lunes, 5 de abril de 2010

El efecto Juande

Yo me considero un apasionado del fútbol, mucho más allá de los sentimientos por mis colores, y por tanto de mi sevillismo. Y cuando digo esto, no me estoy poniendo del lado de esos que identifican buen fútbol con jugar "a la brasileña", porque esa una una manera muy simplista de concebir este deporte. A mi me gusta el fútbol en todas sus facetas, y me parece tan admirable ver a un equipo tocar el balón con esquisitez, como a otro cerrando toda vía posible al rival hasta el punto de hacer imposible que este marque un gol. Pero a quien de verdad admiro es a ese equipo capaz de hacer las dos cosas a la vez. Esto es algo prácticamente imposible de ver, pero han habido algunos casos en la historia del fútbol que se han acercado a ese nivel de excelencia, como la Holanda de la época de La Naranja Mecánica, el Milan de finales de los ochenta, el Ajax de mitad de los noventa, o el Barcelona de Cruyff o el del año pasado.

A mi me gusta ver a los equipos que tratan de practicar el fútbol total, esa concepción de este deporte en la que cualquier jugador es capaz de hacerlo bien en cualquier posición. Aquel conjunto que se acerque a eso será capaz de ganarlo todo. Y me encantan ese tipo de jugadores. Esos que algunos llaman "todocampistas". Aquí en Sevilla hemos disfrutado durante años de uno así. Se llama Daniel Alves. Otros siguen con nosotros, como Didier Zokora o Frederic Kanoute, futbolistas que, cada uno especialista en su posición, son capaces de desplegar distintas facetas del juego a un altísimo nivel.

Cuando veo un partido de fútbol, me gusta fijarme en los detalles, en la forma de jugar que tiene cada equipo, respetando todos los estilos, y admirando a los que los ejecutan bien, sean más o menos vistosos.

Pero, a pesar de eso, cuando me refiero al Sevilla no suelo hablar demasiado del tipo de juego que se despliega. Y eso es así porque cuando me refiero al Sevilla, entra en acción la parte sentimental. A mi me da igual como juegue mi equipo. Yo sólo quiero que gane. Si lo que pretendo es ver fútbol como estilos de juego, se disputan miles de partidos cada fin de semana a lo largo y ancho del planeta. Pero cuando juega el Sevilla me da igual de todo. Sólo me importa que marquemos un gol más que el contrario, y si no es posible, pues que sean los mismos al menos.

Respecto al Sevilla, cuando alguien me dice que el equipo no enamora, a mi se me vienen a la cabeza los peinados de algunos futbolistas (sobre todo del Madrid). A mi, mientras ganemos, que mi equipo juegue bien o mal me importa lo mismo que el peinado que lleve tal o cual jugador. Porque de la misma manera que algunos dicen que el fútbol es un espectáculo, pues yo contesto que, si eso es así, que obliguen a los jugadores a salir repeinados y maquillados para que den buena imagen. O mejor aún, que enseñen a jugar a los modelos (hombres y mujeres, por aquello de la igualdad), y que nos regalen la vista con jugadas bonitas y cuerpos esculturales.

Os voy a confesar un pequeño secreto. Yo soy un admirador acérrimo de Adriana Lima


                                                                        www.adrianalimafan.net

Las razones son evidentes :)

Hay quien ha dicho que esa mujer debe ser extraterrestre, porque la naturaleza humana no es capaz de fabricar algo tan bello. Pues bueno, si Adriana Lima jugase al fútbol de alto nivel, yo sería fan incondicional del equipo en que jugase. No lo podría evitar, me tragaría todo partido que ese equipo disputase. Eso sí que es espectáculo. Y "a la brasileña", para más señas.

Pero eso no es fútbol. Eso es otra cosa. Fútbol es sentimiento, y sin ese sentimiento, el fútbol sería como el hockey hierba, o el ajedrez. Un deporte con sus aficionados, pero poco más.

En su primera rueda de prensa como entrenador del Sevilla, Antonio Alvarez dijo algo acerca de recuperar el sello de Juande, y un par de semanas (y dos partidos) después, por una vez, voy a hablar del juego del Sevilla, acordándome un poco de esa frase.

El Sevilla de Juande jugaba con la defensa muy adelantada, con dos laterales muy ofensivos, un centro del campo que mezclaba la fuerza de Marti o del mejor Poulsen, con la técnica del mejor Maresca y del mejor Renato, unos extremos igual de rápidos que ahora, y dos delanteros de altísimo nivel: Kanouté con tres o cuatro años menos, y Luis Fabiano, el único junto a Jesús Navas que sigue siendo más o menos el mismo que entonces. Aquel equipo ahogaba al rival con una presión axfisiante que se realizaba muy arriba, y una salida explosiva y vertiginosa en cuanto se robaba el balón. Aquel equipo se podía permitir el lujo de dejarle la pelota al contrario porque nadie lo consideraba aún un grande, y eran muchos los rivales que venían a por nosotros, no como ahora, que prefieren encerrarse y buscar a ver si suena la flauta en un contragolpe.

De hecho, el sello de Juande no existe, que se lo pregunten a los del Tottenham, a los del Madrid o a los del CSKA de Moscú. Ni tampoco es posible aplicar ese estilo de juego al actual Sevilla. No por los jugadores que tenemos, que es ese sentido no habría problemas, sino porque la actitud de los rivales es absolutamente contraria a la que tenían entonces, y me estoy acordando de la forma en la que el Valencia del "gran" Unai Emery se encerró en la cueva en su última visita al Sánchez Pizjuán.

Pero es que tampoco la afición se comporta de la misma forma. En la época de Juande la gente se volvía loca sólo con ver al equipo meterse en la UEFA, con lo que no digamos nada ganando títulos. Los aficionados animaban a muerte al equipo hiciera lo que hiciera (hubo muchísimos partidos malos), de modo que empujaban a los jugadores cuando las cosas no les salían del todo bien. Nada de eso se produce ahora. El sello Juande fue el sello de un Sevilla campeón, y hubiera dado lo mismo el entrenador que hubiese estado en el banquillo.

Fue el Sevilla quien hizo grande a Juande, y no viceversa. Y ahí están los hechos. Mientras el Sevilla sigue arriba en la tabla y disputando finales, Juande está en el paro, tras fracasar en absolutamente todos y cada uno de los proyectos en los que se ha embarcado desde que se fue de aquí.

De cara a la galería, la frase de Antonio Alvarez fue sensacional. Sobre todo a la hora de crear ilusión. Pero en la práctica no es más que humo. Y eso lo vimos en el partido contra el Tenerife. (Lo de Villarreal no lo tengo en cuenta, porque hacerlo sería injustísimo).

Contra el Tenerife el equipo jugó a otra cosa que cuando estaba Manolo Jiménez. Bueno, a los últimos partidos de Manolo Jiménez. Trato de rasear, de jugar más elaborado y menos directo. Intentó que el boleón fuera un recurso más, no un estilo de juego. Juntó las líneas, hubo menos distancia entre defensa y centro del campo, y entre centro del campo y delantera. Eso facilitó la tarea de creación, y restó esfuerzos a los futbolistas por dos motivos. Primero por jugar en una franja inferior de terreno, y segundo porque el dominar la posesión carga menos a los jugadores, lo cual está genial dado el estado físico de estos.

Gracias a ello,, los laterales no tuvieron que subir tanto para ayudar a los mediocampistas, ni los extremos se vieron obligados a venirse al centro dada la enorme laguna que ahí se formaba por la enorma distancia que en anteriores partidos había entre líneas. Kanouté no tuvo que bajar tanto a recibir balones, y cuando lo hacía, siempre tenía a alguien cerca en quien apoyarse, aparte de encontrarse mucho más próximo al área rival, con lo que el peligro de sus acciones era infinitamente mayor.

Para colmo, al tener el balón la mayor parte del tiempo, el rival no podía atacarnos, con lo que la defensa comenzaba antes de tener que defendernos. Y gracias a Dios, porque la defensa del Sevilla está tan cascada como hacía años que no recordaba. Las lesiones (antes excusas), se siguen cebando con esa línea.

Y todo esto está muy bien, pero es que esto también se daba con el equipo de princios de temporada. Ese que aspiraba a todo. Lo que pasa es que ese equipo tuvo que dejar de jugar así por culpa de las bajas, hasta el punto de convertiese en un conjunto de supervivientes. El primer partido con diez bajas había que pasarlo como fuera. Y el segundo también. Y el tercero, y el cuarto y así sucesivamente hasta el punto de cambiar la mentalidad del equipo, que dejó de ser un grupo ganador, para convertirse en eso, en un grupo de supervivientes.

Y Manolo Jiménez no fue capaz de cambiar eso. No fue capaz de motivar a los jugadores, y estos le hicieron la cama. Seguramente sin pretenderlo, Dios me libre de acusar a nadie de nada. Llegaron los malos resultados, y entrenador a la calle. Como en todos los equipos del mundo.

Ahora llega Antonio Alvarez con un cambio de mentalidad. Genial. Perfecto. Justo lo que necesitamos. Cambio de mentalidad, balón al piso y a hacerlo rodar. Menos patadones, más pases. Mucho juego horizontal, eso sí, pero al menos a conservar la posesión. Otra cosa, otro estilo, otra forma de jugar, que algo había que cambiar. Muy bien, ya digo, es justo lo que necesitamos.

Pero digo yo una cosa. ¿Por qué los jugadores se motivan con un cambio de entrenador? ¿Por qué hacen ahora lo que no hicieron antes? ¿Por qué con Jíménez jugaban andando y ahora corren, se mueven, se desmarcan y todo eso? ¿Por qué, si son profesionales?

Lo del efecto Juande está muy bien, ya digo. De cara a la galería, para motivar, para ilusionar. Genial. Pero Antonio Alvarez, no te equivoques, no es eso lo que ha ocurrido. Lo que ha ocurrido es que los jugadores han empezado a jugar. Gracias a ti, claro, a tus pequeños cambios, al respeto que te tienen, claro que si. Pero los jugadores. Tú no, porque a ti no te ha dado tiempo de nada. Hubiera sido injusto culparte por una posible derrota, pero tampoco ahora se te puede elevar a los altares.

De efecto Juande nada. Un magnífico trabajo de mentalización por parte de nuestro nuevo entrenador, que ha conseguido contagiar a todos de su optimismo. Y también unos pequeños cambios a la hora de plantear los partidos con los que apoyar esa labor de mentalización.

Pero Antonio no te confundas. Eres sevillista. Otro grande del Sevilla, igual que Manolo. Fuiste ídolo en mi niñez, te tengo admiración y un enorme cariño. Por eso te lo digo. No te dejes engañar. Estás en manos de esos futbolistas. De lo que ellos quieran dependerá tu éxito. No de efectos Juande.

Y por cierto, señor Del Nido, por favor, fiche usted a Adriana Lima de delantero centro. Que el sevillismo quiere ver espectáculo. Verá como así el equipo enamora.

6 comentarios:

EL PAPI MAGASE dijo...

pero que requetebien escribes hermano,cada vez que te leo me quedo encantado y dices lo que yo pienso y no tengo cohones de expresarlo con esa pedazo de labia que tienes,por cierto post largos pero muy,muy interesantes y educadores,un abrazo ravesen,nos leemos.

Rafael Sarmiento dijo...

Pues muchas gracias. Pero con esto de escribir pasa como con el fútbol y el espectáculo. Por mucho que juntes las letras muy bien, a la hora de expresar un sentimiento hay quien lo hace mejor que otros. En ese sentido, yo juego en horizontal, con posesiones larguísimas, y tú te plantas en el área con tres pases y metes el gol.

Y el gol es lo más importante de todo. El día en que yo le ponga los pelos de punta a alguien como tú haces con muchas de las cosas que escribes, entonces podré empezar a hablar de escritura contigo.

Un abrazo, y muchas gracias otra vez.

Anónimo dijo...

Tú no me estás viendo ahora, pero te estoy haciendo 'la ola'. Créetelo.
200% de acuerdo.
Y mejor no puede expresarse.
Orejas y rabo.

Rafael Sarmiento dijo...

Pues muchas gracias. Viniendo de ti, con ese pedazo de blog que tienes, es todo un halago. Esa sección dedicada a "Victorcete Fernandez" sí que es para hacer la ola. Lástima que nos lo hayan quitado de en medio.

Un abrazo

Gol Sur, Tribuna Alta dijo...

Como a Adriana Lima la fiche el Betis te vas a ver en un aprieto jajaja

Coincidimos todos más o menos en lo mismo respecto a este entrenador, al anterior, y al más anterior aún.

Parece que a Antonio Álvarez se le está alabando, pero... ¿pudiera ser un menosprecio decir que, si lo hace mal, es malo, y si lo hace bien, es la herencia de Juande? Él ha sido segundo entrenador de muchísimos entrenadores, de los más variopintos: Juande, Marcos Alonso, Caparrós, Bilardo...

Menos mal que nosotros escribimos por afición y no tenemos que vivir de esto. Porque me da la impresión de que muchos han montado tal circo alrededor de Juande-Jiménez, que ahora que los dos son historia no pueden cambiar de tema. Viven de eso.

Pero eso no puede estar siempre de moda.

Y quizá me haría cierta gracia que la gente se aburriera y el invento le explotara en las manos. Que los destruyera un empacho.

Un abrazo.

Rafael Sarmiento dijo...

Si lees detenidamente, comprobarás que el el post digo literalmente "Si Adriana Lima jugase al fútbol de alto nivel..."

No veo donde encajas al Betis en esa suposición. jeje

Eso de que la gente se harte de tanto debate orquestado es algo que llevo tiempo deseando, y no me extrañaría nada que ocurriera. El pueblo puede ser manipulable, pero no gilipollas, y tarde o temprano se da cuenta de las cosas.

Por otro lado, no creo que no puedan cambiar de tema. Se trata de algo que tú has comentado en varias ocasiones. Ellos consideran que han tenido razón, y se están regodeando. Así de simple.

Muchas gracias y un abrazo

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