Gracias por ser del Sevilla

Según declaraciones de Jose María del Nido en una reciente comparecencia, estos son algunos de los números del Sevilla FC: Un beneficio neto de 20 millones de euros en la última temporada, un patrimonio neto positivo de 49 millones y un beneficio acumulado en el período de su mandato (2002-09) de 80 millones de euros.

Ahí es nada. Ahí queda eso. Mientras algunos de vuelven locos fichando jugadores por cantidades obscenas e indecentes, estos son los números del club mejor gestionado de España. ¿Y cual es el objetivo de la entidad para esta temporada que empieza? Pues mejorar lo conseguido en la anterior. ¿Y cual es el objetivo de los demás? Pues lo mismo: mejorar lo hecho en la temporada anterior, salvo el Barça, que es imposible que lo haga porque lo ha ganado todo.

Entonces, ¿para qué sirve gastarse tanto dinero y endeudarse de tal forma? Pues para lo mismo que hacer una gestión ejemplar en una empresa deportiva: mejorar lo hecho en el año anterior.

Si cualquier persona completamente ajena al mundo del fútbol leyese esto, no dudaría en ensalzar la labor hecha por la directiva del Sevilla, y criticar duramente los dispendios de otros. Pero, ¿es eso lo que ocurre en realidad? Pues no. Aquí lo único que prima es el dinero, el espectáculo y la venta de camisetas.

Y de verdad os digo que estoy harto. Hastiado, indignado, aburrido, ofendido... No me cabe en la cabeza que la portada de la información deportiva de un medio de comunicación sea cuántos guardaespaldas lleva Cristiano Ronaldo, qué es de la vida de la ex de Guiza, o cuanta gente reune en su presentación tal o cual pelagato elevado a la categoría de estrella. Me enfurece que el deporte sea reducido a esta pantomima. Y me pregunto qué ejemplo estamos dando a los niños, si convertimos en sus ídolos a gente que vive del cuento. A niñatos engreídos y caprichosos que sólo tienen que chasquear los dedos para alguien le acerque una rayita de coca, una puta de lujo o lo que sea que se le antoje. Y que luego, cuando no rinde en el terreno de juego, pida respeto, o cariño..., una verdadera tomadura de pelo.

Si nosotros, como pueblo, no persona a persona, tuvieramos un mínimo de dignidad, estaríamos condenando la actitud de los que todos sabemos. Los apartaríamos de la sociedad, los señalaríamos con el dedo. Les dejaríamos claro que no queremos entre nosotros a gente así. Les insistiríamos que el deporte es nobleza, afán de superación, competitividad sana, esfuerzo, trabajo, respeto por el contrario... todos esos valores que faltan en nuestra sociedad. Y para colmo, muchos de los que apoyan esta pantomima en la que se ha convertido el fútbol se preguntan con cinismo e hipocresía qué es lo que está pasando para que estemos perdiendo perdido el norte de la manera que lo estamos haciendo.

Y, mientras, los gobernantes se empeñan en defender la igualdad entre hombres y mujeres y los derechos de los homosexuales. En condenar a los que pegan a sus parejas, y en procurar que seamos un país pacífico y contrario a todo tipo de violencia. En inculcar a nuestra sociedad una serie de valores más cercanos al respeto y la tolerancia que al sálvese quien pueda y a la ley del más fuerte tan propia del capitalismo en estado puro. Pero, por otro lado, parecen querer hacer oídos sordos ante este esperpento que vemos día a día.

Si nuestra sociedad fuera digna, al hablar de fútbol ensalzaría al Sevilla FC y reprobaría a otros. Resaltaría a quien trabaja duro y gestiona bien, y denostaría a quien gasta y gasta sin control ni mesura. Defendería el valor del esfuerzo y el bien hacer, y ningunearía a quien va por la vida de rico, sobrado y prepotente, gastando lo que no tiene y mostrando fachada, pero sólo fachada, porque por detrás no hay nada de nada. Al menos nada bueno.

Pero no. Nuestra sociedad no es digna. O sí, pero no quienes la dirigen. (¿La dirigen los gobernantes, los medios de comunicación, o estos últimos con la aquiescencia de aquellos primeros?) Y yo me niego a que me identifiquen con eso. Por eso doy gracias a Dios porque sea el Sevilla, mi Sevilla, quien encarne esos valores que tanto defiendo. Si no fuera así, no dudaría en criticarlo. Que uno quiera a su hermano no quiere decir que no pueda llamarle la atención si hace algo mal.

Y no entiendo cómo es posible que a algunos no se les caiga la cara de vergüenza. Acaso no la tendrán. Yo por mi parte no pienso seguirles el juego.

Y ahora vuelvo a lo que decía al principio: Según declaraciones de Jose María del Nido en una reciente comparecencia, estos son algunos de los números del Sevilla FC: Un beneficio neto de 20 millones de euros en la última temporada, un patrimonio neto positivo de 49 millones y un beneficio acumulado en el período de su mandato (2002-09) de 80 millones de euros.

Por mucho que nos ninguneen, esto es una buena gastión. Por mucho que les chupen el culo a los que todos sabemos, esto es lo que una sociedad digna debería defender. Y por mucho que algunos se rasguen las vestiduras al ver la actitud que tiene buena parte de los niños y jóvenes de hoy día (y los no tan jóvenes también), a mi no me sorprende en absoluto. Si en un telediario se emplean 15 minutos a noticias de España y el mundo, y media hora a lo que ha hecho el Cristiano Ronaldo de turno, los resultados son los que son.

Cada uno tiene lo que se merece. Y si en mi anterior post parafraseaba a los tenistas de la Davis dando las gracias por ser español, lo cierto y verdad es que hay veces que no tengo más remedio que avergonzarme de ello. Pero, al menos, me queda una cosa. Algo de lo que sí que puedo sentirme orgulloso.

Gracias, Dios mío, muchísimas gracias.

Gracias por ser del Sevilla.