jueves, 3 de diciembre de 2009

Me importa menos que un bledo

Los sevillistas a menudo nos quejamos de la forma en que se nos ningunea desde un amplio sector de la prensa deportiva nacional. En verdad no es sólo en el ámbito del fútbol, sino de una forma general, y aunque es algo que me indigna especialmente, no viene al caso ahora.

A pesar de la excelente gestión, y el espectacular crecimiento de la entidad a lo largo de los últimos años, seguimos siendo un club ninguneado, anulado, apartado… un equipo invisible, que dicen algunos. Se nos trata de modo arbitrario, apenas se da información de nuestro equipo, y cuando se da, las más veces es para criticar, buscar polémica o desestabilizar. Y, por supuesto, se nos falta al respeto de diferentes maneras (la sanción de 150€ al At. Madrid es un claro ejemplo de ello)

Está claro que a toda esta gente les importamos un bledo.

Y llegados a este punto, hay dos opciones: o cabrearse de modo monumental, hasta el punto de ver fantasmas donde no los hay porque ya todo lo que uno ve publicado le parece irrespetuoso, o mentira directamente; o tomarse el asunto a modo de cachondeo y carcajearse de la estrechez de miras de algunos que campan a sus anchas por ahí. Esto último es lo que yo he acabado por decidir. Que reírse del mundo, empezando por uno mismo, es un ejercicio de lo más sano. (Aunque sin pasarse, que todos los excesos son perjudiciales)

Fue de esta manera como un día me llegué a hacerme una pregunta. Ya que, como dije antes, a toda esta gente les importamos un bledo, una nueva duda asaltó mi mente: ¿qué es un bledo?

Bueno, seamos sinceros, En verdad no fui yo quien tuvo la idea de plantearse este interrogante ¿Verdad GSTA? Pero me pareció tan magnífica la idea que he decidido investigar.

Por lo general, cuando a uno se le viene a la cabeza la palabra bledo, lo asocia a algo nimio, insignificante, prescindible, carente de ningún tipo de valor o relevancia. Algo así como el Sevilla FC para toda esa gente.

Sin embargo, en verdad, un bledo es una planta, un vegetal, más conocido en esa ciencia como amaranto, nombre que, por desconocido, tiene bastante más caché que el defenestrado bledo.

Amaranto es también el nombre de una importante compañía de teatro, que eligió bien su denominación, porque de llamarse Bledo no habrían sido tan respetados. ¡Qué injusticia lingüística tan flagrante! ¿Qué culpa tiene el bledo de tener un nombre tan feo?

Igual el Sevilla debería cambiar de nombre para que estos tipos lo traten con mayor respeto. A pesar de lo bonito que es el nombre de Sevilla.

La planta a la que me refería antes tiene dos tipos diferenciados: el Amaranthus, o bledo normal, que se suele encontrar en los bordes de los caminos o carreteras. Y el Amaranthus Albus, o bledo blanco, muy frecuente en la zona ruderal de cruce del Canal del Duero y el río Esgueva. (¡Ahí queda eso, que no de qué!)

Resulta que de esta planta se obtiene el aditivo colorante para caramelos E -123, aprobado por el Centro de Investigación y Control de la Calidad del Ministerio de Sanidad y Consumo. O sea, que para que un caramelo de fresa tenga el típico color rojo (o el de naranja, naranja, o el de limón amarillo) es imprescindible el uso del bledo. ¿Cuántos niños reconocen sus caramelos favoritos, o empiezan a aprender los colores y sabores gracias al bledo?

Es increíble que algo tan nimio e irrelevante de tanto de sí, pero no es sólo esto. Es incluso más, como veréis a continuación. Investigando imaginé como se debería de sentir un pulsateclas de esos metido a periodista ultramadridista si descubriera lo que se está haciendo aquí en Sevilla.

Y es que el colmo de mi investigación fue cuando descubrí al bledo (esta vez bajo la denominación de amaranto) en el mundo de la cultura. Y no ya por ser el nombre de una compañía de teatro. Mucho más. Aparece en un poema del grandísimo Pablo Neruda (nada menos), perteneciente a su libro “Residencia en la Tierra”.

Aquí os lo reproduzco

De miradas polvorientas caídas al suelo

…De podridas maderas y hierros averiados

…[allí] están golpeando las olas, destruyéndose de muerte...

…Olas del mar, derrumbes,

arrolladas corrientes de animales deshechos...

...estoy solo entre materias desvencijadas......

…caballeros deshechos por las lentas medusas...

…el día se cae con las plumas deshechas….

…triste voz podrida por el tiempo...

…ola de olores muriendo… envueltos en otoño…

…Paredes mordidas por los días de invierno…

…El aire muerde rostros

y se caen sus plumas de amaranto.

En verdad no entiendo lo que quiere decir Neruda con este texto, pero me parece tremendo que algo que hasta ahora consideraba tan vulgar, intrascendente e insignificante pudiera merecer una aparición en un poema de tan importante escritor.

¡Qué atrevida es la ignorancia! ¡Qué manera de ningunear algo, sin tener ni idea de lo que es!

Prometo no volver a utilizar en público la expresión “me importa un bledo”. Más que nada por no comportarme igual que esos que, por la comentada ignorancia, o simplemente por mala leche, nos ningunean a nosotros los sevillistas.

Yo no soy así, o intento no serlo.

Y esos otros que nos ningunean…

Me importan una mierda.

Con perdón.

2 comentarios:

Gol Sur, Tribuna Alta dijo...

¡JAJAJAJAJAJA esto es grandísimo!

Yo trabajo (entre otras cosas) en el mundo del teatro y aún no he contactado con la compañía "Bledo", pero llegado el momento, será grandioso.

Y cuidado cuando a tu niño (ya no faltará mucho, si es que aún no ha pasado) le empiecen a salir los dientecitos de leche: nada de darle caramelos con bledo, que se le picarán. Y a tí te picará la cuenta corriente.

Y ya por último... Pablo Neruda es uno de los grandes, pero... con la palabra "Invierno", ¿Bledo no rima mejor que Amaranto?

Seguramente a Neruda, que rimara mejor o peor... le importaría una mierda.

Nunca se sabe ni cuando, ni como, ni porque, puede surgir un post.

Memorable.

Un abrazo.

Rafael Sarmiento dijo...

@ Gol Sur Tribuna Alta

Pues me alegro de que te haya gustado, porque, en cierta medida, este post iba dedicado a ti. Ya que me diste la idea, no podía ser de otra forma.

Y, en efecto, invierno rima mejor con bledo que con amaranto. En rima asonante, para ser más exactos. Lo que pasa es que hay que entender a Neruda. En un poema no queda igual amaranto que bledo.

Donde va a parar.

Un abrazo, y muchas gracias.

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