lunes, 18 de abril de 2011

La crispación del sevillismo

Cualquiera que pase habitualmente por este sitio sabe que no suelo escribir nada el día posterior a los partidos del Sevilla. Y mucho menos cuando pierde. No me gusta hacerlo porque prefiero dejar pasar un poco de tiempo para tener la cabeza fría y no decir ninguna tontería. Porque yo, cuando no tengo la cabeza fría, digo muchas tonterías. 

Ayer no fue una excepción, pero sí que me entretuve leyendo lo que escribieron otros. Y me pasó una de esas cosas que me pasan a menudo cuando me ocurre lo que decía antes, cuando me caliento porque no he dejado pasar el tiempo necesario para poder pensar con claridad. Cada uno tiene sus defectos y he aquí uno de los míos. 

Leyendo el blog "Latidos de Nervión", se me calentaron los cascos cuando vi esto escrito:

"Es una tomadura de pelo que la única idea que tenía Manzano para plantarse en Getafe era mantener la portería a cero. Y esta tomadura de pelo es aún mayor tras escuchar las paparruchadas que se han venido diciendo ante la posibilidad que veían "los sevillistas de verdad", esos que no respetan otra opinión que sea la suya, para alcanzar al Villarreal.
¡Vega ya por favor!

(...)

Hay que tenerla más dura que la pata de un paso."

Entonces hice lo que nunca suelo hacer el día después de un partido en el que el Sevilla pierde: escribir. Dejé un comentario que se demostró que estaba fuera de lugar, dándome por aludido, no yo en concreto, sino el sector de la afición que pensaba como yo y que aún veía ciertas opciones de dar caza al Villarreal, considerando lo que leí como una falta de respeto y alguna que otra chorrada más.

Afortunadamente, el bueno de Nacho Mateos tuvo la deferencia de dedicar parte de su tiempo a darme explicaciones (cosa a la que no estaba obligado en absoluto). Evidentemente, eso no iba contra ningún sevillista que tuviera mi opinión, sino contra ciertas personas que en su momento le faltaron al respeto y ahora él se ve con la razón como para dirigirse a ellos en esos términos. Y, como siempre me ocurre en casos como este, volví con las orejas gachas a pedir disculpas por mi exabrupto. 

La cosa quedó ahí, más que nada porque no tenía más recorrido, pero yo he meditado sobre algo al respecto. Y es que no sé bien qué nos está pasando, pero hay en el sevillismo un algo de crispación que no se entiende demasiado bien, sobre todo teniendo en cuenta que, en la peor temporada de los últimos muchos años, andamos por la quinta o sexta plaza, cosa que hubiese firmado cualquier sevillista en los años sesenta, setenta, ochenta, noventa.... Y esa crispación es la que lleva a gente como yo a ver fantasmas donde no los hay. 

Pues eso, ¿qué es lo que está pasando?

La conclusión a la que llego es que el sevillismo ve, siente, palpa, nota, percibe (llamadlo como queráis) que el equipo puede dar mucho más de sí, no ya este año, sino desde el mismo momento en que se marchó Juande Ramos y terminó aquella majestuosa racha de resultados y títulos, y que estamos dejando pasar una oportunidad de oro de afianzarnos entre los grandes. Es como ese padre de familia que se mata a trabajar durante años para mantener a los suyos,  que vive feliz con ellos a pesar de las penurias y que cierto día logra un importante ascenso y comienza a ganar bastante más dinero. Entonces ve que su familia comienza a gastar más de la cuenta, en vista de la bonanza en la que empiezan a vivir, y él se enfada porque nota que están malgastando el dinero. ¿Por qué es más infeliz ahora que le van bien las cosas que antes que eran pobres? Pues porque ahora que le van bien las cosas no quiere volver atrás, pero nota que con ese nivel de vida que mantiene su familia no podrán aguantar así mucho tiempo. 

El Sevilla de Jiménez (y de Alvarez) se mantuvo en las alturas a pesar del mal juego y de la desconfianza generalizada. Pero el Sevilla de Manzano está volviendo a una mediocridad que teníamos olvidada, a la que no queremos regresar por nada del mundo. Y eso nos crispa. A mí, me crispa. Nos lo estamos viendo venir. Y queremos (yo al menos quiero) pensar que no es así, que aún quedan (quedaban) opciones para entrar en Champions. Pero la realidad nos da una bofetada y nos grita a la cara que si nos metemos en UEFA, será para darnos con un canto en los dientes. Y esto no puede ser. Esto es inadmisible.

Yo es que no lo entiendo. Igual que la familia de antes gana bastante dinero como para no pasar por penurias, el Sevilla tiene plantilla suficiente para estar más arriba. Al menos para luchar de verdad por estar más arriba. La portería está bien cubierta, eso no le debe caber duda a nadie. En defensa contamos con buenos elementos: Fazio, Cáceres, Escudé, incluso Fernando Navarro (campeón de la Eurocopa con España, no lo olvidemos, no puede ser tan malo). En el centro del campo tenemos a Zokora (le llamábamos la Zokomotora, ¿recordáis? ¿Qué coño le ha pasado?), a Renato, el gran Renato con el que ganamos dos UEFAs. Renato tiene 31 años, ¿es esa una edad para estar acabado, por Dios?. Cigarini fue convocado por Italia. Por Italia no va convocado cualquiera, ¿es que es tan malo como parece? Además, ahora contamos con Medel y Rakitic. ¿Y las bandas? Capel, Navas, Perotti... si es de lo mejorcito que hay en España. Al menos así piensa toda España. Y arriba... hasta hace dos días estaba Luis Fabiano, el nueve de Brasil del último Mundial. Y Kanouté (para muchos el mejor jugador de la historia del Sevilla) que precisamente este año se ha lesionado menos que en otros. Y Negredo, que deslumbró en el Almería y al que muchos miran como uno de los delanteros con los que contar para la selección. Para la Española. Para la campeona del mundo, no una cualquiera. 

Para colmo, contamos con una de las mejores generaciones de jóvenes en el filial que se recuerda. ¿Es que esto no da para más que ser quintos, sextos o séptimos? ¿Es que esto no da para pelear en igualdad de condiciones con Valencia y Villarreal? Olvidémonos de Madrid y Barça. Con Valencia y Villarreal. ¿Es que estos dos son tantísimo mejores que nosotros? Si hasta hace dos días competíamos con ellos (y les ganábamos)

Y todo ello asumiendo los errores en fichajes que se han producido, las lesiones, las bajas formas, las malas rachas que todos los equipos pasan.... A pesar de todo eso, tendríamos que estar mucho mejor.

Y eso lo sabemos todos. Y nos crispamos. Y nos crispamos porque no queremos malgastar la oportunidad en la que nos encontramos, igual que ese padre de familia no quiere hacer lo propio con la nueva posición económica que ha conseguido. No queremos volver a la mediocridad. No queremos, pero este año estamos volviendo.

¿Y cual es el problema, entonces? 

Es evidente.

EL EN-TRE-NA-DOR. 

Los entrenadores, los que hemos tenido. La mayor virtud que debe tener un entrenador es la de sacar el máximo partido a la plantilla de la que dispone. Y si el sevillismo ve, siente, palpa, nota, percibe (llamadlo como queráis) que el equipo puede dar mucho más de sí, es evidente que esa virtud no está aflorando ni ahora ni nunca desde hace más de tres años. 

El Sevilla se tiene que gastar el dinero en un entrenador. En un tipo que le saque partido a los buenos futbolistas que tenemos para que dejen de parecer malos cuando son buenos. Y también para que sea capaz de ver lo que viene por debajo, en la cantera, y tenga los cojones de tirar de ellos. No sólo eso. Que también tenga la sapiencia de dar con el momento o momentos ideales para hacerlo y no quemarlos. Aparte, que tenga la ambición y la valentía necesarias para que si, por ejemplo, necesitamos como el comer los tres puntos de Getafe, pues vayamos a muerte a por ellos, a comérnoslos, a asediarlos, a aplastarlos con todas nuestras armas. Desde el minuto uno y sin llantos quejas o lamentaciones. Sin echar de menos las bajas o los lesionados. Nada de nada. Ambición, ganas, hambre de triunfo... valentía... cojones.

Eso es lo que nos falta. Y si eso cuesta dinero, en eso hay que gastárselo. Porque plantilla tenemos. Y lo que le falta a esa plantilla, viene por debajo pegando fortísimo. Y lo que le sobre a esa plantilla, que se vaya. Pero la inversión tiene que ser en el entrenador. Ni medios centros, ni sustitutos de Palop, o de Luis Fabiano, o de Renato... nada de eso. Un entrenador. Un gran entrenador. Uno de esos que hace campeones a los equipos. De los que vienen con un método de trabajo claro y definido. De los que cuestan un pastizal, pero que es un pastizal que se amortiza rápido, y que no es un pastizal mayor de lo que cobran muchos futbolistas que no demuestran nada. De los que hay que callarse de vez en cuando y dejarles actuar, de lo que hay que morderse la lengua, hacer la vista gorda, darles algo de poder de decisión. De los que es imprescindible adaptar la estructura organizativa de la parcela técnica para darles cabida. De los que hacen historia, dejan huella y de los que los entrenadores jóvenes de los equipos inferiores aprenden hasta el punto de crecer ellos también como profesionales (y me estoy acordando del ejemplo de Bilardo. ¿Habrá dejando huella Bilardo en el Sevilla? Hasta es la actitud de los recogepelotas). Eso es lo que necesitamos. Justo eso, no más Manzanos de la vida (qué curioso que tanto a Manzano como a Bilardo se les apode "El Profesor" con la diferencia tan abismal que hay entre ellos). Y para el que le pueda interesar, hay uno libre actualmente. Louis Van Gaal, que ha hecho campeón a todo lo que ha tocado. A todo. Incluso al AZ Alkmaar en Holanda, que es como hacer que el Valladolid o el Racing gane la liga en España. Algo así es lo que nos hace falta.

Por favor, esto lo pido desde lo más hondo de mi corazón sevillista. Que Dios, o quien sea, ilumine a la directiva (que ha demostrado todas las virtudes del mundo) para que tomen las decisiones correctas en esta temporada de transición (como ellos la han llamado) y que den con la tecla correcta para hacer que el club siga creciendo como promete que puede seguir haciéndolo. Ya el año pasado se intuyó algo de lo que estoy diciendo cuando se habló de Luis Aragonés para el banquillo . No es que Luis me guste demasiado, pero sí que reúne muchas de esas virtudes que anteriormente expuse. Ahora hay quien habla de Bielsa. O de Caparrós. No está mal. Se habla de lo que se tiene que hablar. Eso me da esperanzas. 

Yo sólo quiero ver que mi equipo aprovechar la oportunidad de convertirse en grande. En más grande. No quiero volver a la mediocridad de celebrar una clasificación para la UEFA en la Puerta de Jerez. No quiero, me niego a ello. 

Por eso me crispo. Y lo siento de verdad, procuraré no volver a decir tonterías ni a ver fantasmas donde no los hay. 

Pero por eso me crispo. 

3 comentarios:

Nacho Mateos dijo...

¿Volver con las orejas gachas?
¿Tu exabrupto...?

Para nada, ni tenías que pedir disculpas ni nada.
Hablando se entiende la gente, y si encima se respetan las opiniones... jamás podrá existir ningún problema.

Repito, para nada mi comentario podría ir en contra de otros Sevillistas por el simple hecho de pensar distinto a lo que lo hago yo, te lo aseguro y te lo juro por mis hijos.

Gracias por aceptar mis explicaciones (jamás se las he negado a nadie) y esa parte de mi tiempo es un placer dedicársela a gente como tu.
Te aseguro que es un placer leerte.

Saludos.

EL PAPI MAGASE dijo...

De nuevo un gran post hermano,es un placer leer las mismas cosas que piensas y uno no es capaz de redactarlas con tanta argumentación como lo haces tú,por eso este es uno de mis blog favoritos,un saludo y un abrazo y feliz semana santa.

Rafael Sarmiento dijo...

@ Nacho Mateos

Sólo con contar hasta diez antes de actuar se evitan este tipo de cosas. Todos somos sevillistas y todos queremos lo mismo, es tan sencillo como eso.

@ Papi Magase

Muchas gracias. Me alegro de que te gusten mis posts, por mucho que yo mismo reconozco que demasiado a menudo se me va la pinza y los hago extensos y casi eternos. Cada uno con su estilo. Un abrazo

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