viernes, 10 de mayo de 2013

La importancia de un partido


Hasta hace un tiempo, en lo relacionado con el fútbol, yo era de los que procuraban mirar siempre la parte positiva de las cosas, ser optimista, intentar encontrar un motivo a los fracasos y esperar lo mejor para el siguiente partido. Comprenderán, por tanto, que estos últimos años me he llevado un buen número de disgustos. Tantos, que ya no pienso de ese modo.

Últimamente, lo que procuro es ser realista. No dejarme llevar por la euforia, pero tampoco por el pesimismo. No lanzar las campanas al vuelo, pero tampoco renunciar a lo que sea que tengamos a mano. Y en este sentido, la situación en la que se encuentra el Sevilla en estos momentos me desconcierta. No sé a qué atenerme. Y si pienso en el partido de este fin de semana, pues mucho más.

El partido que vamos a jugar en La Rosaleda es de una importancia capital. Absoluta. Y no ya solo porque quedan cuatro jornadas y necesitamos todos los puntos posibles, sino también porque una victoria allí supone una derrota del Málaga (de perogrullo). Y esa victoria nuestra y derrota del Málaga significa que la semana siguiente nos plantamos a jugar el partido de casa contra la Real Sociedad con la posibilidad de ponernos a tan solo un punto de los de Pellegrini (que esa jornada ya la han jugado este pasado miércoles). Si eso se produce, tendremos aun dos jornadas por delante, pero habremos puesto a nuestro alcance una plaza europea más. La que otorga el sexto puesto. Y al Málaga aún le quedará visitar el Nou Camp. Que ya sé que el Barcelona no se va a jugar nada en ese partido, pero, sinceramente, si fuera malaguista y necesitara los puntos para alcanzar mi objetivo, preferiría otro rival, porque el Barça es el Barça, se juegue lo que se juegue.

Claro que todo esto carece de sentido si el Sevilla no gana en Málaga. Si el Sevilla no gana en Málaga, la posibilidad de alcanzar el sexto puesto (tan factible si vencemos) se esfuma por completo. Y si al Betis le da por ganar también (juega en casa contra el Celta), el séptimo se va a seis puntos con nueve por jugarse. Estaríamos a expensas de ver qué hace el Getafe, para así tratar de alcanzar la octava plaza y rezar para que al Málaga le sancionen. Eso si no se nos cuela alguien por detrás, que el Rayo tiene los mismos puntos que nosotros.

Pero es que, para colmo, el Sevilla sólo ha ganado un partido fuera esta temporada, con lo que perder en Málaga sería “lo normal”. Al menos lo que viene siendo habitual en las salidas de nuestro equipo. Lo que pasa es que a este equipo le hemos visto partidos magníficos..., aunque siempre en casa. El equipo está perfectamente capacitado para ganar allí (y más con un Málaga en horas bajas), pero ¿qué podemos esperar? ¿Entienden por qué digo que la situación en la que se encuentra el Sevilla me desconcierta? No sé qué pensar.

Lo que sí que tengo muy claro es que si el Sevilla hace lo que tiene que hacer, lo que sabe hacer y lo que ha hecho cuando le ha dado la gana, casi que apostaría a que terminamos la temporada sextos. Pero lo que no sé es si hará eso que sabe. Esa es la incógnita. Desde que llegó Emery, veo a un Sevilla muchísimo más serio. Un Sevilla capacitado para cumplir con su objetivo. Pero aún arrastra sus defectos clásicos de los últimos tiempos. Varitas mágicas no existen, luego Emery no tiene ninguna. Ha sido capaz de reconducir el camino del equipo, pero no de darle la vuelta como un calcetín. Y en esas estamos. Como decía antes, ¿qué puedo esperar? ¿Qué pienso? ¿Me ilusiono ante la perspectiva que tenemos, o me resigno a que fuera no ganamos ni de coña y no hay nada que hacer?

Al final, van a tener razón los profesionales de esto. Vayamos partido a partido y a ver hasta donde llegamos. Pues eso. Partido a partido. Y el próximo es en Málaga. Absolutamente fundamental.


Artículo publicado en Number 1 Sport

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