viernes, 2 de agosto de 2013

La conciencia de los malvados

Dicen los naives que el ser humano es bueno por naturaleza y que son las circunstancias las que le hacen desviarse de su camino natural. Por otra parte, decían los curas del colegio al que iba de niño que los siete pecados capitales son la lujuria, la gula, la avaricia, la pereza, la ira, la envidia y la vanidad. Yo era muy naif en sus tiempos, pero la vida me ha endurecido. Ahora, he de reconocer que, en mayor o menor medida, soy asiduo a todos y cada uno de esos siete pecados, con lo que intuyo que el infierno tiene sus puertas abiertas de par en par para mí. Para cuando me llegue la hora.

El caso es que, generalizando, creo que difícilmente cabré en ese caluroso lugar, porque raro es el hombre (o mujer) que no frecuenta la mayoría de esos siete deslices que yo mismo me atribuyo. ¿Habrá sitio para todos? Porque ¿a quién no le place el sexo? ¿Y una buena comida (de las que reventar o salir rodando, me refiero)? ¿Y dormir hasta tarde (por la noche o en la siesta)? ¿Quién no tiene orgullo? ¿Quien renunciaría a una buena suma de dinero? ¿Y quien no mira con cierta dosis de pelusa a quien lo tiene, aunque solo sea por desear la tranquilidad que el mismo te reporta? ¿Quién no ha estallado alguna vez hasta el punto de perder los papeles? ¿De verdad el hombre es bueno por naturaleza? ¿O quizás se trata de todo lo contrario y lo que hacemos es luchar por serlo?

A menudo se dice sobre una persona malvada que no tiene conciencia. ¿Y si es la conciencia lo que nos hace luchar por ser buenas personas y quien no la tiene se queda en eso, en malvado?

La bondad del ser humano es uno de los mitos más estúpidos que circulan por nuestras vidas. Al menos esa es mi opinión. Se dice que en condiciones límite es cuando sale a la luz la verdadera personalidad de cada uno. En condiciones límite, las personas miran siempre por sí mismas, a costa incluso de pisar a los demás (salvo en ciertas películas de héroes, caballeros y demás milongas). Incluso, es un hecho exculpatorio. Atenuante. Si haces algo mal, pero convences a quien te juzga de que estabas en una situación límite, puede que la condena no sea para tanto. Pero, entonces, si es en situaciones límite cuando florece nuestra verdadera personalidad, el hecho de considerar atenuantes esas condiciones es un reconocimiento implícito de nuestra maldad. Es la conciencia lo que falla en esos casos. Se perdona que dejemos de lado a la conciencia, dejando paso a nuestra verdadera naturaleza, porque se trata de una situación límite. La conciencia es lo que nos impulsa a ser buenos. La que nos permite luchar contra nuestra condición natural. 

Dice alguien que conozco que nadie se hace rico trabajando. No es una persona a quien admire, más bien todo lo contrario, pero lo cortés no quita lo valiente. Y estoy de acuerdo con esa afirmación. Es más, yo la magnifico, la extrapolo: nadie se hace rico siendo buena persona. Por lo general, que excepciones hay para casi todo. Y entroncando esta máxima con lo que vengo escribiendo, nadie con conciencia se hace rico. O matizando, porque es una frase un tanto exagerada, a mayor conciencia, menor riqueza. Aunque solo sea porque una persona con mucho dinero y mucha conciencia acaba por repartirlo entre quienes no lo tienen y lo necesitan. (No sé por qué, pero me estoy acordando ahora de Frederic Kanouté. O sí lo sé)


Pero sigamos recorriendo este camino por el que me lleva la reflexión. Y tratemos de bajar un poco al suelo, de pasar de la teoría a los hechos. A las realidades. ¿Cómo imaginan ustedes a un ricachón? Yo me lo imagino gordo, con mal genio, tacaño, alguien que trabaja poco, pero que trata con la punta del pie a sus empleados; que está más preocupado por ser mejor que sus competidores que por disfrutar de lo que tiene; y, por supuesto, engreído, petulante..., insoportable. Gula, ira, avaricia, pereza, envidia, vanidad...; la lujuria la dejo a la imaginación del lector. No sean demasiado depravados, por favor, aunque reconozco que, viendo la pinta del personaje de la derecha, cuesta trabajo.


Curioso, ¿no? Cumple con milimétrica precisión con los siete pecados capitales. Esos que al principio decía que todos cometemos, yo el primero. Pero si todos los cometemos, ¿por qué él es ricachón y nosotros no? Pues lo vengo diciendo. Por la conciencia,  esa es mi opinión. Todos cometemos los pecados, pero la conciencia nos limita la intensidad con la que lo hacemos. Mientras mayor sea esa limitación, más livianas serán nuestras faltas. Nuestros deslices.

Observen esta nueva foto a la derecha. No es tan exagerado como la caricatura, pero ¿a que da el pego? ¿Dirían de él que es un hombre sin conciencia? ¿Y un ricachón? ¿Y cómo ha llegado a ser ricachón si no es utilizando su ventaja sobre los demás, es decir, su falta absoluta de conciencia? Su poca vergüenza, hablando en román paladino. Y presuntamente. Siempre presuntamente. De modo que el tío utiliza su cargo de tesorero de uno de los dos grandes partidos para repartir la tela entre todos y quedarse una parte para él. Además, conserva pruebas para incriminar a cualquiera que le pueda señalar. Aunque luego esas pruebas podrán ser válidas o no en un juicio, pero el tío las conserva. Y ahora que le han pillado y sus compañeros le dan la espalda, saca la artillería, tira de la manta, acciona el ventilador, llámenle como quieran. Saca sus pruebas. Esas que conserva desde hace incluso décadas. Con premeditación y alevosía. ¿Y este tío puede tener conciencia? ¿Qué conciencia? Sabe que obra mal, se cubre las espaldas, compra voluntades con dinero negro y cuando se ve con el agua al cuello, comienza  escupir. Se hace de oro..., pero lo pillan. De todos modos, está por ver el tiempo que pasará en la cárcel y lo que le quede de vida después para disfrutar de todo lo robado. Es un hombre rico. Y sus riquezas no las podría haber atesorado sólo trabajando. Podría ser una persona en posición desahogada y sin dilemas económicos, pero nunca un ricachón. 

¿Y qué les parece este otro? Observen a la derecha, observen. Este hombre NO es un delincuente. Presuntamente, siempre hablo respetando la presunción de inocencia. Pero, ¿a que da el pego también? Este hombre ha sido presidente del Huesca y dueño del desaparecido Badajoz. Además, aprovechando un resquicio de la legalidad, asesoró (entre otros) a clubes como el Betis, el Rayo o el Mallorca en sus concursos de acreedores. Y digo aprovechando un resquicio legal porque el espíritu de la Ley Concursal española es bien distinto al modo en que este señor utilizó dicha ley en defensa de los intereses de dichos clubes. Dicha ley trata de evitar cierres de empresas con problemas financieros. Si una empresa con 50 trabajadores cierra, esos 50 trabajadores se van al paro. Pero si, en vez de cerrar, entra en concurso de acreedores, la empresa sobrevive. Probablemente no podrá mantener a todos sus trabajadores, pero al paro se irán menos. Y si la empresa sobrevive, se reorienta su gestión y se reflota, en un futuro podrá volver a contratar a más gente, con lo que el mal sigue siendo mal, pero lo es mucho menos que si desapareciese. Pero lo que este señor hizo con esos clubes no fue exactamente eso, sino pervertir la norma para permitir a equipos competir sin pagar, llegándose a casos absurdos y hasta surrealistas como lo ocurrido con el Betis y el Elche. De modo que el Betis, estando en Segunda, ficha del Elche (de la misma categoría) a Jorge Molina, su mejor delantero. Pero no paga por él porque entra en concurso de acreedores. Un administrador concursal nombrado por el juez toma las riendas de la gestión, se acuerdan quitas y calendarios de pago diferidos con los acreedores y el Elche se queda sin su mejor jugador y sin dinero para poder sustituirlo. Para colmo, el Betis, con una notable aportación de dicho futbolista, asciende a primera a costa (entre otros) del Elche. Y esto es una perversión del espíritu de la ley, la cual busca la supervivencia de las empresas, no darles una ventaja competitiva respecto a su competidores (valga la redundancia). 

Lo que este hombre hizo no es ilegal, pero de moral tiene lo que yo de franciscano. Este hombre, de conciencia también anda con lo justito. Hoy día es el presidente de la LFP, y con sus actuaciones y declaraciones está demostrando, aparte de cinismo y ausencia de vergüenza a raudales, que lo único que le importa es el dinero, el negocio, pasando por encima, no ya de equipos y aficionados, sino del fútbol en general. Ha ido de flor en flor, como buen mercenario de la vida, embolsándose lo que sea que se haya embolsado, sin demostrar pudor ninguno. Ha ido ascendiendo, ocupando cargos hasta el que actualmente ostenta y no le ha importado nada ni nadie que no sea arrimarse al árbol que más sombra da y el negocio. El dinero. El asqueroso dinero. Este hombre ha trabajado mucho. Muchísimo, eso no se pone en duda. Pero no ha sido su trabajo, sino su falta de moral y de escrúpulos, lo que le ha llevado a donde está. Ese matiz es importante. Trabajando no se hace uno rico, pero eso no quiere decir que los ricos no hayan trabajado. Eso sí, la riqueza, la gran riqueza, no se consigue con el trabajo, sino con otra cosa. 

Ayer, estos dos hombres fueron los causantes del enfado de muchos de nosotros, aunque no de un modo directo. El primero, como causante de la lamentable comparecencia del presidente del gobierno, que con sus palabras hizo que muchos pensáramos que nos estaba tomando por tontos. Y el segundo por la primera en la frente con los horarios de los partidos en esta temporada. Un partido un domingo a las once de la noche es una aberración, pero a este tío se la sopla todo eso con tal de que los números sean los números. 

Gente sin conciencia que llega a cargos de relevancia y que perjudica a los demás por culpa de lo primero: de su falta de conciencia. Gente mala, o mala gente, que decimos por aquí. Mala gente, estos dos y muchos más, que, por desgracia, dirige nuestros destinos y nos tienen como nos tienen. Tenemos un sistema montado de manera que la mala gente pisa a la buena. Quien no tiene conciencia se impone a quien sí la tiene precisamente por eso: porque unos la tienen y otros no. 

Las cosas tienen que cambiar, pero a uno no se le ocurre como. Ojalá algún día gente buena y preparada asuma el poder, da igual el estamento de la vida, y comience a poner orden en este desastre que estamos sufriendo. 

3 comentarios:

EL PAPI MAGASE dijo...

Hola Rafa lo primero es pedirte perdón por no haberte leido en estas últimas semanas,muy a mi pesar he carecido de ordenador y con la serie de compromisos que tengo para seguir afrontando mi vida y atendiendo a mi casa,he tenido que dejar un poco de lado esta familia bloguera que antes estaba mucho mas atento a lo que escribia,ni decir tiene que os he echado mucho de menos a todos los que a diario me habeis enseñado muchas cosas desde que empecé con miblog,este mundo del bloguero es a veces muy complicado de entender y de seguir depende en que circunstancias,espero y deseo poder ponerme un poco al dia de todo lo que no hace mucho era para mi una via de escape maravillosa y que he tenido que carecer de ella,será muy dificil seguiros el ritmo que llevais,en este mundo virtual todo corre mas que el tio de la lista y yo como sabes soy un poco cortito de seseras,en cuanto a tu post decirte lo que te vengo diciendo desde siempre,te sigues superando y ya es dificil la empresa,enhorabuena hermano,trataré si es que puedo y me dejan mis compromisos,de ponerme como te digo al dia con todos vosotros,de momento te dejo aqui un fuerte abrazo como la catedral de grande y te deseo como dice el profesor Marcu,mucha cordialidad.

Nos seguimos leyendo,o lo que quiera dios que sea.

Jose Manuel Ariza dijo...

Saludos.

Ciertamente, Rafa, que podrían ser ésos dos o cualesquiera otros. Hay mucho donde elegir.

Me decía una querida y admirada vieja amiga ya fallecida [vieja en edad y sapiencia, de aquellas luchadoras (y luchadores) empeñadas en la única causa posible: en la libertad, en la igualdad y en la abolición de cualquier diferencia de clases], que...

"Hasta los santos se tiraban pedos."

Llevamos los genes blancos y negros, el yin y el yang, desde el origen mismo.

Lo normal es que tratemos siempre de caminar por el delgado límite que los separa. A veces, perdemos algo de equilibrio (conscientes o no) y pisamos en una zona o en otra, aunque enseguida procuremos volver al sendero.

Hay, sin embargo, muchos que optan decididamente por un solo lado.

Los del lado blanco suelen aparecer poco, casi nada, apenas se le ve o se les nota.

Los del lado oscuro, sin embargo, muestran orgullosos sus "proezas": Dominan, mandan, triunfan, son seguidos y envidiados...

La esencia misma de sus ideas se resumen en: solo andaremos por aquí unas décadas, vivámoslas lo mejor posible y al resto que le den.

Cuando alguien dice "soy pobre pero honrado", no es consciente de que la respuesta la lleva implícita: Eres pobre por ser honrado.

Son los modelos de un sistema que lleva implantado miles de años. Es la selva y solo los animales más poderosos, los que más y mejor matan, los que tienen los colmillos más largos y afilados sobreviven. Los otros somos sus alimentos.

Excelente, como siempre.

Cuídate, Sr. Rodríguez.

Rafael Sarmiento dijo...

@Papi Magase

Lo primero, no me tienes que pedir perdón por nada. Faltaría más. Aquí estamos para cuando quieras y puedas.

Evidentemente, lo primero es poner orden en la vida de cada uno. Lo demás viene después. Espero de verdad que cuando vuelvas a tu ritmo habitual, sea porque ese orden se ha vuelto a imponer.

Mientras, como digo, aquí estamos.

@Jose Manuel

Mi padre decía algo semejante a lo de tu amiga. Algo así como que, bajo tierra, hasta a los obispos se los comen los gusanos. Por mucha lápida de mármol que le pongas. O mausoleos. O lo que sea.

A riesgo de ponerme excesivamente metafísico, yo creo que el cielo o el infierno debe ser algo semejante al estado de la conciencia de cada uno una vez pasa al otro lado. Si tienes la conciencia tranquila, disfrutarás de ese paraíso. Si no, los remordimientos te comerán.

Conceptos religiosos de andar por casa. No profundizo en ellos porque prefiero vivir la vida a imaginar la muerte, pero de ahí surge la reflexión que luego dio lugar a esto que se me ha ocurrido escribir.


Muchas gracias a los dos, un abrazo.

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