La verdad es que uno no sabe qué más nos puede pasar. Después de lamentar de una forma tremenda la terrible noticia de la lesión de Drago, lo del partido de esta noche suena a alegoría de lo que le ha ocurrido al serbio, y al propio equipo a lo largo de toda la temporada.
Cuando es que no, es que no. Y ya te puedes poner haciendo el pino, que es que no. Da igual lo que se haga, de la forma que se intente, o las medidas que se lleven a cabo. Este año no es el nuestro. No lo es, por mil motivos, y por mucho que nos empeñemos, parece que hay poco que hacer. Algo así debe pesar el bueno de Ivica Dragutinovic, que después de luchar durante toda la temporada, de superar un par de lesiones, una de ellas tan extraña para un futbolista como la rotura de una costilla, cuando ya queda tan poco para el final (de la temporada, y de su vida deportiva), va y se lesiona de tanta gravedad al término de un entrenamiento, se pierde el último Mundial que va a tener oportunidad de jugar, y veremos a ver si no termina por retirarle del fútbol.
Y nuestro Sevilla, después de pasar las de Caín con las lesiones (si, las lesiones, dejémonos de tonterías ya con las excusas), de intentarlo todo, de tratar de sobrevivir a pesar de esa presión tan orquestada, de incluso sucumbir ante ella con un cambio de entrenador, se planta en Getafe con la oportunidad de adelantar al Mallorca...
... y pasa lo que hemos visto.
Yo no hablo de que el equipo haya jugado bien, mal o regular. Ni de que ns hayamos merecido la victoria más o menos que el rival. Tampoco del hecho de que lo que nos mantuvo en pie fue la genialidad de nuestros delanteros, eso que tanto se le achacaba a Jiménez. Ni siquiera de la actitud de los jugadores, muy buena si me refiero a algunos, y lamentable en el caso de otros distintos. Es que no voy a abundar ni en el hecho de que no se puede perder un partido en el que marcas tres goles.
De lo que hablo es de que esto da la sensación de no tener remedio. De que no importa lo que se haga, parecemos gafados. Parece que no hay manera, ni pegando balonazos, ni jugando a rodar el balón. Ni tan siquiera por el hecho de tener la suerte de no encajar esos tres goles que podrían haber sido, pero que acabaron en el palo. Da igual, no importa. Si un gol lo evita el poste, ya encajamos otro en un balón que pasa por debajo de Escudé y de Palop en la misma jugada. Si es que hasta han expulsado a Kanouté. ¿Habrá en la Liga Española un jugador más digno, honrado y caballeroso que Kanouté? Bueno, pues esta temporada es la segunda vez que le expulsan. Así de rocambolesco es el añito que estamos pasando.
Y lo más increíble es que seguimos ahí, con el objetivo a tiro de piedra.
Pero yo ya llevo un tiempo en que me falta la ilusión. Ya lo dije en anteriores posts, y lo vuelvo a repetir ahora. Igual que hasta hace poco era el más optimista del globo, ahora las cosas han cambiado. Siento que hemos perdido la identidad, que ya no sabemos a lo que jugamos. Con Jiménez el juego era tosco, pobre, rudimentario y, para el que no fuera sevillista de la forma en que lo soy yo, hasta aburrido. Pero era un tipo de juego al que agarrarse. Por mucho que Negredo dijera que se hartaba. Yo también me harto de mi jefe a veces, pero sigo trabajando sin airearlo a los cuatro vientos.
Pero ¿y ahora? ¿A qué jugamos? Pues jugamos a sobrevivir, a tratar de cumplir el expediente, a intentar por todos los medios sacar adelante los partidos, pero sin alma, sin personalidad. No me malinterpretéis. No me estoy metiendo con Antonio Alvarez. Ni muchísimo menos. Al contrario, creo que está haciendo las cosas muy bien. Pero que muy bien. Ha sacado al equipo de la UCI, y lo mantiene a tiro de piedra del objetivo. Ni más ni menos. No le ha dado tiempo a nada más.
Lo que pasa es que no sé si es suficiente. Al menos para conseguir la cuarta plaza. Es que hablamos de conseguir la cuarta plaza. Es que eso que para muchos parece un mal menor, porque lo ideal sería ser terceros, es algo dificilísimo de conseguir. De hecho, en mis 35 años de vida sólo le he visto dos veces. ¡Dos veces! Es que lo he dicho en un montón de ocasiones, y ahora lo vuelvo a repetir. Es que lo que estamos exigiendo es muchísimo.
Hace una semana decía que, normalmente, cuando se destituye a un entrenador, es porque el equipo está en descenso, o rondándolo. Y que el revulsivo del nuevo técnico sirve para salir del pozo. Es suficiente ese cambio para lograr eso. Pero el Sevilla no quiere salir de ningún pozo. El Sevilla quiere ser cuarto, insisto, algo que mis ojos sólo han visto dos veces en su vida. Y para eso no es suficiente ese revulsivo. No lo es. Y eso no es culpa de Alvarez. Eso es culpa de lo que nos está ocurriendo.
Que no, señores. Que cuando no puede ser, no puede ser, y además es imposible.
Esa es la sensación que tengo ahora mismo. Como digo en el título, es desesperante.
Ojalá esté equivocadísimo, y acabemos locos de alegría por los exitos cosechados.
Yo, por mi parte, voy a empezar a hacer un ejercicio mental, algo para hacer algo así como reiniciar mis planteamientos, y mis exigencias al equipo.
Hace no más de cuatro años, con el Sevilla en la situación en la que se encuentra ahora mismo, yo estaría cantando por las esquinas por la felicidad.
Y ahora mismo vivo medio amargado y desilusionado. Esto no puede ser.
Yo quiero que el Sevilla siga creciendo, pero así no. Más despacio, quizás, aspirando a menos a corto plazo, puede. No lo sé. Pero así, no.
El sufrimiento, para los que estén en Segunda.
Yo no pienso seguir sufriendo.
Ya os contaré el resultado de mis meditaciones al respecto.
4 comentarios:
Pues si hermano Ravesen,es hora de plantearse nuevas metas y nuevos objetivos,como dices piano,piano y poco a poco,quizás el discurso del presidente nos cegó en demasia y ahora en las alturas sentimos un vértigo que si lo pensamos bien,es normal que nos tiemblen las piernas a veces,pero como dices tenemos que cambiar el chip,no podemos estar apaticos estando inmersos en el objetivo europeo,aunque sea el de uefa,ya quisiera ya jugarla para el próximo año y traernos un tercer paragüero para nervión,en fin lo dicho ya por activba y pasiva,tenemos que encontrar ese equilibrio de ujna vez por todas o esta situación terminará por devorarnos y eso yo al menos no lo voy a permitir,antes me dedico a ver a los juveniles que el fútbol es mucho mas puro y verdadero,un abrazo crack.
Megase me has quitado las palabras. Y ademas lo has dicho mejor que yo.
Primero:
Ya cuando quitaron a Jiménez la cosa iva fatal como equipo.
Pero de todas maneras hay motivos de sentirse feliz aun pasando lo que no nos gusta, ni esperabamos al inicio de temporada.
Sin embargo estamo ahí, en la pomada. Mas tarde o mas temprano bajón tenía que haberlo,
Date cuenta que se ganó mucho en quince meses y luego pasó todo lo que pasó.
Y para colmo la directiva elige a un entrenador sevillista, conocedor de la liga y que sirva de contención y los periolistos comienzan la campaña criminal desde el primer día. Porque sabían que era la mejor decisión del momento. Y Manolo ha cumplido perfectamente, aunque con la presión añadida de prensa y afición, eso revienta a cualquiera, mas cuando llega a los futbolistas, mas si hay alguno como Maresca o negredo. Y ahora comienza los mundiales, (Fijate en Drago-lesionado).
Muchas cosas.
Pero no lo digo por consolarme.
La verdad mira al Madrid o Barcelona, u otros equipos. Sufriendo tela. Y veremos que pillan.
Nosotros como mínimo una final. Que ya es algo, mas si la ganamos, la leche.
Y después como dice Megase, a mi no me amarga la UEFA, que quieres, aunque ese no es el objetivo económico del Club ni de la directiva, pero vista la guerra que hay.
De todos modos, el domingo es otro partido maravilloso en nuestro estadio. Y tenemos que ir renovados en ilusión. Al menos así voy a ir yo.
Es una casi final.
Y todos debemos esperar lo mejor.
Tranki y se feliz
Un abrazo
Fran
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