lunes, 16 de noviembre de 2009

¿El nuevo Daniel Alves?

No, no me estoy refiriendo a un nuevo lateral derecho brasileño que el Sevilla vaya a fichar para sustituir al que traspasamos al Barcelona por la cantidad más grande jamás pagada por un lateral derecho.

No tiene nada que ver, y utilizo el nombre del ya histórico exjugador sevillista como ejemplo de ese estilo de fichar que ha hecho famosa a nuestra secretaría técnica en España, e incluso más allá de nuestras fronteras.

Y lo hago porque todo hace indicar que un nuevo caso semejante al del brasileño está cociéndose en las entrañas de nuestro club. Hablo, como alguno ya igual ha supuesto, de Diego Perotti.

Me gustaría empezar planteando el tema desde un punto de vista económico – empresarial, aunque reconozco que queda un poco simplista teniendo en cuenta que estamos hablando de personas. Pero es que los clubes de fútbol no dejan de ser empresas, y los futbolistas, además de personas, son los principales activos de esas empresas.

Todo activo tiene una vida útil, que se resume en cuatro fases. Nacimiento, crecimiento, madurez y declive. Y lo ideal a la hora de gestionar el activo es, o hacerlo nacer (un futbolista de la cantera), o adquirirlo en las primeras fases del crecimiento a un coste bajo. Luego, se trataría de explotarlo (disfrutarlo) en el resto de su crecimiento y parte de la madurez, para venderlo entonces a un precio muy superior al de adquisición. A eso es a lo que se le llama un buen negocio. Algo que parece ciencia ficción para algunos, y que tan bien explotan otros. A mi me escandaliza que se eleve a los altares a ciertos personajes, haciéndonos creer que son excelentes gestores, cuando son incapaces de llevar a cabo esta regla básica de la gestión empresarial. Al menos en lo que a fútbol se refiere. No creo que haga falta que explique de quienes estoy hablando.

El Sevilla con Daniel Alves lo hizo de libro. Adquirió el activo cuando al verlo correr parecía un pato mareado. Yo he llegado escuchar a algún que otro “experto” diciendo que ese chico no estaba capacitado para el fútbol de alto nivel. Un auténtico y verdadero lumbrera, no cabe duda. Don Joaquín Caparrós lo pulió, enseñándole a coordinar sus movimientos hasta conseguir ponerlo a punto de caramelo, para que el Juande Ramos le sacara el máximo partido y beneficio. O sea, que con Caparrós acabó de crecer, y con el traidor explotó en su madurez. El Sevilla pudo venderlo entonces, pero como buenos gestores, decidieron que era posible exprimir el activo un poco más. No vale venderlo justo al terminar el crecimiento. Es mejor aprovecharlo cuando está en lo más alto. Mientras más mejor, pero más no se pudo.

Eso es un buen negocio. Se ficha muy barato, se explota todo lo que se puede, y se vende a un precio desorbitado. Esto es fácil de decir, pero muy difícil de hacer. Y esto es lo que, entre otras cosas, está engrandeciendo al Sevilla. El de Alves es el caso más claro y evidente, pero hay otros como Baptista, Ramos, Reyes… los que todos sabemos.

Y alguno más como el de Fazio con el que se pretende algo parecido, aunque las lesiones lo están lastrando.

Y este año, que por una vez se ha cambiado un poco la forma de fichar, trayendo a jugadores más contrastados, aparece otro futbolista que viene a seguir los pasos del brasileño en este asunto de la gestión de activos.

Yo suelo decir que esos jugadores están ahí para el que quiera ficharlos. Diego Perotti jugaba en un equipo de la Segunda División argentina, y se hubiera ido con los ojos cerrados a cualquier club europeo. De hecho aceptó venir aquí para enrolarse en el Sevilla Atlético, no en el primer equipo. Costó nada y menos, y comenzó a pelearse el puesto con su compatriota Armenteros en Segunda, a las órdenes de Manolo Jiménez. Porque no basta con encontrar un diamante en bruto. Luego hay que saber pulirlo, y eso fue lo que hizo el de Arahal. Eso también es ser buen entrenador, pero no me atrevo a decirlo muy alto porque en Sevilla aún es casi blasfemo afirmar que Manolo Jiménez es buen entrenador. Poner a un buen jugador a disputar partidos en su puesto es mucho más fácil que enseñar a un joven futbolista a convertirse en pelotero de alto nivel. Caparrós lo hizo con Baptista y Alves (entre otros). Y Jiménez, aparte de la ingente cantidad de jugadores que sacó cuando era entrenador del Sevilla Atlético, lo está haciendo con Perotti. ¿Con cuántos hizo eso el idolatrado traidor? Dejo la respuesta para quien quiera pensar en ella.

Este fin de semana, Diego Perotti ha debutado con la albiceleste. No con la selección de Estonia o de Burkina Fasso. No, con la de Argentina, a unos meses de la disputa de un Mundial. Y esto es algo muy grande. Los que estamos aquí hemos visto crecer a este futbolista desde que estaba en el filial. Se puede decir que es canterano. Se puede decir que es el Messi sevillista, no por la calidad, sino porque el caso es semejante al de Messi en el Barça. Un argentino que sale del filial.

A Perotti se le ve que es un jugador especial. Es rápido y parsimonioso a la vez. Tiene velocidad, pero sabe pararse, darse la vuelta, levantar la cabeza, pensar, amagar un pase, volver a darse la vuelta, dar otro sprint, esconder la pelota, mostrarla para volverla a esconder, volver loco al defensa para, cuando menos se lo espera, dar un pase, o disparar a puerta, o simplemente hacer el regate definitivo para irse del rival. Capel es rápido y desbordante. Navas tiene una calidad técnica superior. Adriano, además, posee fuerza. Pero Perotti es distinto. Él, como dicen en Argentina, gambetea. Y lo hace a las mil maravillas. Juega de tal forma, que el defensor no sabe por dónde le va a salir, ni qué va a hacer con el balón. Es frío y apasionante a la vez. Es una gozada de jugador. Y lo fichó el Sevilla. Estaba ahí, para el que lo quisiera, pero se lo trajo el Sevilla. Como a tantos otros.

Ahora empieza a revalorizarse, y con su internacionalidad mucho más. Pero no nos engañemos.Aún está por crecer. Todavía no ha llegado a la etapa de madurez. Cuando eso ocurra, el Sevilla tendrá un cheque al portador, porque valdrá lo que Del Nido, o el que esté, quiera que valga. Así es como se gestiona bien una entidad. Así, no de otra forma.

Sólo espero que, cuando llegue el momento en el que los súper grandes se den de guantazos por él, el Sevilla sea uno de ellos, y el jugador decida que no merece la pena cambiar de club. Sería señal de que, más que aquí, no podrá aspirar a nada en ningún otro sitio.

Que soñar es gratis, y el camino que llevamos es el correcto

3 comentarios:

Gol Sur, Tribuna Alta dijo...

Lo de Daniel Alves fue ya un descaro.

750.000 euros.

O dicho de otro modo: un 2% de lo que se sacó (se sigue sacando) por él.

O de otro distinto: Multiplicar por ¡¡50!! Su precio.

Todo ello, tras convertirse aquí mismo en uno de los mejores jugadores del mundo y sacarle cinco años y medio de espectacular rendimiento.

El mejor ejemplo de que la paciencia a veces no es mala.

Lo de que Perotti (o sus equivalentes) quieran quedarse aquí por que ya más grande no lo hay me provoca más dudas. Ahí entra en juego el dinero más que el prestigio.

El ejemplo más claro: jugadores de los equipos más grandes están protegiéndose al amparo de los petrodólares del aún mediocre Manchester City.

Un saludo, y enhorabuena por ser Sevillista.

Universo Nervion dijo...

Muy buen artículo, coincido contigo.
Salu2 rojiblancos

Rafael Sarmiento dijo...

@Gol Sur Tribuna Alta

Por eso digo que soñar s gratis. Porque es un sueño pensar que si ese jugador se quiere ir, no se vaya a ir. Lo que pasa es que no es lo mismo irse del Sevilla de hace 10 años, que del actual, o del de dentro de 5 años (esperemos)

Lo que está claro es que, se vaya quien se vaya, siempre llegará alguien que lo haga olvidar. De eso no nos cabe la más mínima duda, porqu ejemplo hay un montón.

Muchas gracias, un saludo, y enhorabuena a ti también.

@Universo Nervión.

Me alegro que te haya gustado, muchas gracias. Saludos

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