En verano de 1991, yo tenía dieciséis años. Mi padre había comprado el año anterior un casa en la playa, y esas eran las primeras vacaciones estivales que pasaríamos allí, convirtiéndose después en todo un clásico, año tras año. De hecho, mi familia aún posee esa casa, y para mi es, quizás, uno de nuestros mayores tesoros. Cualquiera se pone ahora a comprar una segunda residencia en la costa. Pero no era esto de lo que quería hablar.
Como digo, aquel verano de 1991 fue el primero que pasé en aquel lugar, y aunque en años posteriores fui miembro de una gran pandilla de amigos, en aquellos días aún tenía únicamente a uno: Jose Carlos se llamaba (y se llama). No me había dado tiempo a más. Éramos el germen de esa pandilla que se formaría poco tiempo después.
Una de las cosas que hacíamos en aquellos días era quedar al mediodía para ver en televisión las etapas del Tour de Francia. Normalmente en casa de él, porque su TV era infinitamente mejor que mía. Las cosas del dinero, que aunque mi familia siempre vivió desahogada económicamente (la de mis padres, no la que he formado yo), la de mi amigo Jose Carlos supera con creces todo lo que yo he conocido de primera mano en mi vida. Extrañamente, este chico era (y es) de lo más sencillo, pero ese es otro tema.
Aquel año, el Tour se presentaba incierto. La gran esperanza española era, una vez más y a pesar de sus últimos fracasos, Pedro Delgado. Sin embargo, había un joven en ciernes al que había quien daba alguna opción. Se llamaba Miguel Induráin, y en aquellos tiempos no pasaba de ser un buen ciclista, pero no un súper clase. De hecho, aquel fue el Tour de su confirmación. El primero que ganó. Recuerdo como si fuera ayer ver en la televisión de Jose Carlos la etapa en la que se escapó junto a Claudio Chiapucci en aquella bajada del Tourmalet, haciéndose al final de la misma con el maillot amarillo, el cual no dejó en lo que quedó de ronda. Y casi se puede decir que durante los cuatro años que siguieron.
También recuerdo como, aquel día, el hermano mayor de mi amigo aseguraba que no veía a Induráin ganando el Tour de Francia, que no creía en él. Aún hoy día nos reímos a su costa cuando nos encontramos, a causa de tan desafortunado comentario. Es evidente que no se gana la vida como analista de ciclismo. Y es que, como todos sabemos, Miguel Induráin se convirtió en uno de los mejores ciclistas de todos los tiempos, entrando en el olimpo de los más grandes junto a Jaques Anquetil, EddieMerckx y Bernard Hinault, los otros tres que habían ganado cinco Tours en sus carreras deportivas. Se decía entonces que no sería fácil que pronto surgiera otro como él. Como ellos. De hecho, el navarro fue el primero en ganar esos cinco Tours, pero de forma consecutiva, y no fue hasta 1996 cuando alguien logró batirle. Fue un danés llamado Bjarne Riis, que hasta entonces era un ciclista de medio pelo, pero que en aquel Tour, a pesar de ser ya veterano, se destapó y logró alzarse con la victoria.
Eso sí, hoy día se sabe que lo hizo dopado hasta las cejas.
A pesar de todo, de la grandeza de las hazañas de Miguel Induráin, no tardó mucho en aparecer quien le superase. El americano Lance Armstrong ganó la friolera de siete Tours consecutivos, los que se disputaron entre 1999 y 2005. Y lo hizo sorprendiendo a todos porque, entre 1996 y 1998 estuvo apartado del ciclismo por culpa de un cáncer. De todos modos, lo verdaderamente sorprendente no fue tanto eso (que también) sino, sobre todo, que antes de la enfermedad no pasaba de un ciclista mediocre, y después de ella se convirtió, con diferencia, en el mejor de todos los tiempos. Algo tan extraordinario que sonaba raro. Que incluso chirriaba.
Y tanto.
Esta semana ha reconocido que su historia es una gran mentira y que todas sus victorias fueron gracias al dopaje. Ya se sospechaba. Había mucha gente que lo daba por seguro, pero él nunca lo confirmó del todo hasta ahora. Y no es algo que sorprenda demasiado, por desgracia, ya que son muchísimos los ciclistas de la época post - Induráin que se han visto envueltos por escándalos por el estilo. Muertes incluidas en algunos casos, como el de Marco Pantani, a quien Induráin batió en varias ocasiones en los últimos años de su carrera.
La caída del mito de Armstrong es el colmo de los colmos. Por si no hubiera ya bastantes dudas sobre este deporte, esto ya lo supera todo. Y lo que da más pena es que se lo están cargando ellos mismos, los ciclistas, los que más deberían amarlo. ¿Cuantas ilusiones ha roto este tramposo? Ilusiones de aficionados incondicionales, de ciclistas que dejaron de ganar carreras por su culpa, de enfermos de cáncer que lo veían como un referente, como un ejemplo de superación. ¡Qué pena da todo esto!
Armstrong superó al cuarteto mágico formado por Anquetil, Merckx, Hinault e Induráin, los cuatro más granes ciclistas de todos los tiempos, los cuales ahora vuelven a la cima de la Historia de este deporte tras la caída del mito americano. Pero uno no puede dejar de preguntarse hasta qué punto sus victorias fueron limpias, sobre todo las de Induráin, el más cercano en el tiempo a esta ola de trampa que invade el ciclismo en los últimos tiempos. De hecho, convivió con muchos de los casos de dopaje más famosos, incluido el propio Armstrong, aunque antes de que se le diagnosticara el cáncer.
Para mí, Induráin es junto a Nadal y..., y..., nadie más, creo, el mejor deportista español de todos los tiempos (no sé si se me olvida alguien). Si algún día se supiera que él también hizo trampas, a mi me dolería muchísimo. Me sentiría muy engañado porque le he admirado una barbaridad. Desde siempre. Desde aquellas adolescentes tardes de verano en la casa de la playa de mi amigo Jose Carlos.
4 comentarios:
Solo recordarte que ya, antes, el mismo Pedro Delgado, el Tour que ganó lo hizo, al menos, con "ciertas dudas" y a punto estuvo de ser expulsado de la carrera.
Un fuerte abrazo.
PD.-Mis disculpas por estar desaparecido.
El dia que te enteres que los Reyes Magos son los Padres ,me imagino el digusto que te vas a llevar.
Fuera de coña te dire que se siente uno mal , no sabria explicarlo bien pero los Sentimientos hacia esa persona pasan de la Admiracion al desprecio en solo pensarlo, es muy duro pues hemos ido conviviendo con sus triunfos como propios y de pronto todo es mentira.
En fin que mañana ganamos y todo se olvida
Un Abrazo Rafael.
Viva el Sevilla f.c.
Triana1952
Hola Rafa,la verdad es que yo entiendo poco de ciclismo,pero me gusta el juego limpio en cualquier deporte....Ahora los franceses podran mofarse de él (igual que hicierón con Contador y Nadal)y nos dejaran en paz.
Va a pagar un alto precio por sus trampas y no creo la verdad, que le haya valido la pena,quizás esto sirva de mal ejemplo para que no se vuelva a repetir.
Gracías por todo,tus post (aúnque paresca que no ayudan,si lo hacen, a que pase un rato agradable,y en momentos donde los animos flaquean, se esfuma esa sensación)
Mi salud anda mucho mejor,gracías.
Saludos sevillista
@Marcu
Cierto, así fue. Y no sé si es porque en aquella época había menos controles, pero era menos común tanto positivo como ahora.
@Juan Antonio de la Rosa
No se puede resumir mejor. Es justo así com pienso.
@Dori
No se van a mofar porque quien se ha mofado es Armstrong de ellos, que ha estado siete años engañándoles sin que se diesen cuenta.
Me alegro de que estés mejor, eso es lo más importante de todo.
Muchas gracias a todos, un abrazo.
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