lunes, 24 de noviembre de 2014

Ni nosotros, ni ellos, ni flauta ni árbitro.

Las reacciones que tenemos los aficionados ante cualquier partido de fútbol, y en especial cuando el rival es uno de los grandes, dan para experimento sociológico y de los caros y laboriosos, eso lo sabemos todos. 

Ante un choque como el del sábado podemos pasar de pedir que juegue el filial (y que se coman entre ellos esta mierda de liga de dos), a reivindicar la grandeza del Sevilla y reclamarles que salgan a morir; luego, pensar que sea lo que Dios quiera y a ver si suena la flauta; más tarde, lamentarse de la alineación que presenta el entrenador (como si tuviera opciones de sacar algo considerablemente mejor); ya con el partido iniciado, echarle la culpa de todo al árbitro; después, a la mala suerte; más tarde, acordarse de los ancestros de Tebas como "máximo responsable" de la inmensa diferencia entre ambos equipos; a continuación, comenzar a mirar a los jugadores propios y su supuesta falta de huevos sobre el césped; ya casi al final, resignarse ante la inminente goleada; y finalmente, pedir la cabeza del entrenador, haya hecho lo que haya hecho previamente. 

Y esto es TODOS los años, dos veces en la primera vuelta, dos veces en la segunda y alguna más si se da el caso de emparejamiento en la Copa del Rey o en competición europea. 

El sábado, mientras veía el partido, publiqué el siguiente tuit.



Creo que es evidente. A mí la crítica me parece indispensable. Pero una crítica mal hecha es tan inútil y dañina como el exceso de autocomplacencia. Es profundamente injusto juzgar el trabajo de técnicos y jugadores por el desarrollo de un partido contra uno de los grandes. A la hora de hacer ese juicio, es indispensable lo que decía en el tuit: partir de la base de la enorme diferencia que hay entre ambos equipos. Nunca, jamás, en la vida, se puede hacer esa crítica poniendo a ambos conjuntos de igual por igual. 

En este sentido, empezando por la alineación, a una gran parte del sevillismo nos parece que Beto es un portero como mucho regularcito. Eso es evidente. Pero supongamos que tuviésemos la posibilidad de traernos algo del pasado para utilizarlo en el presente y hubiéramos puesto a Andrés Palop en la portería. ¿Hubiese cambiado el resultado? No. El problema no es que Beto sea regulín tirando a malillo. El problema es que el Barcelona es inmensamente superior al Sevilla. 

Lo mismo podemos decir de Coke, que es un lateral flojete, siendo benévolos, pero con él de titular fuimos campeones de la Europa League. Que eso no lo hace bueno, pero que su participación no hunde al Sevilla en el desastre. O sí, pero de igual manera que lo eleva a la gloria. Quiero decir que el problema no es Coke tampoco. Ni Diogo por la izquierda. ¿A quién ponemos si no? ¿A Kolo? ¿Y con Kolo de lateral el resultado hubiese sido distinto?

¿Y lo de poner a Banega de titular en el medio centro? ¿Valiente, arriesgado, suicida...? ¿Mejor la "cabra loca" de Mbia, que venía quemado de sus partidos con la selección? ¿Seguimos? Supongo que cada uno tendrá su opinión acerca del once o del planteamiento que debió de ponerse. Pero la pregunta clave es: ¿el resultado hubiese sido distinto? 

Ya lo digo yo. No. El verdadero problema no es el once o el planteamiento. El verdadero problema es que el Barcelona es inmensamente superior al Sevilla. Tanto, que la "súper - mega - estrella" del vigente campeón de la UEFA es hoy un futbolista del montón del equipo catalán. Se suele decir que para ganar a equipos como este, ellos han de tener un día aciago, nosotros un día iluminado, ha de sonar la flauta y el árbitro se debe comportar. Resumiendo, ganar allí es como una raya en el cielo. 

Sobre esta base se han de hacer todas las críticas. Que esto no quiere decir que no deba haber críticas, sino que se deben hacer sobre esta base. Lo digo porque hay muchas personas que se quedan en el blanco o el negro y no entienden de grises. Crítica, sí. Crítica absurda, no. (Aún así, habrá quien me tache de autocomplaciente, pero esto es siempre así. Hay gente para todo).

Según el partido que yo vi, el Sevilla comenzó compitiendo bien, aguantando al Barcelona sin agobios de consideración, pero, eso sí, sin llegar arriba, ya que la línea de media punta, en especial Denis Suarez, no tenía su día. Que no es que sean malos, es que no tenían su día. Es que, seguramente, el escenario les quedaba grande. ¿Por qué está Denis en el Sevilla y no en el Barcelona? Pues porque el Barcelona le queda grande. ¿Qué pasa, normalmente, si pones a Denis a jugar con el Barcelona en el Nou Camp? Que como le queda grande, no tiene su día. ¿Cual es el problema? ¿Denis? No. El problema es, como vengo diciendo, que el Barça es inmensamente superior al Sevilla. 

Aun así, el Sevilla aguantaba hasta que el árbitro se sacó una falta al borde del área que no existió y Messi la puso en la escuadra. Que igual si Krychowiak hubiese saltado, el balón no habría entrado. O sí, no lo sé. Seguramente, este hubiese sido un hecho sin relevancia si el rival fuese el Eibar, el Córdoba o el Rijeka. Pero como el Barça tiene a Messi, eso fue gol. Es la diferencia entre ambos clubes. El árbitro que se arruga en el campo del grande, y el grande que lo es porque tiene jugadores que la enchufan. El Sevilla estaba compitiendo, pero el Sevilla tiene a Denis y el Barça, al árbitro y a Messi. ¿Cómo se lucha contra eso? No se puede luchar contra eso. En casos como este, la flauta tiene que sonar, y para nosotros el otro día no sonó. 

A partir de ahí, el Sevilla siguió compitiendo, pero con el mismo éxito que hasta entonces: ninguno. Para colmo, y esto lo vimos todos, si los sevillistas soplaban a los barcelonistas, era falta. Si los barcelonistas pegaban una patada a los sevillistas, según. "Ya veremos", diría el árbitro. Cualquiera que haya jugado en un equipo de fútbol sabe cómo desquicia eso. Quien no haya jugado, se lo imaginará, pero quien lo haya hecho, lo sabe. Te va minando poco a poco, te va sacando de tus casillas. Por mucho que estés concentrado y concienciado, eso acaba afectándote. No es sólo que el Barcelona sea inmensamente superior al Sevilla, sino que, además, a los jugadores del Sevilla los desquician con ese tipo de arbitraje. Imagino que pasa igual con el resto de equipos. 

A pesar de todo, se llega al descanso con ese 1-0 y en la reanudación, en una enorme jugada de Vitolo (de la que apenas se ha hablado), el Karma funciona y compensa el error arbitral en la falta que no fue y que originó el gol de Messi. Gol de rebote y el Sevilla que empata el partido. Pero la alegría dura un minuto, al árbitro vuelve a errar y el Barcelona se vuelve a poner por delante en un gol que tampoco debió subir al marcador por falta del delantero. En ese momento supe que nos goleaban. No era solo que el Barcelona es inmensamente superior, sino también que el árbitro estaba desquiciando a los jugadores inferiores y, para colmo, junto a todo eso, la suerte nos es hija de puta. No esquiva, sino hija de puta. Nos enseña el caramelito, para esconderlo cuando lo vamos a coger. Este tipo de cosas, la suma de todo esto que estoy relatando, desquicia completamente a los jugadores. Los destroza mentalmente. A partir de ahí, era muy difícil que un equipo como el Sevilla se repusiera. A partir de ahí, solo quedaba saber cuántos caerían. 

Y, efectivamente, a partir de ahí, el Sevilla fue lamentable. Pero a partir de ahí, no antes. Y por las razones que vengo diciendo. Insisto, hay que ser justos y objetivos en la crítica. A cualquier equipo del nivel del Sevilla le hubiese pasado lo mismo que al Sevilla el otro día. A cualquiera, y eso lo hemos visto infinidad de veces. Un equipito joven y bisoño como el nuestro que es barrido del campo por el todopoderoso Barcelona, una vez el árbitro y la suerte hicieron su trabajo. Insisto en lo que decía antes: para ganar a un equipo de estos, ellos han de tener su día aciago, nosotros, nuestro día iluminado, el árbitro se ha de comportar y ha de sonar la flauta. No se cumplieron algunas de esas variables y pasó lo que suele pasar. 

Por supuesto, el Sevilla ha de pensar muy mucho qué pasó porque, sea como sea, que te goleen por 5 a 1 es siempre vergonzoso. Habrá cosas que mejorar, tendrán que trabajar, yo qué sé, yo no soy técnico. Pero echar las pestes que se echaron a este equipo el sábado me parece de lo más injusto. Juzgar a este o aquel jugador por su actuación en el Camp Nou no es de recibo. A los jugadores se les juzga por una trayectoria, no por un partido en el campo de un grande. Y aún así, aun aceptando (como ya he hecho) que hay jugadores en el Sevilla que no dan el nivel, ni siquiera poniendo a otros la cosa hubiese cambiado. 

Y, por supuesto, pedir la cabeza del entrenador ya me parece surrealista. Y eso que yo nunca fui pro-Emery, pero, por una derrota en el Camp Nou en estas circunstancias de las que he hablado, pedir que se vaya cuando nos ha hecho campeones de Europa con un equipo nuevo y ha firmado el mejor inicio de temporada de la historia del club con otro equipo, nuevo sobre el nuevo, me parece ya ridículo. 

Como decía al principio, las reacciones que tenemos los aficionados al fútbol dan para experimento sociológico. Supongo que estas reacciones fueron en caliente por la decepción y la tristeza de ver a tu equipo vapuleado. Pero, ya en frío, deberíamos tener claro los motivos y las causas. Porque si eso no es así, no haremos más que dar palos de ciego a ver si atizamos a alguien, pero sin mirar a quien damos. Y con eso podemos romper lo que funciona y dejar intacto lo que nos daña.

martes, 18 de noviembre de 2014

La liga de los tontos

Dicen que no hay más ciego que el que no quiere ver. Que no hay más sordo que el que no quiere oír. Que no hay más tonto que el que se deja engañar.

Echar la vista atrás y recordar lo sucedido en el pasado más inmediato es sencillo. Si lo hacemos en clave sevillista, vemos que, en el último año y medio, el club se ha desprendido de Palop, Fazio, Alberto Moreno, Navas, Medel, Kondogbia, Rakitic y Negredo. Es curioso. Un portero, un central, un jugador de banda derecha, otro de banda izquierda, dos medios de contención, otro creativo y un delantero centro. Ni más ni menos que el esqueleto de un equipo. El armazón. Y no de un equipo cualquiera. Observen a los jugadores citados. Hablamos de un equipazo.

Pues bien, en ese intervalo, el Sevilla ha sido capaz de ensamblar un equipo nuevo desde cero, acabar quinto en liga, ganar la Europa League y, después de desmantelar de nuevo la columna vertebral de la plantilla, volver a recomponerla y comenzar la liga tuteando a los grandes. Codeándose con los que aspiran a ganar la liga. Esto es un meritazo descomunal del club. No es lo normal. Es un meritazo descomunal que es ignorado y minimizado de manera interesada por la prensa del "régimen", la cual se ha inventado un concepto llamado "la liga de cinco". Como si en España hubiera cinco equipos en igualdad de condiciones compitiendo por el título, cuando en verdad solo hay dos, y luego otros tres que han tenido un inicio muy fuerte en la liga y se están manteniendo en lo más alto durante las primeras jornadas.

El propio Simeone reconoce que sus rivales directos son Valencia y Sevilla. Un tío listo, el argentino. Eso no lo pone en duda nadie. Listo y sensato, pero sobre todo listo. Efectivamente, es de listos poner el listón de tu equipo en el lugar que le corresponde (ni más alto ni más bajo), para presionar lo necesario, pero no más, para no pasarse. Y si esto es de listo, lo contrario debe ser de tontos. Y no me refiero a los que intentan convencernos de que eso de la liga de cinco es cierto, sino a los que se dejan engañar. Ya lo decía antes. No hay más tonto que el que se deja engañar. Y los hay. Muchos. Tantos, que me atrevería a calificar nuestra liga como la "liga de los tontos".

La semana pasado hablaba en este post de la manera en la que en la liga española se utilizan técnicas nazis de propaganda para justificar el criminal reparto de los derechos televisivos, haciendo ver que beneficiar a los dos grandes es bueno para el fútbol español y que todo el que piense de otro modo quiere hacer daño a nuestro fútbol. El problema en este sentido viene cuando la realidad cae con todo su peso sobre nuestras cabezas. Cuando Madrid y Barcelona ganan todo lo ganable y golean sin misericordia a cualquiera que se ponga por delante. Pero como el año pasado se hizo una raya en el cielo y ganó la liga el Atlético, y este año cinco equipos han comenzado parejos, pues estos impresentables de ideas nazis en lo que se refiere a la propaganda se han puesto manos a la obra para vender una mentira. 

Les recuerdo: El principio nº 5 de la propaganda nazi decía lo siguiente:

Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.

Nos quieren tontos, nos tratan como tontos, nos mandan mensajes sencillos de no pensar mucho porque están convencidos de que somos tontos. Y lo más grande de todo es que una gran parte de la "masa" de la que hablan se lo cree. En cierta manera, hasta nosotros, los sevillistas, como comentaré más adelante. 

Antes de continuar, tengo que recordar otro de estos principios. El nº 6:

La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente. De aquí viene la famosa frase: "Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad".

"Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad". La mentira es la liga de los cinco. Nos consideran tontos, nos tratan como tontos, nos comunican como a los tontos y nos repiten lo de la liga de cinco lo suficiente como para que acabemos por asimilarlo como verdad. 

Y alguien con dos deditos de frente se preguntará: "¿Y cuando Madrid y Barça pongan tierra de por medio?" Pues será mérito de Madrid y Barça, no del criminal reparto de derechos televisivos. Si consiguen que los "tontos" asimilen lo de la liga de cinco, también asimilarán que, de entre esos cinco, dos de ellos ganaron más en el campo y se impusieron. Todo sea por elevar el caché de los dos grandes. Como sea. Y nosotros, nos lo creemos. 

Nosotros. Los tontos. 

Sí, porque, en cierta manera, nosotros, el sevillismo, entramos en el juego de los tontos. A veces, ciertas personas, ciertos sectores, no todo el mundo, por supuesto, pero entramos. Vemos al equipo en lo más alto y le exigimos que se mantenga ahí. Y cuando tropieza contra el Levante, comenzamos a echar pestes. Señalamos a Emery, hablamos de que no tenemos portero. Nos encabronamos. Y ese encabronamiento les da la razón a los señores estos. Entramos en su juego. No somos tontos, pero actuamos como tal. Al menos a sus ojos. 

Miren ustedes, más allá de que Beto sea un portero mediocre (que lo es) y que Emery se raje en según qué partidos (que se raja), el Sevilla no puede aspirar a estar a tiro de piedra del liderato. Ni mucho menos. Ni se le puede exigir eso. El Sevilla no tiene plantilla para ello, y muchos de los jugadores son demasiado inexpertos para mantener la presión. El empate contra el Levante no es únicamente que Beto cometió un error y que el resto de jugadores no hizo un partido bueno para, con goles, hacer que dicho error no tuviera trascendencia. No es solo eso, porque ese empate ocurrió en un partido que vino después de una serie de muchos partidos consecutivos correspondientes a distintas competiciones. El esfuerzo mental que se requiere para ganar SIEMPRE, sea cual sea el partido o la competición, es bárbaro, y esto, cualquiera que haya jugado al fútbol puede imaginarlo aunque sea un poco. Pues bien, ese esfuerzo mental solo son capaces de mantenerlo los equipos grandes. Los equipos como el Sevilla, no. Cualquier persona sensata (no los tontos con los que cuentan los señores estos de la liga) sabía desde hace un tiempo que, tarde o temprano, el Sevilla pincharía. Porque las cosas no pueden ser de otra manera. Y pinchó contra el Levante como podría haberlo hecho dos semanas antes contra el Villarreal. Porque contra el Villarreal se ganó, pero lo normal, viendo el partido, hubiese sido haber perdido. 

El equipo no está mentalmente preparado para estar tan arriba. Y ese agotamiento mental, esa presión que no les corresponde, hace que fallen contra rivales inferiores. Eso es lo que nos diferencia de Madrid y Barça. Que los grandes pueden fichar jugadores de muchísima calidad y también con enorme experiencia al más alto nivel. Es decir, jugadores con el físico, el talento y la mentalidad necesarios para competir en tres competiciones, soportar la presión y no flaquear casi en ningún momento. Y eso lo consiguen gracias al dinero que nos quitan a los demás. Esta es la verdad, no la liga de cinco que nos quieren hacer creer. 

Que no es casualidad que en la misma jornada fallaran Sevilla, Atlético y Valencia. Recuerden al "listo" de Simeone. Sus rivales son Sevilla y Valencia. El no es tonto, como decía antes. Cuenta con que a su equipo le va a pasar lo que vengo contando que le está pasando al Sevilla en los últimos partidos. 

Yo entiendo la rabia que nos dio perder en Bilbao y no ganar al Levante. Podríamos estar segundos o terceros (incluso líderes, de haber ganado ambos) y ahora estamos..., ¿dónde estamos ahora?

Pues, señores, ahora mismo estamos, ni más ni menos, que justo en el sitio que nos corresponde. ¿Y por qué? Pues porque no tenemos plantilla para soportar la presión que se tiene estando tan arriba. Eso es cosa solamente de dos. Insisto, más allá de que Beto sea mediocre o de que Emery se raje, tarde o temprano esto debía pasar. Y ha pasado. 

Por tanto, no. La liga española no es una liga de cinco. Es una liga de dos, que no quieran hacernos tontos. Que no nos obliguen a exigir a nuestro equipo estar a la altura de los grandes porque eso es imposible. Y perjudicial para nosotros. En teoría de empresa, se dice que los objetivos no deben ser ni demasiado ambiciosos (ya que desalientan) ni demasiado laxos (ya que desmotivan). Han de ser los correctos. Exigir más de lo que se debe es malo. Malo para nosotros, bueno para los demás y buenísimo para estos nazis de la propaganda, que de ese modo venden el triunfo de los grandes, no gracias a su inmensamente mayor poder económico, sino a sus méritos en el campo. Y eso es mentira.

Esto es la liga de los tontos, donde el más listo está siendo Simeone. ¿Y nosotros? ¿Qué somos nosotros?

jueves, 13 de noviembre de 2014

Papá, ¿por qué somos del Sevilla?

Esta mañana, en el coche, mientras le llevaba al colegio, mi hijo me dijo lo siguiente:

"Papá, qué pena que el Madrid le ganara la Supercopa al Sevilla"

Mi hijo tiene 5 años, nunca ha ido aún a un partido al Sánchez Pizjuán, nunca ha visto un encuentro completo en televisión, ni siquiera le gusta el fútbol de una forma especial, más allá de jugar con otros niños en el patio del colegio o en el parque, como hemos hecho prácticamente todos. Hay niños con una fijación especial por este deporte. Los típicos que están todo el día con un balón en los pies. Yo era así. Yo, aún hoy día, cuando tengo que apartar colillas de la puerta de mi negocio, lo hago de una patada y con el movimiento de darle con efecto. Pero él no llega a tanto. Y, sin embargo, a mediados de noviembre, aún sigue con ese "come come" en la cabeza, a vueltas con la derrota del Sevilla en Cardiff en agosto.

Incluso, aquel día, aunque no vio el partido completo porque coincidió con el cumpleaños de un amiguito, volvió a tiempo para ver el final y se negaba a acostarse porque el Sevilla no había marcado y tenía que ganar. Hubo que convencerle de que el partido había terminado y que ya no se podía hacer nada más. Y ya ven, como digo, que tres meses después, aún sigue dándole vueltas al coco a cuenta de aquello.

"Es que a mí no me gusta el Madrid"

Continuó mientras yo miraba al cielo, sonreía y pensaba "gracias a Dios o a quien sea"

Este es un tema que siempre me ha llamado la atención. Que siempre me ha desconcertado, podría decir. ¿Por qué somos de un equipo? ¿Por qué un niño que no tiene ni idea de fútbol se preocupa tanto por un equipo de fútbol? Hace tiempo que entendí que esto no tiene nada que ver con el deporte. Porque te puede gustar más o menos un equipo u otro en función de un estilo de juego, una filosofía, el hecho de conocer a algún aficionado al mismo. Pero este sentimiento irracional que tenemos tiene que venir de otro lado porque no tiene ningún sentido en el ámbito deportivo. Es irracional, como digo.

Desde que nació, siempre tuve claro que "mataría" por hacer a mi hijo sevillista. Y, aparte, he estado muy atento para ver su evolución y tratar de dar alguna respuesta a esta duda de la que hablo. Tenía (tengo) la oportunidad de ver in situ cómo se hace una persona de un equipo de fútbol. Lamentablemente, tengo que reconocer que respuestas contundentes no tengo ninguna, aunque sí que he reafirmado algunas de mis teorías.

Somos de un equipo porque algo externo al deporte ha hecho que estrechemos vínculos con el mismo. De igual manera que alguien que se considera ateo puede ser "fan" de la Macarena (permítaseme la expresión, porque, por definición, un "ateo" no puede ser "devoto"), una persona puede ser de un equipo sin necesidad de estar especialmente interesado en el deporte. Mi abuela siempre aborreció el fútbol, pero en los últimos años de su vida, solía seguir los partidos del Sevilla porque le hacían recordar a su difunto esposo. Porque mi abuelo era tan sevillista como el escudo y disfrutaba y sufría (según el caso) de una manera exagerada con el equipo. Mi abuela, no es que los viera o los escuchara por la radio. Se limitaba a preguntarnos de cuando en cuando "¿cómo va el Sevilla?". Y cuando terminaba y le decíamos que había ganado, apretaba el puño, murmuraba "¡bien!", sonreía y miraba la foto de mi abuelo que tenía bajo el cristal que protegía la mesa de la salita en la que solía estar.

¿Qué tiene esto que ver con el fútbol? Evidentemente, nada en absoluto.

Somos del Sevilla porque algo nos ha hecho del Sevilla. A mí, fue mi abuelo (al que me acabo de referir) y su enorme pasión por el equipo. A otros, será su padre, o algún familiar, o algún tipo de vivencia que hizo que sus simpatías por el club de fútbol trascendieran lo meramente futbolístico.

Y mi hijo, aunque no sepa de lo que habla, es sevillista porque un hijo observa a su padre con toda su atención. Y si me ve alegrarme, sufrir, vibrar o deprimirme por culpa del equipo, el asume eso como algo importante. Y lo asimila. Y ya está. Ya es sevillista. Luego desarrollará esa afición con mayor o menos intensidad. Pero ya es sevillista.

Y esto tiene que ser así, porque otra explicación no me cabe en la cabeza.

P.D. Lo de su "odio" al Real Madrid ya me lo explico menos, aunque probablemente sea porque derrotó al Sevilla en la Supercopa. Al final, no se es de quien gana. Se es de quien se es, se aborrece a quien hace daño al equipo del que se es y quien no lo sienta así, es que no tiene ni puta idea de lo que es sentir unos colores.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Los principios de propaganda nazi aplicados en el fútbol español

Paul Joseph Goebbels
1897 - 1945
Supongo que la mayoría de ustedes conoce el nombre de Paul Joseph Goebbels. Y también que, al escucharlo, sienten como mínimo una especie de desasosiego interno. Por si acaso alguien no sabe de lo que hablo, Goebbels fue el Ministro de Ilustración Pública y Propaganda del gobierno nazi en Alemania durante toda su duración, es decir, entre 1933 y 1945. Y no es cualquier cosa, porque los nazis, en propaganda, fueron pioneros y líderes. Nunca antes nadie había utilizado esas técnicas con tanta intensidad como ellos y muy pocos después las han desarrollado hasta tal punto. Me refiero hasta el extremo de conseguir la "aprobación" por parte de una población tan civilizada como la alemana para hacer nada menos que un genocidio. Hay que ser un auténtico fuera de serie en esta materia para conseguir que un pueblo como el alemán aprobara, o al menos mirara para otro lado, mientras exterminaban sin motivo ni piedad a todo un colectivo de personas entre las que se encontraban vecinos y amigos de toda la vida. Tanto es así, que las técnicas utilizadas por Goebbels han sido estudiadas y analizadas con posterioridad para comprender el porqué del impacto que tuvieron. Dichas técnicas se resumen en once principios que pueden leer aquí si les place.

Con este post, yo les voy a proponer un juego. Si leen los once principios mencionados y se paran a pensar en ellos un poquito, comprobarán que esas técnicas se han empleado y se emplean sistemáticamente, sobre todo en política, pero también en otros ámbitos. Y uno de estos otros ámbitos de los que hablo es el del fútbol en España. El juego que les propongo es que leamos uno por uno los once principios y comprobemos de qué manera tan espeluznante nos están machacando con técnicas nazis día a día, a todas horas, sin vergüenza, sin rubor, no para justificar el asesinato de nadie, sino con fines menos siniestros, aunque ese atenuante no quite para que nos podamos indignar todo juntos.

Comencemos:

1. Principio de simplificación y del enemigo único: Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.

Para el Real Madrid, el enemigo único es el Barcelona. Y viceversa. Los demás somos sparrings. 

2. Principio del método de contagio: Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.

Si el fútbol español son Madrid y Barça, todo lo que no sea engrandecer a Madrid y Barça es cosa de los enemigos, es decir, de los que buscan debilitar al fútbol español. Todo el discurso de Tebas para oponerse a un mejor reparto de los derechos televisivos gira en torno a "lo mejor para el fútbol español en su globalidad", identificando ese "lo mejor" a los éxitos en competiciones fuera de España de los dos grandes y de la selección, teniendo en cuenta que ambos se retroalimentan. La selección es, en su mayoría, la unión de Madrid y Barça (o jugadores de equipos extranjeros asimilados por procedencia a uno de ellos) y sus éxitos son debidos a la grandeza de dichos clubes. 

De ese modo, repartir mejor esos dineros televisivos sería debilitar a los dos grandes y perjudicar al fútbol español. El adversario común, pues, es todo lo que vaya contra Madrid y Barça. 

3. Principio de la transposición: Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.

Busquen autocrítica verdadera cuando la prensa "vikinga" o "culé" analiza a sus equipos. El clásico "y tú más" de la política se emplea también en este ámbito. Y lo de "distraer" al personal con el peinado de un jugador o el color de las botas de otros es un clásico. ¿O no?

4. Principio de la exageración y desfiguración: Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

Y quien dice amenaza, dice notición de primera plana o triunfo glorioso, que se trata de adaptar los principios al ámbito que les interesa. 

5. Principio de la vulgarización: Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.

Todos hemos visto alguna vez Deportes Cuatro y nos hemos indignado por las chorradas a las que les dedican minutos y minutos, mientras lo importante que pueda pasar en otros clubes lo pasan por alto. Eso es una técnica de propaganda nazi, encaminada a captar la atención de la masa en lo que a ellos les interesa. Ni más ni menos. Por mucho que su objetivo final no sea el exterminio de una raza, es claramente una técnica nazi.

6. Principio de orquestación: La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente. De aquí viene la famosa frase: "Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad".


¿Hace falta comentar algo sobre esto? Hay millones de ejemplos que se pueden poner al respecto. Por ejemplo, para hundir la reputación de un jugador (Pablo Alfaro o Javi Navarro) o para todo lo contrario (Diego Costa o Fernando Torres). Por ejemplo, que, como digo, hay millones de casos que se pueden citar y a todos se nos ocurren a nada que pensemos un poco. 

7. Principio de renovación: Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. 

En el caso de los derechos televisivos, por ejemplo, dedicaban muchos minutos a expresar el punto de vista de los grandes, muy pocos al de los otros, luego algo para desprestigiar a Del Nido, al Sevilla y a los sevillanos y, por último, cambiaban radicalmente de tema y pasaban a aplicar el principio 5.

8. Principio de la verosimilitud: Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sonda o de informaciones fragmentarias.

Lo que vienen siendo verdades a medias y tergiversación de argumentos (declaraciones) sacándolos de contexto, siempre con el objetivo de convencer a la audiencia de lo que ellos les quieran convencer. Esto lo vemos todos los días. 

9. Principio de la silenciación: Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.

Yo creo que este principio habla por si solo y no es necesario decir más porque es demoledor. 

10. Principio de la transfusión: Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.

Madridistas, fachas. Culés, antiespañoles e independentistas. Sevillanos, yonkis y gitanos. Frases sencillas basadas en complejos y prejuicios que despiertan nuestras actitudes más irracionales. 

11. Principio de la unanimidad: Llegar a convencer a mucha gente de que piensa "como todo el mundo", creando una falsa impresión de unanimidad.

Machacarnos con "partidos del siglo", uno tras otro, todos los años, con infinitas audiencias, convenciéndonos de que no se habla de otra cosa, de que la gente es de su equipo y luego de Madrid o Barça y sin decir NADA de que en ciudades como Sevilla, eso es una mentira como una catedral. Pero, claro, ocultar eso es precisamente el objetivo de este principio nazi. 


Como digo, estos principios, en mayor o menos medida, se aplican frecuentemente en política. Lo que ocurre es que los aplican unos partidos contra otros y los ciudadanos recibimos impactos procedentes de, por lo menos, dos sitios, dos partidos, dos supuestas ideologías.

Sin embargo, en fútbol, si no eres del Madrid o del Barça, la idea es que vas en contra del fútbol español y eres el enemigo. No es casualidad que, cuando escuchamos la narración de un partido de nuestro equipo contra uno de los grandes, nos entre complejo de extranjeros, como si fuésemos cualquier rival alemán o inglés de los grandes en competición europea. Somos los enemigos del sistema que han instaurado. Y ese sistema lo mantienen y defienden con las técnicas de propaganda que vengo comentando.

Yo no creo que esto sea un tema baladí. Estamos siendo engañados y manipulados como lo fueron los alemanes del tiempo de los nazis. O al menos lo están intentando con sus mismas técnicas. Sólo en lugares donde el sentimiento por el equipo de la tierra tiene cierto arraigo, cierta intensidad, esto no está triunfando con la intensidad que ellos desean, pero ¿cuánto aguantaremos? Porque los adultos tenemos claras según qué ideas. Pero, ¿y los niños? ¿Quién podrá más, el sentimiento que los padres tratamos de inculcar a nuestros hijos o el "machacamiento" cerebral continuo al que sus inmaduras mentes son sometidas constantemente? Si consiguieron convencer al pueblo alemán para justificar un genocidio, ¿cómo no lo van a hacer con un niño para que se haga del Madrid o del Barça?

Yo tengo un hijo pequeño y me está costando horrores que no se "desvíe". ¿Cómo se hace eso si tiene amiguitos que van al cole con la camiseta del Madrid o del Barça, que además son los que lo ganan todo? ¿Cómo se le convence de que tiene que seguir siendo del Sevilla si su ídolo, Rakitic, ahora juega en uno de los dos grandes? Está claro que se hace, que lo hacemos, pero, como digo, ¿cuánto aguantaremos? Porque en los medios no se cansan de machachar y machacar. Son muy fuertes, eso lo sabemos todos. Y emplean técnicas muy efectivas.

Técnicas nazis. 

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