Esta mañana, mientras desayunaba antes de venir al trabajo, echaron por televisión una breve crónica previa al partido de esta noche y me comentó mi mujer que había escuchado ayer a Michel defendiendo el lema que creó Palop en twitter (#NervionNoRegalaPuntos). Lo hacía medio en broma recordando el modo en que hemos perdido en los últimos años en casa contra los dos grandes. Os recuerdo que ella es madridista y que de vez en cuando me pica con el asunto, como es natural. Aunque últimamente anda un poco más comedida, que también es de entender. Y a mí se me encendió la vena de grandeza sevillista y le contesté algo así como:
- Pues claro que no. Siempre ha sido así. El Sánchez Pizjuán siempre ha sido un campo difícil para los rivales y lo de estos últimos tiempos ha sido intolerable.
Y es verdad. Claro que es verdad. Llevamos los sevillistas unos años indignados con el equipo por salir al campo sin ganas, con indolencia, regalando goles y puntos. Y lo del otro día contra el Madrid no deja de ser un rayo de esperanza. El Sevilla en casa tiene que ser un hueso, un dolor de cabeza para el rival, que no sólo Tito Vilanova, sino muchos más (todos, si es posible) aseguren que sus peores momentos como profesionales del fútbol los pasaron en el Sánchez Pizjuán.
El equipo tiene que salir siempre con el cuchillo entre los dientes, dispuesto a comerse al rival. Si no es a goles, a golpes y patadas. Que los jugadores contrarios nunca dejen de sentir el aliento de los nuestros en el cogote. Nuestros futbolistas han de jugar como lo hicieron contra Real Madrid o Deportivo, han de buscar, no sólo ganar, sino machacar, de manera que en el minuto 85, aun ganando, se presione al portero rival para conseguir un gol con el culo. Con el culo, con el hombro, con la rodilla o con la entrepierna si es necesario.
Eso es lo que queremos ver esta noche. Si vemos eso, la derrota no nos importará más allá de lo que significa no sumar tres puntos que, gracias al trabajo bien hecho hasta ahora, no nos son vitales. Y menos enfrentándonos a todo un Barcelona.
Dentro de sus virtudes y sus defectos, asumiendo sus cosas buenas y sus cosas malas, hay una cosa de Michel que me gusta mucho. Muchísimo. Y es que parece comprender cual es la grandeza del Sevilla FC. Lo que significa. No anda perdido, ha conectado con el club. Puede que sea de boquilla, a la vista de lo buen comunicador que es, pero para el caso no importa. Si el entrenador sabe lo que se trae entre manos, conoce la grandeza del club (más allá de sus éxitos o fracasos circunstanciales), es consciente de que se le exige no son solamente puntos (o no necesariamente) sino una actitud, un respeto a nuestra historia, un mantenimiento del prestigio, pues habremos ganado mucho.
El himno oficial dice que somos "el equipo de la casta y del coraje". El del centenario asegura que "nunca se rinde". Eso no son sólo palabras que se escriben y cantan. Esa es nuestra razón de ser, nuestra alma, nuestra filosofía, más allá que juguemos más defensivos, más al ataque, con más posesión o arropaditos y virgencita que me quede como estoy. Más allá incluso del arte y filigrana propio de lo que se conoce como escuela sevillana (o sevillista, como me gusta llamarla a mí). El arte y filigrana está muy bien, nos encanta, nos entusiasma. Pero después de lo otro. Primero a luchar, a apretar, a martirizar al contrario. Y luego, si se puede, cuando se consigue lo anterior, pues nos adornamos si queremos.
Así veo yo el fútbol. Así me gusta a mí.
Claro que si el equipo (cualquier equipo) sigue esas directrices a rajatabla, los resultados vienen. Y las oportunidades de adornarse, también. Puede que pasen cosas como lo de Vallecas, pero hasta el entrenador rival reconoció que ese partido lo ganamos 49 de 50 veces.
Por tanto, ya sabemos lo que hay que hacer esta noche. Ya lo sabe el entrenador, ya lo saben los jugadores y ya han comprobado que así se ganan partidos. Que sigan por ese camino. Que sigan porque hacía mucho tiempo que la afición no deseaba con toda su alma que llegara la hora del partido que les enfrenta al Barcelona. Y eso es así porque sabemos que, así, podemos.
4 comentarios:
Sin duda Rafael.
Es más, sabiendo de la extrema dificultad de ganarle al FC Barcelona, creo que el sistema que Michel esta tratando de implantar en este equipo y que tan buen resultado esta dando, le viene peor a los catalanes que al propio Madrid.
Un centro del campo bien armado, presionando arriba y con un cerrojo atras, si se es competitivo, puede llegar a desesperar a todo un Barsa con su tiqui-taca.
Me ilusiona el partido claro que si, y si leo y releo las previas del partido frente al R. Madrid, mas todavia...
Un fuerte abrazo amigo.
Claro que se puede Rafa,yo la temporada pasada apesar de como jugabamos tenia esperanzas de ganarle al polvo de estrellas y a los del barcelona,ahora tengo muchas más esperanzas porque el equipo se comporta como un equipo,presionando asta el minuto 87.Tengo fe en que vamos por el camino que hace dos temporadas empezamos a perder,pero han vuelto a sacar esa casta,coraje o llamalo como quieras y estan donde todos queremos que es dando el dos de pecho en el terreno de juego.Me da buenas sensaciones nuestro SFC y de seguir asín estaremos en lo alto de la tabla.
Saludos sevillista
Sin dudas, Nervión siempre fue santo y seña de la garra, pero también de buen fútbol al menos en muchas ocasiones.
Hoy en día es diferente y solo con garra no le ganas casi a nadie, si lo pueden hacer equipos de medio nivel como el Osasuna y otros, donde las medidas del campo, cercanía de los aficionados y toda su idiosincrasia se vuelca únicamente en su fuerza y coraje.
Hoy solo hay un camino hacia Europa que no es otro que sacar un buen puñado de puntos, jugando lo mejor posible, ganar aquí y fuera de casa y alcanzar más puntos que nuestra fuerte competencia, véase hoy al Málaga que le ha metido cuatro a los verdolagas.
En fin a pocos minutos del partido contra el Barsa, tengo esperanza en el equipo y en el nuevo sistema.
Vamos al fútbol, suerte para todos y que no tenga el día Messi.
Saludos.
El cuchillo lo utlizamos, lo pusimos todo, pero no contábamos con lo mas importante.
El tremendo poder de decisión que tiene un árbitro.
Muy decepcionado.
Y sobre todo con Fabregas.
Lamentable.
Un abrazo amigo, este año, la mayoría silenciosa como intuíamos, gana por goleada.
Recuerda lo que siempre te dije.
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