lunes, 28 de noviembre de 2011

Opiniones

Como norma habitual, no me gusta meterme a entrenador y comentar aspectos tácticos de los partidos que disputa el Sevilla. Yo no soy profesional de eso, sino un simple aficionado, y aunque llevo 25 años viendo fútbol con conocimiento de causa, es más que probable que meta la pata hasta el corvejón si me introduzco en un jardín como este. 

Sin embargo, por una vez y sin que sirva de precedente, voy a dar mi opinión sobre el partido de anoche dejando un poco de lado mi faceta de hincha par dar paso, aunque sólo sea un poco, a la de técnico aficionado. 

Anoche me dediqué a ver el partido como si fuera un supuesto ojeador extranjero que viene a comprobar cómo juega el Sevilla. Que quiere estudiarlo, conocer sus jugadores, ver si le podría interesar alguno al club para el que trabaja. Dejando de lado la pasión. No es fácil. Al contrario, es dificilísimo. De hecho, no lo conseguí del todo, pero si que me dio el experimento para sacar algunas conclusiones. O al menos para darme cuenta de según qué cosas, encontrar ciertas explicaciones y meterme de lleno en nuevas dudas. 

De entrada, la alineación inicial me gustó. Por fin se decidió Marcelino por emplear el 4-2-3-1, sistema para el que la plantilla está casi perfectamente confeccionada. No que para el 4-4-2, la descompensación entre líneas es evidente. Este será el tema de mi próximo post, seguramente, pero ahora me quiero centrar en lo otro. En este partido en cuestión. Me gustó la alineación, aparte de por el sistema, porque se pusieron a los jugadores en sus posiciones. El lateral derecho para Coke (que es lateral derecho). Fazio como central (porque Fazio es central). Trochowski más adelantado que normalmente (en la posición donde triunfó en el Hamburgo). Las bandas para los extremos y Negredo como delantero de referencia. Cada uno en su sitio. Nada de polivalencias ni experimentos. 

Y el Sevilla comenzó a jugar bien. A veces la lógica se impone. A veces es mejor hacer sencillo lo sencillo y no complicarse las cosas de un modo innecesario. La primera media hora fue magnífica y nos pusimos por delante. Un 0-1 a todas luces corto porque hubo otro penalty sobre Coke (que no pitaron) y dos ocasiones claras, una de Negredo y otra de Trochowski, que no entraron. Eso aparte del dominio y el buen hacer de un Sevilla bien plantado en el campo.

El final del primer tiempo fue regular, pero eso lo doy por comprensible. El Zaragoza, que juega en casa, que está con el agua al cuello y que acaba de encajar un gol, trata de irse arriba para arreglar un poco el desaguisado. Y ese empuje hace que las fuerzas se equilibren un poco. No es que lo de por bueno, pero se puede llegar a entender. 

Incluso, y teniendo en cuenta la mala racha de la que veníamos, se podría hasta pasar por alto (con muy buena voluntad) que en el inicio de la segunda mitad los maños siguiesen con ese asedio en busca de un gol que les devolviese las esperanzas. Es habitual que los equipos locales salgan a comerse el mundo justo después del descanso cuando el marcador es adverso. Y que los visitantes se dediquen a aguantar el arreón y a tratar de matar el encuentro en un contragolpe en tanto en cuanto esperan que sus rivales se desfonden.

Y es este el momento de los entrenadores. De los buenos entrenadores. En función de cómo haya ido la cosa en ese asedio local tan habitual, los técnicos se deciden por hacer cambios. El asedio zaragocista dejó las cosas como estaban en el marcador, y Aguirre, como era de esperar, se decidió por hacer cambios ofensivos. Por su parte, y obligado por las circunstancias, Marcelino se vio obligado a cambiar a Negredo. Y aquí fue donde me llevé por primera vez las manos a la cabeza. Hasta ese momento, y poniendo buena voluntad, lo comprendía todo. Pero, teniendo a Kanouté en el banquillo, y necesitando como necesitábamos controlar el encuentro para que el Zaragoza no se viniese arriba, ¿cómo saca a Manu del Moral? A ver, yo hubiese metido al ex del Getafe por Perotti, que no estaba teniendo un buen día. Pero ¿por Negredo?

El Sevilla se quedó sin referencia en el ataque, y el Zaragoza se vio más libre para atacar. Si el peligro arriba del rival es menor, el riesgo de dejar huecos atrás también lo es. Los locales se van al ataque y el Sevilla comienza a jugar con fuego. Era el momento de dar consistencia al medio del campo. De tener el balón, de alargar las posesiones, de no permitir que el Zaragoza se fuese arriba con tanta libertad, de hacer que corriesen detrás del balón para acabar por desfondarlos.

Era el momento de Campaña.

Pero Marcelino quitó a Trochowski para dar entrada a Armenteros. Segunda llevada de manos a la cabeza de la noche. 

Yo hubiese comprendido dar entrada a Armenteros por Perotti, que seguía sin tener un buen día. Pero, ¿por Trochowski? Si al principio decía que me gustaba la alineación por su lógica, por tener a cada uno en su sitio, ahora nos encontramos con Manu del Moral como "delantero referencia" (y Kanouté en el banquillo), y con Armenteros y Perotti, ambos volantes zurdos, jugando juntos. Totalmente ilógico. 

El Zaragoza se va arriba definitivamente, aunque tampoco es que sufriéramos mucho, la verdad. La defensa estaba bien. Me gustó Coke y me encantó Fazio. Como central es muy aprovechable. Pero como central, sólo eso. Pero además, aparte del buen hacer de los zagueros, el Zaragoza no tuvo nada de pólvora arriba. De hecho, su mejor ocasión la protagonizó Negredo, con ese balón que erró al despejar y que obligó a estirarse a Javi Varas. Y eso fue en la primera mitad. 

Por fin, a falta de cinco minutos para el final, nuestro técnico tuvo a bien dar entrada al único centrocampista de clase que teníamos en el banquillo. El que podía ayudar al equipo a mantener el control del balón en el centro del campo. A José Gomez Campaña. Y, curiosamente, justo a continuación el Sevilla volvió a irse arriba y tuvo un par de ocasiones. Es cierto que el Zaragoza ya estaba hundido, pero creo que las consecuencias hubiesen sido las mismas de haber hecho el cambio un buen rato antes. 

De hecho, teniendo en cuenta cómo se encontraba el rival, si los cambios hubiesen sido Kanouté por Negredo, Del Moral por Perotti y Campaña por Trochowski, las cosas hubiesen sido de otra manera (a mejor, me refiero)

De todos modos, bien está lo que bien acaba, y me alegro muchísimo del resultado de ayer. Con este post no pretendo poner en tela de juicio a Marcelino. Simplemente doy mi opinión, la cual puede ser discutible y hasta fácilmente refutable. 

De hecho, antes de que comenzase el partido me dominaba un pensamiento que perduró al finalizar y que aún ahora mismo tiene plena vigencia.

¿Qué dirán ahora los que tanto idolatraron a Bielsa después de que al Athletic le ocurriera con el Granada lo mismo que nos pasó a nosotros?

Yo no sé si Marcelino triunfará o no en el Sevilla, espero que sí, pero a día de hoy es nuestro entrenador y como tal hay que apoyarle. Otra cosa es que expresemos nuestras opiniones, pero hay que desearle lo mejor porque lo mejor para él es lo mejor para el Sevilla. Y no elevemos a los altares a cualquiera que venga de afuera sólo porque les salga un partido excelente contra nosotros. 

5 comentarios:

https://s-evillistas.blogspot.com/ dijo...

Suscribo tu Post.
Saludos Sevillistas

Miguel dijo...

Yo le deseo lo mejor al entrenado rpero lejos de Sevilla el equipo cada jornada que pasa es mas vulgar y terminara por ser el Racing de Sevilla no se puede hacer peor ni la alineacion inicial me gusto y los cambios mejor no opinar porque no lo pondrias publicado en fin amigo una semana mas el quipo mas vulgarizado y ramplon la pena es que con un poco de mas estariamos arriba con diferncia como le esta pasando al Valencia que no tiene nada que envidiar la plantilla pero claro ellos saben a lo que juegan el Sevilla solo a no perder y si marcas reculas y a esperar y asi no se llega a ningun lado sigo con mi discurso MARCELINO VETE YA

Juan Angel de Tena dijo...

Es que no hay otra Rafael.

Nadie nos puede privar de la libertad de opinar, pero como decia el presidente en la entrevista, anteponiendo por encima de todo cuales son nuestros colores, y a partir de ahi, con la máxima del respeto, todas las opiniones tienen cabida.

Desgraciadamente, en ls ultimos tiempos esta máxima parece haber desaparecido de la etica de muchos.

PD: Rafael, muchisimas gracias por tus palabras en la entrevista al Presidente. Me dejastes abrumado, con las patas colgando ademas de haberte pasado siete pueblos...

Amigo, un fortísimo abrazo

@cesarvizcaino dijo...

Siempre digo lo mismo.

Si el fútbol fuera tan fácil como lo vemos nosotros,cualquiera entrenaría.

Como siempre muy bien explicado,con sentido y con respeto.

Un saludo fuerte Rafael

Mayte Carrera dijo...

Lo de los tres cambios me lo pregunté yo tb y además tal y como tu lo has explicado.
Un abrazo

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