadores que hasta le tenga un gran cariño al club y sientan las victorias y las derrotas de una forma especial.  Pero no llegan. les falta una pizca. Les falta sevillismo. 

¿Y cómo se soluciona esto? Pues a corto plazo, muy difícilmente. Seguramente echar al entrenador sea la primera medida necesaria a llevar a cabo, y más pronto que tarde. Mejor hoy que mañana. Pero eso no es suficiente. Con esa decisión se podrá acallar a la turba, pero esta no tardará en volver a rugir, porque el problema es otro. O, más bien, no es solamente ese.

Para estar undécimos, yo prefiero jugar con Luna, con Campaña, con Salva, con Luis Alberto y con Tejada en el banquillo. Para estar undécimos, podríamos vender a Rakitic, y a Perotti y a unos pocos más y sacar un gran beneficio económico que aumente aún más la solvencia económica de la entidad, ya que es tan importante (que lo es). Para estar undécimos, es mejor renunciar a los objetivos, centrarnos en la permanencia y crear un EQUIPO de sevillistas ávidos de triunfos. Sevillistas no necesariamente sevillanos. Ni siquiera canteranos. Hablo de jugadores verdaderamente comprometidos con la causa. No sólo comprometidos, sino verdaderamente comprometidos. 

Para estar undécimos...

Después del partido de anoche, me fui a la cama preguntándome ¿qué coño hace Joaquín Caparrós entrenando al Mallorca?

Ese fue el gran error de la planificación del Sevilla. Que tenemos de todo menos alguien que insufle lo que nos falta.

Sevillismo.

sábado, 28 de enero de 2012

Críticos pero justos, o sea, creíbles.

La semana que mañana concluye con el partido contra el Málaga ha sido de lo más pródiga en noticias y acontecimientos. Esto ha sido motivo de multitud de debates, cruces de opiniones y, cómo no, críticas. Cualquiera que pase por aquí a menudo sabe que a mí la crítica me parece indispensable siempre que sea constructiva. Cosa, que por desgracia, no siempre ocurre. Yo pienso que para que un crítico sea creíble, debe ser justo y ecuánime. A mí no me vale quien todo lo ve bien, quien se empeña siempre en ver el lado positivo de las cosas hasta el punto de inventárselo, obviando y olvidando lo que se hace mal. Eso es malísimo porque si no se reconoce lo que se hace mal, nunca se van a corregir los errores y se van a seguir cometiendo. Pero, por la misma razón, tampoco sirve de nada ver sólo lo negativo, empeñarse en azotar al club y a sus dirigentes sea cual sea la decisión que tomen. Nadie lo hace todo bien, pero tampoco todo mal. 

Por ejemplo, el otro día leí cierto comentario (no recuerdo donde) en el que se criticaba a la directiva por haber contratado a Marcelino en vez de a Bielsa, argumento lo supuestamente bien que lo está haciendo el argentino en el Athletic. Yo creo que hay motivos de sobra para criticar a Marcelino como para tener que inventarse otros nuevos. Marcelino, hasta ahora, no lo está haciendo bien en el Sevilla, hay multitud de cosas que echarle en cara. Pero lo de compararlo con Bielsa me parece exagerado. Al Athletic le regalaron el pase a la fase de grupos de la Europa League. ¿Qué habrían hecho ellos de haberse tenido que enfrentar al Hannover? Es cierto que los bilbaínos están vivos en Europa y nosotros no. Pero hay que ser justos y decirlo todo. Por otro lado, también es ciertos que están a un paso de la final de la Copa del Rey. Claro que se han tenido que enfrentar a Oviedo, Albacete, Mallorca, y ahora en semifinales al Mirandés. Sólo un Primera, el Mallorca. ¿Vistéis el gol que marcaron al Mallorca? Si no lo habéis hecho, aquí lo tenéis:




Y ahora decidme si esto es porque Bielsa es muy bueno, o no es más que suerte. Y, además, decidme si cuando Negredo tira al poste es porque Marcelino es muy malo, o es mala suerte. O cuando a Fazio le anulan un gol legal. Insisto, hay muchos motivos para criticar a Marcelino, pero para que esa crítica sea creíble, hay también que reconocer lo otro. Si no, yo lo que pienso es que ese crítico no es serio. 

Y todo por no hablar de que Bielsa ha heredado un EQUIPO conformado por Caparrós (aquí mejor que en ningún sitio sabemos cómo son los equipos que conforma Caparrós) ¿Qué ha heredado Marcelino? Y aún así, ahora mismo estamos empatados a puntos, pero llevan por detrás de nosotros todo lo que va de temporada. 

Cierto, en el partido que jugamos contra ellos nos dieron un baño, pero llamemos a cada cosa por su nombre. Seamos justos, Seamos creíbles. 

Con la dirección deportiva pasa una cosa parecida. Que cometieron un error en pretemporada, eso es algo indiscutible. Un error gordo. Vendieron a Rodri, nos quedamos con dos delanteros solamente, no trajeron a nadie más (y Luis Fabiano se fue hace ya casi un año) y bien que lo hemos lamentado. Pero creo que ese error se ha subsanado. ¿O no? ¿Qué hacemos? ¿Seguimos dándoles la vara con que cometieron un error, o esperamos a ver qué tal es este Babá que nos han traído para decir que lo han subsanado, o no?

Por otro lado, hay muchos que se quejan amargamente de que aquí parece que sólo importa el dinero, y que a cambio de él se deja a un lado el potencial deportivo. Es un argumento muy válido y muy cargado de razón. Pero también, además de eso, hay que decir otra cosa. No sé si habéis analizado el comportamiento del mercado de invierno. No sé si os habéis dado cuenta de que el Sevilla ha sido el único equipo que ha tenido la capacidad para gastarse el dinero en reforzarse. Estos han sido los fichajes en el mercado de invierno

Betis: Paulao
Granada: Silva, Borja Gómez
Levante: Botelho
Málaga: Kameni
Mallorca: Ogunjimi
Rayo: Diego Costa, Pulido y Armenteros
Zaragoza: Apoño, Aranda, Dujmovic

Y ya está. Se acabó. Y la inmensa mayoría de ellos han sido fichajes gratuitos, cesiones o directamente jugadores sin cotización ninguna que vienen por dos perras. 

Sólo el Sevilla ha sido capaz de gastarse dinero en jugadores de un nivel como Reyes o Babá (no se es el segundo máximo goleador de una liga porque sí, por mucho que no lo conociéramos). ¿No será eso consecuencia de la buena gestión económica del club?

Claro que alguno dirá que todos los equipos de Primera han hecho excelentes planificaciones deportivas, el Sevilla no, y por eso es el Sevilla el único que se ha tenido que gastar dinero en fichajes. Excelentes planificaciones como la del Villarreal, por ejemplo, tiesos como la mojama. O la del Málaga, que se ha gastado un dineral para estar en mitad de tabla, y que no puede fichar en el mercado de invierno porque deben dinero. DEBEN DINERO. El Osasuna les tiene denunciados porque no les han pagado el fichaje de Monreal, y por esa denuncia no se le permite fichar al club de la Costa del Sol (Kameni vino con la carta de libertad, y aún no es seguro que le permitan jugar)

Seamos justos, por favor. Es cierto que a veces es hasta desesperante ver la austeridad con la que se comporta la directiva, pero también lo es que luego somos los únicos capaces de solucionar los errores cometidos en la planificación y reforzar al equipo. Que errores cometen todos, otra cosa es que tengan capacidad de reacción.

Y esto está relacionado con las últimas noticias del traspaso de Cáceres y el retorno de Cala. A mí me ha parecido una operación soberbia, pero a otros no. A ver, sin duda, Cáceres era el mejor defensa que teníamos, pero tampoco es Beckembauer, hombre. Que aquí elevamos a la condición de fuera de serie a quien sea para pode cargar contra la directiva. Viendo como está el mercado (acabo de hablar de eso), nueve millones de euros por un defensa es una barbaridad. Una locura, diría yo. Y más por un defensa como Cáceres, que parece que ya nos hemos olvidado de la laguna vital que el año pasado "sufrió" durante meses. El uruguayo tiene muchísima proyección, pero no es Javi Navarro.

Seamos justos, seamos creíbles.

Y además, el club tiene la capacidad de hacer regresar a Cala, un jugador que la inmensa mayoría del Sevillismo estaba deseando ver de vuelta. Y lo estaba deseando porque considera que es muy bueno, aparte de sevillista. Por tanto, si consideramos que es muy bueno, también consideramos que puede suplir a Cáceres. ¿O no? ¿O quizás no podemos considerar esto último porque si lo hacemos ya no podemos meternos con la directiva' Es decir, que si lo consideramos así, tendremos que reconocer que la operación ha sido sensacional.

Yo me puedo equivocar, de hecho lo hago a menudo, pero os prometo que trato por todos los medios de ser justo en mis críticas. Que intento analizar las cosas para decir lo que está bien y lo que está mal cuando proceda cada cosa. Lo intento, os lo aseguro, y sin duda me equivocaré muchas veces. Pero lo intento. 

Sé que Marcelino lo está haciendo mal en muchos aspectos, y así lo reconozco, pero no me gusta que se le linche. Se le critica cuando se lo merece, pero sólo cuando se lo merece. Y respecto a la directiva, pues lo mismo. Ha cometido errores, los ha subsabado, ha llevado a cabo operaciones calamitosas (Alexis), y otras muy buenas. Buenísimas. Extraordinarias. 

Esta de Cáceres me parece de las últimas. Ya sé que me puedo equivocar, pero espero de corazón no hacerlo en este asunto. 


viernes, 27 de enero de 2012

Un movimiento inquietante

Hoy pensaba hablar de otra cosa, pero me he desayunado con esta noticia, y me ha parecido más interesante referirme a ella. Resulta que Jose María del Nido ha comprado el paquete accionarial de Jose María González de Caldas, convirtiéndose de ese modo en el máximo accionista a nivel individual de la entidad. Y lo primero que he pensado es que no me gusta nada este movimiento, a pesar de que, por ahora, no supone ningún vuelco en la situación accionarial del club.

Voy a empezar por el principio. Según una fuente que me parece de lo más fiable (este post publicado en 2008 en el blog del gran Agustín Rodríguez), en aquellos momentos el reparto accionarial del Sevilla estaba del siguiente modo:

Accionistas minoritarios .................. 44,21 %
Sevillistas de Nervión* ................... 31,95 %
José María González de Caldas ...... 10,84 %
Eduardo Romero .............................. 7,00 %
Rafael Carrión .................................. 6,00 %

*Jose María del Nido, Roberto Alés, José Castro, Francisco Guijarro, José Martín Baena y José Gómez Miñán.

A principios de 2009, Rafael Carrión compraba las acciones de Eduardo Romero, convirtiéndose de ese modo en el máximo accionista del Sevilla a nivel individual con un 13% del montante total. Fue un movimiento un tanto preocupante también, al menos para mí, ya que a mi me preocupa siempre que Carrión o De Caldas tomen protagonismo, el que sea. Fueron unos presidentes nefastos que nos llevaron a Segunda División y nos pusieron al mismo borde de la desaparición, por no hablar de los mamoneos que se trajeron con el estadio. Recordemos aquello que se decía que la única manera que había de que el Sevilla se salvase de la ruina era vender el Sánchez Pizjuán e irse a La Cartuja. Las conversaciones que hubo con Ayuntamiento y Betis para que ambos clubes compartieran el mal llamado Estadio Olímpico. El modo en el que se nos intentó vender la moto diciéndonos que en Italia, eso de compartir coliseo era de lo más común, poniendo como ejemplo lo que ocurre en Turín, Milán o Roma. En fin, algo semejante a una pesadilla. 

Eduardo Romero fue preguntado entonces por las razones que le llevaron a vender sus títulos, a lo que contestó que "llevo diez años apartado del gobierno del club y me ha parecido un buen momento para hacer esto porque hay tranquilidad en la entidad. Además, he vendido mis acciones a un gran sevillista y creo que se equilibra así la división del capital, que sigue estando atomizado para bien del Sevilla"

Una respuesta que puede valer, que tiene sentido (sobre todo por eso de que era un buen momento para vender por la tranquilidad que había en la entidad), pero que no aclara para nada las pretensiones de Rafael Carrión. De todos modos, a nivel general (más allá de las intenciones de cada uno), la cosa apenas cambió en la práctica. El reparto de las acciones del Sevilla quedó del siguiente modo, y así se ha mantenido hasta ahora, salvo que los grandes accionistas hayan comprado mucho a los pequeños y los porcentajes hayan variado.


Accionistas minoritarios .................. 44,21 %
Sevillistas de Nervión   ................... 31,95 %
Rafael Carrión .................................13,00 %
José María González de Caldas ...... 10,84 %

En función de este reparto, el club estaba controlado por el grupo Sevillistas de Nervión con un porcentaje cómodo y alejado de los personajes "peligrosos". La hipotética  unión entre Carrión y De Caldas sumaría un 24%, insuficiente a todas luces para dar un vuelco en el poder. La situación era muy cómoda para los gobernantes, y muy tranquilizadora para el sevillismo. El presidente está respaldado por otros accionistas, no tiene poder de por sí, por lo que se le puede cesar en caso de que las circunstancias lo requiriesen. Pero es que el grupo que respalda al presidente tampoco tiene la mayoría accionarial, la cual recae sobre el sevillismo de base. Es un concepto utópico, y para nada práctico, pero es cierto que el Sevilla es de los sevillistas.

Pues bien, con este movimiento de Del Nido, la cosa queda así:


Accionistas minoritarios .................. 44,21 %
Sevillistas de Nervión   ................... 42,79 %
Rafael Carrión .................................13,00 %


Y además, si Jose María del Nido no era ni siquiera uno de los máximos accionistas dentro del grupo Sevillistas de Nervión, ahora se convierte, por abrumadora diferencia, en el más poderoso de todos en el seno del mismo. De hecho, es el máximo accionista del club a nivel individual, por encima incluso de Rafael Carrión. Carrión que, por cierto, también anduvo detrás de esas acciones de De Caldas, las cuales no compró antes por el precio tan desorbitado que pedía esta. Y ello me hace pensar que Del Nido ha tirado la casa por la ventana para hacerse con el paquete. 

A ver, a mí, que De Caldas desaparezca del accionariado del Sevilla me parece una noticia extraordinaria. Pero la verdad es que no entiendo demasiado bien el afán de Del Nido por hacerse él, personalmente, con ese paquete. Llevando a cabo un ejercicio de buenismo exacerbado, podemos pensar que lo ha hecho por el bien del Sevilla, por quitar de en medio a un personaje tan controvertido y por intensificar la paz accionarial y el equilibrio de poderes. A la vez, por otro lado, que se mantiene la mayoría de las acciones en manos de los sevillistas de base. 

Sin embargo, es difícil entender por qué se está ofreciendo tanto dinero a estos sevillistas de base, uno a uno, individualmente, para que vendan sus acciones. No lo entiendo bien, no me gustan estas cosas, no sé. 

Y mi pregunta a continuación es la siguiente: ¿Qué va a hacer Rafael Carrión ahora? Se va a quedar quietecito en su casa, con un importantísimo paquete de acciones que, por muy importante que sea, no vale más que para tener a un hijo en el Consejo de Administración? ¿Va a llevar a cabo una especie de OPA para hacerse con buena parte de ese 44% de acciones que aún están en manos del sevillismo de base? ¿O quizás acabará vendiendo su paquete? Y si acaba vendiéndolo, ¿lo comprará Del Nido o cualquiera de los "sevillistas de Nervión" para que el grupo controle más del 50% del accionariado?

Sea como sea, las acciones del Sevilla siguen estando muy bien repartidas. Aparte de que cerca de la mitad siguen perteneciendo a sevillistas anónimos, el grupo "Sevillistas de Nervión está compuesto por seis personas con paquetes significativos, aunque ahora Del Nido tenga ahora, con diferencia, el más grande. Cuando digo que no me gusta la noticia, no me refiero a que me preocupe cómo queda el reparto de acciones. Me refiero a que no me gustan este tipo de movimientos, por mucho que los protagonice alguien en quien confío como es Jose María del Nido. Confianza que se puede quebrar en un momento dado, por supuesto, pero que hasta ahora no se ha producido el caso. 

Además, y esto es una opinión muy personal y para nada basada en ningún dato demostrable, a mí me da la impresión de que este es el paso que Del Nido quería dar antes de dejar la presidencia. Sé que puede parecer contradictorio, pero teniendo en cuenta que el peligro que tiene que el actual presidente se vaya radica en la posibilidad de que personajes nefastos de otra época vuelvan a irrumpir, con este movimiento se elimina a uno de esos personajes y se deja sin margen de maniobra al otro (que, por cierto, también andaba buscando ampliar dicho margen, lo cual también se ha evitado para bien del Sevilla), aparte de fortalecer el poder de los que ahora mismo mantienen el equilibrio de poder en el club. 

Deseo de corazón que la cosa sea así y que en el futuro no veamos nuevos movimientos de concentración de poder. Porque una de las cosas de las que más orgullosos nos podemos sentir los sevillistas es de que nuestro club es del sevillismo, no de unos señores con dinero que acaparan la mayoría de las acciones y que mañana pueden venderlas a Dios sabe quien.



jueves, 26 de enero de 2012

Los pardillos

Lo primero que quiero decir es que alabo el gesto de Sergio Sánchez, que ha matizado sus lamentables palabras de ayer, y del Málaga C.F., que ha colgado dicha rectificación en su canal de Youtube.

No obstante, no me resisto a comentar algo acerca de lo que este tipo dijo de la afición sevillista. Más que nada porque estoy de acuerdo en ciertos aspectos, y absolutamente en contra de algunos otros. 

Las palabras que más polvareda han levantado son las siguientes:

 "Cuando las cosas no van bien en el Sevilla, pues todo el mundo es muy malo y cuando las cosas van bien, todos son unos fenómenos, y en el mundo del fútbol no se puede ser tan radical"

 "En el Málaga saben bien de dónde vienen, saben que hay una oportunidad buena aquí, nos dan apoyo y el calor a pesar de que los resultados no van viniendo. La exigencia es buena, pero no como la traslada la afición del Sevilla. Con pitos, a base de llamar mercenarios a los jugadores, decir qué malos son, la forma de hacer ver esa exigencia no creo que sea buena, porque todo el mundo quiere ganar y hacer las cosas bien"

Vaya por delante que yo me he quejado muy a menudo del nivel de exigencia que a veces impone la afición sevillista está un poco pasado de revoluciones. Y lo mantengo. Por tanto, en ese sentido, puedo llegar a estar de acuerdo con lo que dice Sergio Sánchez. Aquí hemos crucificado a técnicos y jugadores de una forma a veces demoledora e injusta. Pero ni todo el mundo se comporta así, ni mucho menos, ni aun haciéndolo dejan a menudo de tener sus razones. 

Lo primero que me descuadra es lo que dice de que en el fútbol no se puede ser tan radical. A ver, no puede ser tan radical un presidente, un entrenador, un director de deportivo..., un responsable en definitiva. Pero un aficionado..., un aficionado puede hacer lo que le de la gana (dentro de unos límites). Todas las aficiones del mundo se comportan de un modo parecido, es incluso, diría yo, hasta parte de la propia esencia del fútbol. De la afición al fútbol. Además, el radical está siendo él, generalizando del modo en que lo hace. Si un futbolista no es consciente de esto, es que no sabe bien en qué mundo vive.

Pero lo que más me ha llamado la atención es eso de que en Málaga saben bien de donde vienen y que por eso dan apoyo y calor a los jugadores a pesar de que los resultados no van viniendo. Eso está muy bien, y será cierto sin duda, pero me parece alucinante que lo utilice para compararlo con el comportamiento de la afición sevillista.

Vamos a ver, de todos es sabido de dónde viene el Málaga. El Málaga C.F. actual es el heredero del C.D. Málaga, que desapareció en 1992. Fue entonces cuando su segundo equipo, el At. Malagueño, se emancipó de su condición de filial y se convirtió en el nuevo equipo titular, pasando a llamarse C.D.Málaga. En toda su historia, incluyendo el club desaparecido y el actual, lo más grande que ha hecho este equipo ha sido dos séptimos puestos (71/72 y 73/74) y dos octavos (2000/2001 y 2008/2009), las semifinales de Copa de la 72/73, y una participación en la UEFA, la temporada 2002/2003, a la que accedió vía intertoto (el año anterior terminaron 10º en la liga) y en la que llegaron a unos meritorios cuartos de final. 

De aquí es de donde viene el Málaga. Veamos ahora de donde viene el Sevilla.

Aparte de no haber desaparecido nunca y de tener una historia infinitamente más exitosa, en la última década el Sevilla ha ganado dos UEFAs, dos Copas del Rey, una Supercopa de España, una Supercopa de Europa y ha sido considerado el mejor equipo del mundo durante dos años consecvutivos. Aparte, lleva nueve temporadas consecutivas clasificándose para competición europea, lo que supone, por tanto, que lleva esas mismas nueve temporadas consecutivas quedando entre los seis primeros de la Primera División. 

Esto quiere decir que la exigencia en el Sevilla es abrumadoramente mayor que en el Málaga. Está claro que en el Málaga saben de donde vienen y exigen en consecuencia. Pero Sergio Sánchez ha estado dos años en Sevilla y debería, por tanto, conocer a la perfección que la comparación entre ambos clubes es absolutamente imposible. Es como comparar un BMW con un Twingo (dejemos que los Ferraris y Porches sean Madrid y Barça). Es como quejarse de que un BMW no acelera en condiciones y que llegue el del Twingo y diga "pues yo no le exijo a mi coche tanto como tú al tuyo". ¡No te jode! Es que tú tienes un Twingo y yo un BMW. 

De perogrullo.

Y que conste que yo no digo que la afición sevillista sea la hostia y nunca se pase de la raya. De hecho, se ha pasado en más de una ocasión, y eso no se lo niego a Sergio Sánchez. Pero, por favor, no hagas el ridículo tratando de poner a la misma altura a los dos clubes. Porque eso es, como digo, ridículo. Eso por no hablar de que la fidelidad de la afición del Málaga para con su equipo es lamentable. Mientras el malaguismo dejó desaparecer a su equipo (aparte de abandonarlo en una gran mayoría cuando pierde la categoría), los accionistas de base del Sevilla son los que copan la mayoría absoluta del accionariado del club. Es decir, que es el sevillismo el que acaparó las acciones cuando se vendieron, sin tener que esperar a que viniera uno con muchos millones para salvar al club de la quiebra cuando se modificó la ley en 1992. En el Betis encontraron a uno y se salvaron de la desaparición. En el Málaga no, y dejaron de existir. ¿De qué hablas, pues, cuando te refieres al comportamiento de las aficiones?

Supongo que el bueno de Sergio ya ha sido abducido por los que tratan de decir que un Málaga-Sevilla es un derbi, o por los que a principios de temporada ponían en duda quien era el mejor equipo de Andalucía a la vista de las plantillas que este año (sólo este año) cada club ha sido capaz de conformar. Y aunque es cierto que el equipo que ha creado el Málaga (a base de talonario) es magnífico, la realidad es que llevan todo lo que va de temporada mirándonos la matrícula. O sea, que ni en el mejor momento de su historia, que coincide con el peor de los últimos años del Sevilla, son capaces de superarnos. 

De todos modos, se agradece su rectificación. Al fin y al cabo, estas cosas siempre pasan en las previas de partidos como este. Es la actitud de la prensa. En vez de calmar los ánimos, los calientan. Y siempre hay un pardillo que cae en la trampa y hace las declaraciones que estos impresentables quieren para poder poner un buen titular. 

La semana pasada fue Mel, y esta Sergio Sánchez. 

Lo dicho, pardillos. 


miércoles, 25 de enero de 2012

¿Dónde están los millones?

El post que voy a escribir hoy está inspirado y basado en este otro escrito por Alvaro Yanes en la web Columnas Blancas, el cual recomiendo encarecidamente que leáis porque es interesantísimo. 

En el mismo se habla de la repercusión que puede tener en el fútbol, y más concretamente en el Sevilla, la subida del IRPF anunciada por el Gobierno hace unas semanas. En este sentido, hay que recordar que, según ese decreto gubernamental, las rentas más altas aumentarán el porcentaje que pagan de impuestos en un 7%. Dentro de las rentas más altas, evidentemente, están las que cobran los futbolistas. Pero esta medida no afecta a los mismos (o a la mayoría de ellos), ya que, normalmente, los emolumentos de los jugadores se pactan en neto, es decir, después de impuestos. Vamos, que un futbolista que gana X, gana X sea cual sea el porcentaje de impuestos que haya que pagar. Por tanto, es el club el que se hace cargo de los pagos a Hacienda. O sea, es el club el que verá incrementado su gasto salarial en un 7%, ya que los jugadores van a seguir ganando lo mismo. 

Según se puede leer en el post que comentaba al principio, el gasto salarial del Sevilla anda entre los 50 y los 60 millones de euros, con lo que se puede predecir que para la temporada que viene, pase lo que pase, sea como sea, el Sevilla tendrá que pagar 4 millones de euros más por este incremento en el IRPF. ¿De donde salen estos 4 millones? ¿En función de qué partida va el Sevilla a aumentar sus ingresos para hacer frente a este incremento de gastos? Además, hay que recordar que los ingresos por Copa del Rey y competición europea han sido inferiores a los presupuestados este año, que ha bajado el número de abonados, que no hay patrocinador para las camisetas... La desviación económica es, por tanto, muy importante.

Sin embargo, hay muchos que siguen preguntando a los cuatro vientos que dónde están los millones, confundiendo el concepto "fondos propios" con dinero en caja. Ya he hablado de esto en alguna que otra ocasión. Los fondos propios no son dineros. Los fondos propios se pueden definir (a grandes rasgos y simplificando mucho) como la diferencia entre activos y deuda. O sea, entre lo que se tiene y lo que se debe. Dentro de los activos está el dinero líquido, obviamente, pero hay mucho más. Un activo puede ser un jugador, un edificio, cualquier bien tangible en definitiva. Cuando la deuda de una sociedad es mayor que sus activos, se considera que está en quiebra. Por tanto, el tamaño de los fondos propios indica cómo de lejos está una entidad de una situación como la quiebra, pero nada dice del dinero contante y sonante que hay en caja.

Es cierto, no obstante, que el tener un buen volumen de fondos propios facilita la labor de endeudarse. Vamos, de que un banco se fie de ti lo suficiente como para estar dispuesto a prestarte dinero. Pero endeudarse es aumentar el concepto "deuda" de esa balanza que puede llevar a la quiebra. Claro que endeudarse para obtener un activo (fichar a un jugador) equilibraría dicha balanza. E incluso podría llegar a aumentar los fondos propios si ese jugador se revaloriza hasta más allá de lo que se pidió prestado para ficharlo. 

Pero todo esto no son más que conceptos contables, mientras que de lo que hablaba al principio, pagar un 7% más a Hacienda, es dinero físico. Vuelvo a preguntar, ¿de dónde puede salir ese dinero si ya de por si tenemos una desviación negativa del presupuesto por haber ingresado menos de lo previsto en ciertos conceptos? Seguramente esto explique por qué el Sevilla se ha deshecho de Martín Cáceres en el mercado de invierno. Un jugador que costó 3 millones de euros se vende por cerca de 10. La balanza activos-deuda se mantiene equilibrada por ese beneficio (se pierde un activo, pero se gana mucho más de lo que costó) y, además, se tiene dinero contante y sonante para hacer frente a esos gastos de más que están por venir. 

¿Y qué pasa con la pérdida en lo deportivo? Habrá que ver. Recordemos que precisamente Cáceres llegó cedido porque no había dinero para fichajes. O no se quería arriesgar el que había. La solución estaría en llevar a cabo una operación semejante, es decir, traer a un jugador a coste bajo que no desmerezca demasiado al que se ha ido. 

Todo esto de lo que estoy hablando es discutible. Cualquiera podría venir diciendo que quien no arriesga, no triunfa. Que si queremos estar en Champions y aumentar mucho nuestros ingresos, necesitamos mantener a los mejores jugadores para no perder potencial deportivo. Arriesgamos económicamente y luego obtenemos el premio gordo de la máxima competición europea. Premio gordo en lo deportivo y en lo económico. 

Y ese cualquiera tendría toda la razón del mundo. 

Sin embargo, por la razón que sea, la directiva ha decidido comportarse con austeridad. Es otra forma de arriesgarse. En este caso, no se arriesga el dinero, sino en lo deportivo. Se asegura la solvencia del club, pero se pierde potencial en la plantilla, a la espera de que quien llegue lo haga lo bastante bien como para no acordarse demasiado del que se ha ido. Y esta otra opción también es igual de válida. Y para justificarla, recordemos la situación en la que se encuentran nuestros principales rivales: Atlético de Madrid y Valencia, con una ruina que tarde o temprano les pasará factura. El Atlético debe dinero por todas partes, no hay más que ver lo que pasó con Reyes, y vende continuamente para intentar paliar ese problema. Aunque luego se le va la olla fichando a Falcaos y siguen en las mismas. El Valencia, por su parte, se vio obligado a desprenderse de Villa, de Silva, de Mata, de Joaquín... y siguen con una deuda tan monstruosa que nadie sabe por donde van a salir. El Málaga tiene a un tío que pone los millones que haga falta... hasta que se aburra y se vaya. El Villarreal también está angustiado por las deudas, y además este año le va fatal en lo deportivo.

¿Alguien duda de que, tarde o temprano, el Sevilla se verá favorecido por su austeridad? Aunque sea por eliminación, es decir, porque a sus rivales les coman sus problemas económicos hasta el punto de no poder competir en los niveles actuales. 

Yo, sinceramente, prefiero a un equipo quinto y saneado que a uno tercero y arruinado. Eso sí, por favor, a ver si nos ponemos quintos aunque sea, que, por mucho que diga el presidente, un noveno puesto es un suspenso. 


martes, 24 de enero de 2012

Babá y el fondo de inversión

La semana pasada, todos nos sorprendimos al conocer la noticia de que el Sevilla había fichado a un delantero senegalés, que jugaba en un equipo modesto de la primera portuguesa y que respondía al exótico nombre de Babá. Después de tantos dimes y diretes alrededor de la figura de Giovani dos Santos, del fichaje de Reyes, de los rumores de traspaso de Cáceres y de los jugadores que sonaban para, hipotéticamente, suplir al uruguayo, nadie se dio cuenta de que el Sevilla se estaba moviendo en la sombra para acabar por traerse a este delantero.

Decía ayer Monchi que se trata, ni más ni menos que de una oportunidad del mercado. Que este verano se hablaba de que pidieron 10 millones al Celtic de Glasgow y por eso el Sevilla se retiró de la puja. Pero que ahora se puso a tiro y a por él que se fueron. 

En un principio me pregunté cómo es que en verano no se tenía dinero para traer a Giovani por 8 millones, y ahora sí que lo ha habido para gastarse más o menos eso por Reyes y Babá. Entiendo que no es lo mismo traer a dos que a uno, pero el montante total es el que es. Al final resulta que la operación se ha llevado a cabo mediante un fondo de inversión que se reserva una parte de los ingresos de un futuro traspaso. Algo semejante a lo que ocurría con Luis Fabiano. 

No es la primera vez que se hace un fichaje utilizando esta fórmula en el mercado futbolístico, y parece ser que no será ni mucho menos la última. Más bien al contrario, es una opción cada vez más en boga a la vista de la situación en la que se encuentran muchos equipos de fútbol en la actualidad. Este verano, sin ir más lejos, hubo mucha polémica en Zaragoza porque ese club, en concurso de acreedores, fichó al portero Roberto por más de 8 millones de euros. Claro que ellos apenas desembolsaron nada, ya que la operación fue llevada a cabo mediante un fondo de inversión. La polémica surgió, no sólo por las dudas que generaba tan costosa operación en un club intervenido, sino también porque el presidente del mismo, Agapito Iglesias, es uno de los socios de dicho fondo. 

Esto de los fondos de inversión se dice que está muy extendido en Sudamérica, especialmente en Brasil, donde los inversores se hacen con los derechos económicos de los jugadores que destacan a edades tempranas, con vistas a sacar beneficio de un futuro traspaso cuando cuajan en futbolistas de élite. Estos jóvenes jugadores suelen proceder de familias muy humildes, y para convencerlos les ofrecen formar parte de dicho fondo. O sea, llevarse ellos mismos un porcentaje de aquel futuro traspaso. Imaginaos, pues, una empresa que no se gasta nada en firmar con un chaval de diecisiete años la cesión de sus derechos económicos. Sólo le ofrecen pongamos que un 10% de los ingresos de la supuesta venta en el futuro. Supongamos que dicha venta se hace por 1 millón de euros (cifra baja para lo que se maneja en el fútbol). Los inversores ganan 900.000 y el jugador 100.000. Con cien mil euros, ese chaval saca a su familia de la favela sin ningún género de dudas. 

Claro que esto está muy bien con jugadores jóvenes, sin compromisos previos y que apenas suponen coste para el inversor. Pero la cosa cambia cuando hablamos de jugadores que ya tienen cierta cotización. Como es el caso de Babá. Para operaciones como esta, la empresa inversora debe de tener alguna forma de estudiar el objeto de su inversión, es decir, conocer quien es el jugador y su potencial, de manera que puedan calibrar el riesgo de meter dinero en esa inversión y conocer las probabilidades de rentabilidad y beneficio. 

Yo no conozco a Babá de nada. Pero de nada en absoluto, jamás había oído hablar de él. Sin embargo, el hecho de que una empresa inversora se haya decidido a poner su dinero en esta operación me hace pensar que proyección debe tener. De otra manera, ¿quién se iba a arriesgar a invertir su dinero? Porque el Sevilla se va a beneficiar de su juego, pero la empresa inversora no verá ni un duro hasta que el jugador sea vendido o el Sevilla decida pagarles lo que les corresponde para hacerse con la totalidad de los derechos. Algo deberá tener el senegalés, algo le habrán visto, porque tres millones son muchos euros como para invertirlos porque sí, y para que sea un club de fútbol como el Sevilla quien se aproveche de las prestaciones del futbolista. 

Por tanto, e insistiendo en mi total desconocimiento hacia este jugador, pienso que puede ser interesante al menos verlo jugar, dejarle un tiempo para que se aclimate y se haga al equipo. Ya sé que los hay por ahí que dicen que no lo ven como jugador del Sevilla. Yo, estas afirmaciones no me las explico. En su vida han visto al jugador, pero ya aseguran que no vale. ¿Cuántas veces verían estos a Kanouté antes de venir al Sevilla? ¿Y a Dani Alves? ¿Estarían de acuerdo cuando decían de ellos que eran un viejo que no tiene gol y un futbolista de chiste?

De verdad que los hay necios a más no poder. Démosle una oportunidad al muchacho. Aunque sólo sea para ver en quién se ha gastado tanto dinero ese fondo de inversión. 

lunes, 23 de enero de 2012

Un mundo bipolar

Desde hace más de treinta años, los españoles vivimos en una sociedad democrática que se jacta de asegurar lo que se denominan "libertades", entre las que se encuadran las de pensamiento y opinión. Somos libres de pensar lo que queramos, y también de expresarlo sin temor a ningún tipo de represalia, al menos en lo que a la legalidad se refiere. 

Sin embargo, a la hora de la verdad, esa libertad es coartada de un modo implacable por una serie de máximas auto excluyentes, de manera que uno es encuadrado en según qué conjunto, o grupo de opinión, sin que a veces parezca posible escaparse de ese tipo de corsés. Es, como digo, una forma de limitar la libertad de opinión, de simplificar las cosas hasta un punto que puede rayar lo absurdo, y a menudo nos olvidamos de que la capacidad intelectual del ser humano (al menos potencialmente) va mucho más allá. 

Por ejemplo, en España, el hecho de ser republicano está irremediablemente encuadrado en ciertas sensibilidades políticas. Pero, a decir verdad, se puede ser republicano y no ser de izquierdas. El republicanismo no es propiedad exclusiva de la izquierda. El Partido Republicano es el partido más derechista de EEUU. Francia e Italia son repúblicas, pero alternan gobiernos de izquierdas y derechas. Suecia, Noruega y Dinamarca son los grandes ejemplos mundiales de políticas social - demócratas, la cuna del estado de bienestar, izquierdistas casi por naturaleza. Sin embargo, son monarquías. 

Ser republicano es defender que la jefatura del estado no se herede, sino que se elija en las urnas. Es la única diferencia entre un modelo y otro. Hay repúblicas que se gastan más en la jefatura del estado que España en su casa real.  Y aquel deseo no tiene nada que ver con la ideología del individuo. Hay gente de izquierdas que lo flipan con la casa real. Y gente de derechas que opinan que lo mejor sería una república. 

Por otro lado, se puede ser cristiano y no ser derechas. Incluso ser creyente y de izquierdas. Es más, yo creo que Jesucristo fue el primer comunista de la historia. Analizad sus prédicas, y el entorno en el que fueron proclamadas, y veréis hasta qué punto fue un personaje rompedor y hasta subversivo. Cuando no, pues, progresista. Las creencias religiosas no están reñidas con la ideología. Al menos en una sociedad democrática como la nuestra. 

Bajando un poquito a asuntos algo menos trascendentes, que uno no vote al PP no quiere decir que lo haga por el PSOE. Ni viceversa. No votar al PP no es sinónimo de ser de izquierdas. Ni al contrario. No votar al PSOE no es ser facha o nacionalista. El pensamiento humano es muchísimo más complejo que eso. O al menos así debería de ser, aunque seamos los propios humanos quienes impongamos esas simplificaciones. O aceptemos que se nos impongan desde ciertos poderes. 

Y si esto lo aplicamos a nuestro día a día, la cosa se torna hasta casi absurda, como decía al principio. Si uno no cree en la igualdad de sexos impuesta, es tildado de machista sin dilación. No ser machista supone, por ejemplo, defender que en un consejo de administración haya justamente el mismo número de hombres que de mujeres, cuando, en verdad, en dicho consejo deberían estar los mejores. Y si el número de mejores es superior en el sexo masculino, pues debería haber más hombres. Claro que si hay más mujeres en ese selecto grupo, pues debería haber más de ellas, cosa que no será posible si exigimos siempre la paridad. ¿Quien es más machista? La exigencia de paridad puede llegar a ser machista porque obliga a poner a hombres menos preparados en lugar de mujeres que lo están más. Absurdo, ¿no?

Sigamos bajando y lleguemos al fútbol, que, al fin y al cabo, es de lo que se habla en este blog normalmente. En España, la bipolaridad en este asunto es alarmante. A pesar de tratarse del deporte rey y de haber cientos de equipos federados, aquí parece que sólo se puede ser del Madrid o del Barça. Y, además, de un modo excluyente hasta extremos casi irracionales. A saber, si uno dice que Jose Mourinho es un impresentable, no sólo eres tildado de de culé, sino incluso de antimadridista. Como si Mourinho fuera el Madrid. Como si el Madrid no fuese una cosa lo bastante grande como para superar a un impresentable como Mourinho. No se puede decir que el Madrid es un club grande y luego tachar de barcelonista a quien se mete con su técnico. Bueno, no se debe. Poderse, se puede, y de hecho lo hacen. Y quien dice Mourinho, dice Florentino. O si se asegura que Messi es mejor que Cristiano. Incluso, esta semana se ha dado a entender que si se dice que Pepe es un animal por patear a los contrarios, entonces uno es casi un racista por no meterse de igual forma con Busquets, que parece que llamó mono Marcelo. Claro que igual Mourinho no ha caído  en que el concepto "mono" puede referirse en castellano a "guapo". En fin, me paro que me dejo llevar otra vez por lo absurdo. 

Que solo falta que por que a uno le parezca Guardiola más educado que su homónimo madridista, me tilden de nacionalista catalán, con lo que a mí me resbalan el Madrid, el Barça, los centralismos y los nacionalismos. 

Y los sevillanos no nos libramos, por supuesto. Cuando yo he dicho fuera de Andalucía que soy sevillano, me han llegado a contestar con la petición de que cuente un chiste, a lo que yo amablemente siempre contesto: "Cuéntalo tú, capullo". Dicha réplica descuadra a los que viven en el norte porque la asociación sevillano - gracioso es indisoluble de un modo total. Valiente gilipollez. Por supuesto, si uno es sevillano, ha de ser más de Semana Santa o de Feria, cuando hay gente que las disfruta por igual, y otros que las aborrecen con la misma intensidad. Y dentro de la Semana Santa, o Macarena o Trianera, el resto de las hermandades o cofradías son absolutamente prescindibles. 

Y de fútbol, ¿qué os cuento? Sevillista y antibético, o viceversa. Y a matarse entre unos y otros. Además, el sevillista es señorito y acomodado, y el bético humilde y currante. Eso por supuesto. En la semana previa al derbi disputado el sábado, sevillismo y beticismo se propusieron llevar las cosas de la forma más cordial posible, con bastante éxito dicho sea de paso, y afortunadamente, a pesar del empeño de buena parte de la prensa en buscar la polémica, con Pepe Mel cayendo en la trampa a lo pardillo y diciendo unas tonterías que le dejan en un lugar no demasiado admirable. 

Y llegando al final, dentro del sevillismo, en los últimos tiempos se ha impuesto la bipolaridad entre ser crítico u oficialista, sin acabar de caer en que se puede ser crítico con el equipo, pero no pedir la cabeza de nadie. Por cierto, la palabra "crítica" no necesariamente se refiere a estar en desacuerdo con algo, o incidir en la parte negativa de lo que sea. La crítica puede ser positiva. En el mundo literario, la función de "crítico" es general, no parcial hacia el lado malo de las obras. Un crítico literario es un, digamos, opinador literario. Y esa opinión, esa crítica, puede ser buena o mala. Se puede, por tanto, ser crítico y alabar al equipo a la vez. No es ninguna contradicción. 

Y asumiendo esa labor de crítico, me gustaría decir que, dentro de la mediocridad en la que estamos instalados, últimamente se está viendo otra cosa. Como si se hubiese encontrado cierta tecla y sólo faltara pulsarla con energía. Ya se vislumbró en el partido de vuelta de Copa contra el Valencia. Y más aún en la primera parte contra el Español. Pero es que el partido contra el Betis fue soberbio, y ya me habría gustado a mí ver qué tal se hubiesen dado las cosas de no ser expulsado Fazio. Uno mira los datos de la primera vuelta, ve esos ocho empates que llevamos, y se imagina la cantidad de puntos que tendríamos de más de haber estado una pizca más acertados ante el gol. Precisamente para eso se ha fichado a Babá.

Y yo que sigo con mis cosas, no puedo dejar de recordar que en 2006, en la primera temporada de Juande, el equipo acabó la primera vuelta también 8º, y más o menos a la misma distancia del objetivo que ahora. Por cierto, a Juande se le decía exactamente lo mismo que a Marcelino en estos tiempos. 

¿Se puede ser crítico con el Sevilla, pero estar ilusionado con lo último que se está viendo (y fichando)? ¿Se puede decir que el Sevilla ha hecho una primera vuelta muy mediocre, pero que, viendo lo que se está viendo, se tienen esperanzas de enderezar el rumbo en la segunda?

Afirmo que sí, de la misma forma que se puede ser cristiano y republicano a la vez. O monárquico y votante del PSOE. O aficionado al fútbol, pero de un equipo que no sea Madrid o Barça. O madridista, pero aborrecer a Mourinho. O sevillano y a la vez antipático. Y no sólo antipático, sino también que no te guste la Semana Santa, ni la Feria y que seas sevillista, pobre y para nada antibético. 

Que curioso lo que hay que ver. Si es que a veces pienso que estoy vivo porque en el mundo tiene que haber de tó. 

sábado, 21 de enero de 2012

Una de charcos

Decía el otro día Pepe Mel que, con aquello del famoso NO, Marcelino se metió este verano en un charco del que sólo podrá salir ganando con holgura en el Villamarín. Ya de por sí, la afirmación es una soberana chorrada. Marcelino no se metió en un charco porque dijo una cosa que es tan verdad, que se puede calificar hasta de perogrullada. Es más, para que dicha afirmación se tornase falsa, el Betis se tendría que convertir en el equipo revelación del año. Vamos, en la sorpresa del campeonato. Y como indica el significado del concepto "sorpresa", se trataría de algo completamente inesperado y que provoca asombro e impresión, lo cual le daría la razón al preparador asturiano cuando dijo que, a priori, el Betis no tenía nivel para competir con el Sevilla. Aún incluso si el Sevilla sólo gana de forma apretada. O si empata. O si pierde. O hasta si lo hace de forma holgada, en un partido todo es posible. El propio Betis estuvo a punto de dar una campanada en el Nou Camp, pero eso no quiere decir que el nivel de ambos clubes sea parejo. Faltaría más. Una perogrullada, ya digo.

Y para reforzar este argumento, no hay más que ver la clasificación. Mitad de temporada. El Sevilla ha ganado dos puntos de los últimos doce disputados, mientras que el Betis se ha llevado nueve de esos mismos. Y aún así, siguen tres puntos por debajo. Ni tras una nefasta racha de unos ocurrida al mismo tiempo que una fantástica de los otros son capaces de superarnos. ¿Es que eso no muestra a las claras la diferencia de nivel? Más allá, incluso. Si se cumple la lógica y el Sevilla gana, las rachas de cada uno serían de 5 de 15 y de 9 de 15. O sea, una mala y otra más que positiva para un equipo recién ascendido. Pues bien, en ese caso, y después de una racha tan mala de uno ocurrida a la vez de otra tan buena para el otro, la diferencia sería de seis puntos. Claro que, si el Betis ganase, terminaría la primera vuelta empatado a puntos con el Sevilla. Para dos equipos de nivel parejo, eso sería lo normal. Pero si eso se produjese, el sevillismo hablaría de soberano fracaso y el beticismo del mayor éxito en los últimos cinco años. Si todo esto no es argumento para defender que el nivel de uno y otro es absolutamente diferente, que venga Dios y lo vea. 

Por tanto, no creo que Marcelino se metiera en ningún charco con aquello que dijo. Es más, para charco, fijaros el que ha pisado la creaturita Mel diciendo que "si el Betis gana el derbi, permanecerá en primera con la gorra"

Toma ya. En hablando de charcos. Se ve que ya no se acuerda de esa racha de un punto de treinta posibles de hace no tanto.

Y para justificarse, asegura que eso sería así "porque terminarían la primera vuelta con 25 puntos, más allá de la media que hace falta para salvarse".

Matemática pura. Lógica absoluta. Planteamiento irrefutable. Si acaban la primera vuelta con 25 puntos, automáticamente le son concedidos otros 25, con lo que ya tienen la permanencia ganada. Ahora, a por la UEFA. Ah, no, que no la pueden jugar por estar en concurso. 

A mí no me entra en la cabeza que aquel NO de Marcelino tuviera tanta repercusión, y esta absoluta estupidez de Mel no provoque la risa generalizada. Ya sé que la historia del Betis está llena de frases estúpidas, como aquella de Dani, el delantero cani, que dijo que "cuando Javi Navarro gane una Copa del Rey y juegue la Champions, hablaré de él". Y continuó diciendo algo así como que él con veitipocos años había conseguido más que el valenciano con más de treinta. Eso fue hace ahora seis años, justo antes de la cascada de títulos sevillistas. La época del "Lo Ciento" y demás gaitas.

Bueno, pues no aprenden las creaturitas. Siguen con sus ridículas soflamas. Y, además, se permiten el lujo de acusar a los demás de meterse en charcos por decir perogrulladas.

Pero es que, para colmo, al final acaba dándole la razón al NO de Marcelino cuando dice que "a principios de temporada, los objetivos de los dos eran dispares, y teniendo en cuenta objetivos, el Sevilla es favorito".

Vamos, que el Sevilla juega a otra cosa diferente que el Betis y que, por tanto, debido a esa diferencia de nivel y de objetivos, el favorito es el Sevilla. Lo mismo que dijo Marcelino con aquel simple NO.

La verdad es que me siento un poco extraño escribiendo este post porque a mí no me gusta hablar del Betis. Les respeto, no les deseo el mal y, francamente, no me afectan para nada. Además, me parece magnífico que la semana pre-derbi haya sido tan agradable, tan bien llevada por los integrantes de uno y otro club, tan respetuosa por parte de todos. Ese es el espíritu que debemos mantener. Unión cuando se requiere para defender lo que nos une, es decir, la Ciudad de Sevilla, y pelea a muerte deportiva en cuanto comienza a correr el balón.

Lo que pasa es que, desde ciertos ámbitos (sobre todo periodísticos), se intenta por todos los medios calentar el asunto para rememorar viejas cuitas que hoy día no tienen sentido. El derbi como era conocido hace unos lustros ya no existe. Ya no hay ese tipo de rivalidad. El Sevilla es demasiado superior al Betis como para que la haya. Siempre lo ha sido, pero en la última década ha pegado el tirón definitivo. No hay igualdad como para que pueda haber competencia. Sinceramente, para mí no deja de ser un partido simpático, diferente porque la afición rival está metida en mi propia familia, pero a partir de ahí, nada de nada. Es cierto que quedan reminiscencias de lo que una vez fue, y siempre habrá bocazas como Mel para darle bola a los que se agarran al recuerdo como a un clavo ardiendo. Pero nada de eso puede evitar que lo pasado, pasado esté, y que el futuro que quede por escribir se haga de una forma diferente a lo que hasta hace no mucho fue. 

Luego, el partido será otra historia. A un único partido, cualquiera puede ganar. Pero los objetivos de uno y otro seguirán siendo los mismos, pase lo que pase. Y la grandeza. Y la exigencia. Y el nivel de la plantilla. Y la mentalidad. Nada cambiará sea cual sea el resultado.

Por tanto, y hablando de charcos, mucho más grande me parece el que ha pisado Mel que aquel en el que dice este que se metió Marcelino.

viernes, 20 de enero de 2012

Un proyecto a medio plazo



Las dos noticias que se han producido esta semana, el fichaje del delantero senegalés Babá y la renovación por cinco años de Monchi, me han confirmado algo en lo que yo confiaba, pero de lo que no se puede saber a ciencia cierta, más que nada porque uno no está dentro del club: que se sigue trabajando con normalidad en un proyecto a medio plazo.

Yo creo que lo primero que hay que tener en cuenta es que el Sevilla está empeñado en no tener problemas con la economía. Que la situación actual es complicadísima en la sociedad en general. Y respecto al fútbol, no hay más que ver en qué condiciones se encuentran una gran cantidad de clubes, muchos de ellos acogidos a la Ley Concursal, o con deudas estratosféricas que tarde o temprano acabarán pasándoles factura. En este sentido, el que la directiva se empeñe en controlar las cuentas hasta el último céntimo me parece fundamental si de verdad queremos tener un proyecto medioplacista. Nos podríamos gastar lo que no tenemos en jugadores y entrenadores de primer orden, y así conseguir (o aspirar a conseguir) unos grandes resultados a corto plazo. Pero eso no vale de nada después, porque siempre que uno se gasta lo que no tiene, acaba pagándolo caro. Que cada uno piense en su propia economía familiar para entender esta máxima tan de sentido común.

Por otro lado, a nivel deportivo, la situación en la que se encuentra el Sevilla es muy complicada. Aparte de la crisis que nos azota, la plantilla que tanta gloria nos dio se está desmantelando (el tiempo no perdona) y es necesario un cambio generacional. ¿Cómo se hace eso si no se tiene dinero para ello? ¿Cómo se sustituye a un jugador como Luis Fabiano? ¿O Dragutinovic? ¿O Renato? ¿O Kanouté, cuando llegue el momento?

He aquí el mayor error que ha cometido Monchi. Que durante la época de vacas gordas se gastó mucho dinero en jugadores que no han rendido como se esperaba. Jugadores que deberían haber tomado ese testigo para hacer el cambio poco a poco, la mejor manera de hacerlo. Jugadores como Acosta, Chevantón, Koné, Mosquera, Romaric, Konko, Duscher, De Mul, Guarente, Cigarini o Alexis han sido sonoros fracasos que, de haber triunfado, hubieran ocupado los puestos que dejaron aquellos grandes jugadores. Claro que una cosa es fracaso, y otra error. Para mí, errores fueron Mosquera, Romaric, Konko y Alexis. Jugadores que tuvieron oportunidades y que con ellas sólo demostraron que no valían lo que costaron. En el caso de Konko y Mosquera se recuperó buena parte de lo invertido. Lo de Romaric y Alexis es otra cosa. Sin embargo, Chevantón, Koné, Acosta, Guarente y De Mul han sido acribillados por las lesiones, y de esa manera es imposible que triunfen. No es que no hayan demostrado nada, es que no han podido tener continuidad. Quizás De Mul se ha visto desbordado por el hecho de tener que competir con Navas e igual lo debería haber puesto en el primer grupo, pero bueno. Y a Duscher y Cigarini no los tengo en cuenta porque no supusieron una inversión de dinero importante.

Dicho esto, reconocido ese error, es de alabar que la dirección deportiva se haya dejado de grandes inversiones para pasar a hacer fichajes baratos. Yo recuerdo, en los primeros años de Monchi, que se decía que si sin dinero era capaz de hacer lo que hacía ¿qué ocurriría si le diesen un presupuesto de millones? Pues ya lo hemos visto. Ahora toca recuperar la política que nos hizo grandes. Eso se está haciendo.

Los últimos fichajes de Monchi, a saber: Cáceres, Medel, Rakitic, Trochowski, Del Moral, Spahic, Coke, Reyes y ahora por último Babá (amén de Hervás, que se incorporará en verano) recuerdan a lo que fueron en su día los que conformaron la plantilla que tantos títulos ganó. No sé qué rendimiento acabarán dando, pero se trata de jugadores de un nivel que vinieron a precios asequibles. No se arriesga demasiado económicamente y, además, si alguno triunfa de verdad y sube su cotización, se puede obtener un importante beneficio económico ya que fueron comprados muy baratos.

Claro que nos encontramos con un tercer problema (después de la economía y del relevo en la plantilla) que es que el equipo es casi entero nuevo. Esto es consecuencia del error que comentaba antes. Si aquellos jugadores que tanto costaron hubieran salido bien, ahora mismo los nuevos se tendrían que acoplar a un grupo ya hecho, no necesariamente crear un nuevo grupo. El caso es que, en efecto, hay que crear un nuevo grupo, y eso lleva tiempo. Por eso lo de "proyecto a medio plazo".

Este verano nos quedamos sin el delantero que todos sabíamos que le faltaba al equipo. Supongo que la directiva decidió arriesgarse a esperar al mercado de invierno y fichar a buen precio antes que gastarse lo que no tenían en según qué jugador. Muchos nos preguntábamos si no había en el mundo otro futbolista que no fuera Giovanni Dos Santos. O sea, si es que no tenían trabajado el mercado. Me preocupaba el asunto, aunque nunca dejé de confiar del todo.

Efectivamente, mi confianza ha tenido premio. Por menos del precio que pedían por Giovani, han venido dos jugadores: uno de ellos contrastado, experimentado, aún joven y sevillista (Reyes), y otro joven, goleador y con mucha proyección (Babá). Pero sobre todo, el saber que el club funciona y que sigue haciendo lo que debe. De lo de Babá no se ha enterado nadie hasta que se ha hecho. Y mira que los periodistas dan palos de ciego a diestro y siniestro en busca de acertar con el bulto en alguna ocasión. "Fichaje sorpresa" dicen algunos. "Operación relámpago", se excusan otros. La verdad es que yo no creo que Monchi se levantara un día pensando "Voy a sorprender a todos fichando al delantero del Marítimo de Funchal. Quien sea que juegue de delantero allí". Y que le comentara su intención a Del Nido, para que este contestara entusiasmado: "ya creí que no lo ibas a proponer nunca. Hagamos una operación relámpago, verás la sorpresa que se lleva el personal".

No creo que las cosas fuesen así. Supongo, más bien, que es un jugador al que llevan siguiendo desde hace tiempo, como suele ocurrir, y que se les ha puesto a tiro. Además, en mi opinión, es justo lo que necesita el equipo en ataque. Un delantero centro con todas las letras. Alto, fuerte y goleador. No un media punta, sino un tanque arriba que las meta. Y ahí lo tenemos. Todos, yo incluido, claro, nos venimos llevando las manos a la cabeza desde el verano al ver lo cortos que estábamos arriba. Y más aún cuando Del Nido y Monchi dejaban claro que no era un punta estilo Negredo lo que se buscaba, sino más bien estilo Del Moral. Y mareaban la perdiz con Giovani, hasta que llegó Reyes. Y los había que pensaban que igual venían los dos (yo incluido). Y al final, el que viene es un delantero de verdad.

¿Algún día comprenderemos que, en materia de fichajes, nunca nos van a decir la verdad porque hacerlo dificultaría las operaciones que están en marcha?

Entono el mea culpa el primero. Ya me había hecho a la idea de que tendríamos que aguantar con Negredo y Kanouté hasta final de temporada. Ya había asumido lo que para mi era un error de bulto, a la espera de que lo solucionaran en verano.

Y de repente, esto.

Aparte del rendimiento que finalmente de, el fichaje del senegalés ha hecho que recupere la confianza que estaba empezando a perder en el Consejo de Administración. La negativa a reforzar la delantera me parecía un error demasiado evidente como para pasarlo por alto. Ahora resulta que, sin que ya nadie lo esperase, refuerzan dicha línea. Estaban en ello. Cometieron un error en verano, pero se ha subsanado ahora. Creo que el Sevilla es mucho más potente con Reyes y este nuevo jugador llamado Babá.

Y ahora vuelvo a tener claro que estamos ante un proyecto a medio plazo. Una regeneración de la plantilla que, dadas las circunstancias económicas actuales, se está haciendo paso a paso y sin arriesgar demasiado un dinero que es escaso. Prefiriendo asumir el riesgo de jugar la primera vuelta con dos delanteros antes que 
el de aventurarse en una operación económicamente poco viable. Prefiriendo terminar la primera vuelta séptimos y con la mitad de la temporada por delante para recuperar, a hacerlo cuartos, pero con un problema financiero importante que lastrará al club durante años. 

La directiva no está para satisfacer las ansias de la masa, sino para gestionar bien el club. A pesar de las presiones. Si un directivo no está preparado para soportar la presión es que no vale para ocupar ese puesto en el Sevilla. 

La plantilla se sigue completando sin poner el peligro las finanzas del club. El equipo no anda clasificado donde debe, pero sí que tiene el objetivo a tiro de piedra y con tiempo por delante para alcanzarlo. El mejor director deportivo de España ha renovado su contrato con el Sevilla para comandar el proyecto del que estoy hablando. Y a pesar de las dudas que genera el técnico (las mismas que generaba el tan idolatrado Juande Ramos a estas alturas en 2006), yo sigo pensando que este proyecto tiene mucha vida. Y si en las últimas semanas andaba un poco alicaído, estas últimas noticias me han devuelto la ilusión.


P.D. 1 - Si alguien conoce en España a un director deportivo cuyo balance éxitos - fracasos sea mejor que el de Monchi, que lo diga. No es suficiente gritar "Monchi, vete ya", si no se tiene en mente a un sustituto que lo mejore. 

P.D. 2 - Para los fanáticos del "Marcelino, vete ya", insisto por enésima vez que no estoy defendiendo al entrenador, sino al proyecto. Dicho proyecto puede seguir adelante sea quien sea el técnico. Me ilusiona el proyecto, no quien se sienta en el banquillo. 

lunes, 16 de enero de 2012

Y además, los hay violentos.


El que acaba de terminar ha sido un fin de semana bastante complicado para el sevillismo. Las aguas bajan revueltas, demasiado revueltas, y no me refiero sólo a la irregular marcha del equipo esta temporada. De hecho, para mí, eso queda en un segundo plano, toda vez que aún no ha concluido la primera vuelta y, al menos en liga, la situación en perfectamente reconducible, sobre todo teniendo en cuenta que sólo estamos a un punto de la zona europea y a cinco del cuarto puesto, que da acceso a la Liga de Campeones.

Para los exquisitos, los que manipulan y tergiversan y los que no se leen los posts completos, u obvian ciertas partes de los mismos para centrarse en lo que les interesa, cuando hablo de "reconducible", no me refiero a que esté a favor o en contra de la continuidad de Marcelino. Hablo de que las distancias son ridículas con una vuelta completa (más un partido) pendientes de jugar. Sin ir más lejos, el año pasado (a pesar de llevar un punto más) a estas alturas andábamos más abajo en la tabla y más lejos de los objetivos. Por tanto, con Marcelino o sin él, la situación es fácilmente corregible a nada que el equipo meta goles, que es lo que parece que nos falta ahora.

Así pues, no es eso lo que más me preocupa. Sé que hay muchos que están pidiendo la cabeza de Marcelino. Y me parece normal, dado el pobre rendimiento que está sacando a la plantilla. Claro que a mí gustaría que, a parte de eso, también expresaran su opinión acerca de quién podría venir que le mejorase. Si me preguntan a mí acerca de si querría que echaran al entrenador, yo diría sin duda que si, si en su lugar se va a traer a Louis Van Gaal, o a Rafa Benítez, o a Frank Rijkaard, o a Marco Van Basten... Pero para traer a Quique Sánchez Flores (rumor oficial - valga la contradicción - de la actualidad), pues no sé yo qué decir. No digo que no. Digo que no sé yo qué decir. Yo soy mucho de tirar de experiencias, y recuerdo que cuando Jiménez era el entrenador y muchos sevillistas decían que cualquiera que viniera sería mejor, uno de los nombres que más sonaban para suplir al de Arahal era precisamente el de Marcelino. Pues bien, Marcelino, no es que no mejore a Jiménez, es que está años luz de lo que hizo Jiménez. Y en aquel equipo de Jiménez estaban, a la vez, Mosquera, Romaric, Duscher, Chevantón, Acosta... vamos, muchos de esos jugadores que tan malos eran y a los que había que echar como fuera. Sí, cierto, también estaban Luis Fabiano y Kanouté con tres años menos. O sea, había gol. Justo lo que nos falta ahora mismo. Con un poco más de gol, y jugando tan rematadamente mal como lo venimos haciendo hasta ahora, el Sevilla estaría en zona Champions, en cuartos de final de la Copa del Rey y habría jugado la fase de grupos de la Europa League.

¿Que no?

¿Recuerdan el partido contra el Levante? Gol en contra de chiste e inoperancia ante la portería del rival. De haber ganado ese partido (oportunidades de gol hubo), hoy seríamos cuartos.

En Copa del Rey, sólo con un gol más en la suma de los dos partidos, habríamos pasado (aquí también hubo ocasiones, tiros al palo, un gol legal anulado...)

¿Qué habría pasado contra el Hannover de haber marcado un gol más? Pues que habríamos pasado.

Vuelvo a repetir, para los que no se leen los posts completos o para los que se empeñan en tergiversar.

NO DEFIENDO A MARCELINO

Quiero que se vaya si va a venir alguien que le mejore. Por favor, acepto sugerencias.

Vuelvo a repetir otra vez.

SUGERENCIAS. ALTERNATIVAS. NO SOLO NEGAR LA MAYOR.

Es que uno se cansa de emplear horas en buscar argumentos y exponerlos con la mayor claridad que mis entendederas me permiten, para que luego lleguen otros y se despachen con una frase de cinco palabras, negándolo todo con ello y sin ofrecer alternativas ni argumentos en contra.

Lo que quiero decir es que la línea que nos separa este año el éxito y el fracaso es muy fina. Tan fina que sólo con tres goles más, ahora mismo estaríamos cumpliendo los objetivos. Tan fina que de haber tenido un mínimo (MINIMO) más de acierto de cara a portería, se habrían ganado partidos que hemos empatado o perdido por la mínima. El equipo hubiese cogido una confianza que ahora no tiene. La afición estaría mucho más relajada de lo que ahora lo está, por lo que la presión contra los profesionales sería muchísimo menor y estos estarían menos atenazados. Eso redundaría en beneficio del equipo, Marcelino tendría el crédito que ahora no tiene, los jugadores se apoyarían en él y, en definitiva, la rueda giraría hacia adelante, y no hacia atrás como parece que lo hacer ahora. 

Y eso jugando tan mal como lo estamos haciendo. Insisto, la diferencia entre el éxito y el fracaso es mínima. No escandalosa, como le ocurre al Villarreal, sino mínima. La temporada no está siendo un desastre. Desastre es, otra vez, lo del Villarreal. La temporada está siendo mediocre. Muy, muy mediocre. No muy buena, ni buena, ni medio buena, ni siquiera aceptable. MEDIOCRE. Pero no un desastre. Y menos con más de una vuelta por delante. 

Por tanto, y a la vista de que, dado que la diferencia con el éxito es mínima, la situación es perfectamente reconducible, no es esto lo que más me preocupa. Lo que me tiene completamente entristecido es la actitud de la afición, de nosotros, de esa especie de lucha fraticida en la que andamos inmersos (o en la que nos quieren meter a los que huimos de ella). Se está llegando a un punto de insostenibilidad que veremos a ver en qué desemboca. Hay gente que ha perdido la cabeza. Insultos por doquier, odios que florecen y salen a la superficie, agresiones a los futbolistas, faltas continuadas de respeto a quienes tantísima gloria nos han dado. Para echarse a llorar y no parar en una temporada. ¿En qué nos estamos convirtiendo?

Los hay que dicen que si Marcelino se marchase, todo cambiaría. Claro que eso mismo se decía con Jiménez, con Alvarez, con Manzano, y todo sigue igual, o peor.

Otros, apoyándose en esto, afirman que quien se debe ir es Del Nido. Y Monchi. Y Vizcaíno. Y todo el mundo si les dejamos explayarse. Claro que no hablan de lo que se le podría venir encima al Sevilla caso de que los que sostienen el status quo en la actualidad dejasen de hacerlo. Los cambios vienen bien siempre que lo nuevo mejore lo anterior. Pero si eso no es factible, mejor quedarse como se está hasta que surja esa alternativa mejor. Esto es tan de sentido común que me siento casi ridículo teniéndolo que escribir.

También se les echa las culpas a los Medios Oficiales. Y no voy a ser yo quien defienda los MMOO porque ya hace tiempo que no los escucho, salvo ciertos programas cuando me es posible. Como la Red Blanca y Roja, por ejemplo, que, por cierto, el viernes pasado no tuve ocasión de seguir y que también ahí se ha desatado cierta polémica. Si es que cuando los ánimos están crispados...

Por lo demás, no sigo los MMOO porque me carga tanta autocomplacencia. No me molesta, no me crispa, no me enfada. Simplemente, no me gusta y por eso no lo escucho. Sin más. Por tanto, no veo por qué van a ser esos medios los culpables de la situación. Unos medios pagados por el Sevilla y que defienden al Sevilla hasta extremos que a muchos les parecen ridículos. Y reconociendo ciertos comportamientos a veces fuera de lugar (si son ciertos, que yo no he sido testigo de ellos), eso no puede ser causa de nada tan grave. No se les escucha y punto. Y si alguien quiere llevar a cabo un ejercicio de masoquismo escuchándoles cuando no les gusta, pues allá él, pero que no le echen las culpas de que se digan y hagan barbaridades por ahí.

En mi opinión, esto es un tema de educación, de la que no tienen muchas personas. Y eso sólo se me ocurre que sea culpa de sus padres, que no se la dieron porque no supieron, no quisieron, no pudieron o directamente porque no la tenían. Y de lo que no se tiene, no se puede dar. 

Esto no tiene nada que ver con que el equipo vaya bien o vaya mal. Ni con que el entrenador sea Marcelino o cualquier otro, ni tampoco con la supuesta calidad de los jugadores o su compromiso. Ni con Del Nido, ni Monchi, ni Vizcaíno ni sus madres benditas, todas y cada una de ellas. Esto no es cosa de los medios oficiales, ni de unos blogueros que se enfrentan otros, ni nada por el estilo. Ni siquiera se trata de la prensa deportiva local, que en muchos aspectos es una verdadera porquería. 

Aquí, el problema es que hay una serie de individuos que no tienen educación, ni clase, ni respeto ni Dios que se lo ponga. Que no son capaces de aceptar que el que tiene enfrente puede que no piense del mismo modo que él. Que no le llegan las luces para comunicarse con los demás, debatir, compartir impresiones y aprender de la sabiduría del otro a la vez que se otro aprende con la suya (si la tuviera). Que cuando eran pequeños se llevaba la pelota si perdían porque era suya, y cuando son mayores se lleva el Scatergories. Que si no llevan razón, o si no se la dan, pues se cabrean. Que se escudan en el semi anonimato (o anonimato directamente) de la Red para desfogarse. Que no son capaces de pararse a recapacitar, no sea que se den cuenta de que no llevan toda la razón. Y eso no puede ser. Que no tienen la inteligencia suficiente para comprender que entre el blanco y el negro hay una enorme variedad de tonos grises. 

Y entre ellos, además, los hay violentos. 

Todo esto es verdaderamente triste. Y lo peor de todo es que afecta enormemente al equipo, a su rendimiento. Esta semana se está llegando al colmo de agredir a los futbolistas, lo cual ya clama al cielo. Es una desproporción tan grande la que hay entre la situación del equipo y la actitud de estos tipos. Los que agreden físicamente y los que lo hacen verbalmente. 

A tres goles de cumplir los objetivos. A tres míseros goles. Y jugando fatal. O sea, cuando el equipo juega fatal, se queda a esa nimiedad de lograr lo que se propone. ¿De verdad es para ponerse así? Si miramos la clasificación histórica de la liga, aparecemos en el 7º puesto. El mismo que ocupamos en estos momentos. Esa es la media de nuestras 68 temporadas en Primera. Y de la palabra media se deriva el vocablo mediocre. Insisto, no desastre, sino mediocre.

Para los que se han olvidado de lo que ponía a mitad del post, repito por tercera vez: No es una defensa de Marcelino. Que lo echen si es necesario. Que lo hagan sin duda si se ha puesto a tiro algún entrenador que lo mejore. Pero, si es posible, si nos llegan las entendederas, las neuronas, los coeficientes intelectuales, intentemos valorar las cosas en su justa medida. En su tono grisáceo correspondiente. Si es posible, vamos, si somos capaces, que igual no lo somos y estoy pidiendo demasiado. 

De todo esto, lo que más me entristece es que, a día de hoy, la afición del Sevilla no está preparada para afrontar un proyecto deportivo a medio plazo. No somos capaces de mantener la cabeza fría. En cuanto se tuerce un poco el asunto, se forma la que se está formando en estos días. Cada vez que me acuerdo de que Johann Cruyff fracasó en sus dos primeras temporadas en el Barcelona... Y la que formó luego...

Eso en el Sevilla no es posible, A día de hoy, no. Simple y llanamente porque somos tal cual se indica en la foto de a continuación:




Y además, los hay violentos.

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