lunes, 19 de noviembre de 2012

El silencio de los Cordero

Ayer por la tarde, como suelo hacer todos los domingos, fui a dar un largo paseo con mi mujer y mi hijo. El domingo es el único día completo de descanso que tengo a la semana y cosas como esa me relajan una barbaridad. Ayer, esa necesidad de relajación era mucho mayor que cualquier otro día por motivos que obvia recordar. 

Mi ritmo de vida habitual es bastante exigente y necesito imperiosamente descasar en mi tiempo libre. Anoche, no obstante, ese descanso corría serio peligro y tal amenaza se escenificó de forma cruel y contundente cuando llegué de vuelta a casa al final de la tarde y esa llegada coincidió con la de una marea ingente de personas que venían a la de los vecinos: la familia Cordero al completo, los abuelos, los hijos, los nietos, los tíos, los sobrinos, los perros...

¡Hostia, puta!

Los Cordero son lo que yo llamo béticos de naftalina. Y los llamo así por el olor que desprenden sus camisetas cuando se reúnen para ver un partido. A ellos no les gusta el fútbol. No necesariamente, pero cuando Subeti juega un partido que consideran importante, se reúnen para verlo. Para verlo, para comer, para beber, para armar un escándalo de tres pares de narices y, si ganan, para prolongar la fiesta durante horas sin importarles una mierda lo que puedan pensar, sentir o sufrir los que vivimos alrededor. Y aprovechan para sacar del fondo del armario sus útiles de fiesta, es decir, las camisetas verdiblancas, las bufandas, las banderas y demás gaitas. Luego, su pasión desaparece durante periodos de tiempo indeterminados. Claro que también es comprensible. ¿Cuándo coño juega Subeti un partido importante? Quizás, si están en Primera División, dos veces al año. 

- "Por Dios bendito, que gane hoy el Sevilla" - Fue lo primero que pensé cuando los vi. 

Lo único en realidad. En esos momentos hubiera dado un imperio, si lo tuviese, por que ganara el Sevilla. Y no porque el equipo se jugase nada trascendental, apenas tres puntos y, seguramente, las sensaciones posteriores al partido. O sea, el mirar hacia arriba o hacerlo hacia abajo. Poco más. Pero es que me aterraba la idea de tener que aguantar hasta la madrugada a esos energúmenos alabando a voces a Subeti. Y  eso sería así simplemente con que empatasen. Simplemente, os lo aseguro, son así de poca cosa. Así de conformistas. 

Los Cordero no saben que yo soy sevillista. En verdad, no saben que me gusta el fútbol. Bueno, para ser sinceros, no saben más que mi nombre, ni siquiera mi apellido. Por supuesto, no tienen ni idea de que escribo en un blog. No quiero mezclarme con ellos, son de ese tipo de personas de las que huyes por mil motivos, a los cuales hay que unir su beticismo de finales. Que a alguno os entrará la risa floja al leer en una misma frase eso de "beticismo" y "finales", pero, al fin y al cabo, ¿qué es si no para ellos un partido como el de ayer? Si al menos fuesen béticos de verdad, de los que entienden de fútbol, de los que son capaces de hablar de este bendito deporte con tranquilidad y sosiego. Pero no, son béticos de naftalina, de finales, de fumar por el ojo y responder "tiiis" cuando una cabra dice "beee". 

De esos. 

Ellos no saben que yo soy sevillista porque si lo supieran, a las voces y gritos en plena borrachera de madrugada, tendríamos que unir los golpes en mi puerta para que salga a abrir y que se rían de mi. Para que me restrieguen en la cara un puto empate fuera de casa. Porque eso les basta. Un puto empate en el Sánchez Pizjuán. 

Por tanto, entenderéis mi indescriptible alegría cuando Reyes marcó el 1-0 en el segundo 15. No les dio tiempo ni a echarle el hielo al cubata de garrafón que acostumbran a consumir. Ni a abrir la bolsa de papas del Dia. Ni siquiera a mojar sus sucios dedos en el agüilla que las aceitunas dejan en el cuenco. Y paro ya que creo que me estoy pasando. 

No os digo ya cuando Fazio hizo el segundo. En esos momentos, me importaba un bledo quien marcara los goles. Casi ni me daba cuenta de la casualidad de que fueran dos de los jugadores más criticados del equipo quienes se estuviesen reivindicando. Y de qué manera. Más tarde, Negredo casi mete el tercero y me entró algo de desesperación. - "Joder, machacadlos, hostia, que no quepa ni la más mínima emoción" - Fue lo que pensé. De verdad que me era indiferente que el Sevilla estuviese haciendo el mejor partido de los últimos años. Lo único que pasaba por mi cabeza era que los de al lado no tuviesen ocasión de joderme la noche del domingo. Que no es por antibeticismo, que yo no soy antibético, lo prometo. Mi única intención era ver un partido con tranquilidad, acostarme luego y dormir bien para poder afrontar la semana de trabajo con energías renovadas. Sólo eso, de verdad. Yo no sé si me estoy haciendo mayor y, por tanto, cascarrabias, puede ser, es posible. Pero, sea como sea, más allá de la satisfacción y de los tres puntos, la victoria del Sevilla de ayer me era imprescindible por un simple motivo de salud. Física y mental. Y digo mental porque los Cordero son las únicas personas en el mundo capaces de despertar el instinto asesino que todos los animales (incluidos los humanos) tenemos en nuestro interior. Vamos, que provocan que acaricie el enloquecimiento con la yema de los dedos. 

Decía que me desesperé cuando Negredo no metió el tercero en ese lanzamiento tan escorado, pero el tercero llegó gracias a una pillería de Reyes (ya tenía que estar enchufado el de Utrera ayer para hacer eso), y también el cuarto, obra, otra vez, de Fazio. Y a pase de Reyes, que parecía como si esos dos se hubiesen puesto de acuerdo para callar ciertas bocas, aunque sólo fuera por un día. A esas alturas de la película, me encontraba tan relajado que se me olvidaron mis temores respecto a mi descanso nocturno. Tanto fue así que tuvo que ser mi mujer quien me animara a asomarme a la ventana para presenciar cómo los Cordero salían de la casa vecina en el descanso cual procesión de El Silencio. El Silencio de los Cordero. Fue una imagen demoledora. Ni siquiera se quedaron a ver el segundo tiempo. Ya os digo que son béticos de finales. Cuando Subeti lo pasa mal, ellos lo abandonan. Lo dejan tirado. 

En la segunda mitad me pasó lo mismo que al equipo. Que me dejé de ir. Relajación absoluta y a disfrutar. Una vez garantizado el sueño de por la noche y con un 4-0 a favor, ¿pa qué preocuparse? ¿Qué necesidad tenía de enfadarme por que Michel no le diera minutos a los menos habituales cuando el partido estaba sentenciado? ¿Qué ganaba preguntándome por qué eso que hicieron los jugadores en el primer tiempo no lo hacen siempre? Si es pensar en eso y cabrearme de nuevo... ¿merece la pena cuando la amenaza de los Cordero se ha marchado en procesión, que sólo les faltaba ir flagelándose por las calles? ¡Qué satisfacción más grande! ¡Qué tranquilidad!

Otro día hablaremos de cómo me jode que estos futbolistas jueguen bien cuando les da la gana. Cómo me molesta intuir que, errores de planificación aparte, hay equipo para estar bastante más arriba que lo que estamos. Cómo me solivianta comprobar que esto es algo así como un Dr. Jeckyll y Mr. Hyde versión futbolística, o sea, que aunque sabemos de lo que el equipo es capaz de hacer a nada que se le ponga en la punta del pirulo, nunca sabemos qué versión del mismo ente veremos cuando un partido da comienzo. 

Pero eso será otro día. 

Ahora, disfrutemos del silencio...

P.D. Quiero dejar claro que mis vecinos no se apellidan Cordero. Es que me quedaba genial para darle título al post. 

14 comentarios:

Santiago Mora dijo...

Sé quien eres y sé donde vives.
Fdo: Pepe Cordero....

@cesarvizcaino dijo...

Plas,plas,plas!

Muy bueno.
La delgada LINEA roja entre sevillanía y chabacanería, que muchos cruzan,y algunos hasta se vanaglorian.

Ese don lo tienen muy pocos, Rafael.
A usted le sobra.
Debería dar clases.

Bueno, las suele dar a diario.

Un fuerte abrazo.
Ya sabe aquello de las mayorías silenciosas no?

Anónimo dijo...

Todos tenemos unos "Cordero", cerca o encima o abajo de casa. Insufribles todos y patéticos, claro.

Genial

Némesis

Dori dijo...

Estilo beti que se llama,por lo demas no nos sorprende.

Ahora a disfrutar asta el proximo partido.
Por cierto te deje un comenterio anoche diciendote que los de los pitos eran los sevillistas,obvio ¿no?
Saludos sevillista

Marcu dijo...

Los "Cordero" de mi calle, además tiran cohetes. Anoche no sé si los tenían preparados pero el siencio fue...sepulcral.

Ahora, a ver qué ocurre en el Calderón porque como sigamos como hasta ahora fuera de casa...

Otro magnífico post.

Un abrazo

EL PAPI MAGASE dijo...

Hoy te has disfrazado de lobo chaval,porejito los cordero ¿no te da na por cuerpo hablar asi de tus vecinos? si es que ya te digo,te has puestro el traje de lobo y solo te ha faltado cantar la canción de los cinco lobitos asomado a tu ventana para ponerle música a la procesión que salia en la primera parte en desbandada,15 segundos tan solo para finiquitar un partido que prometió ser una fiesta para Sevilla y sus dos aficiones ¡que poca vergüenza cargarse así un especta-culo! jojojojojojojo.

Genial una vez mas don Rafael,esto un poco con el comentario de Cesar,deberias de replantearte dar clases particulares en alguna universidad,aqui la das a diario,

Un fuerte abrazo hermano.

https://s-evillistas.blogspot.com/ dijo...



CIN-COMENTARIOS

Voy a seguir riendome.

Un Abrazo (Triana1952)

PadreManuel dijo...

¡¡Que casualidad pero los verdolagas del bar de mi barrio, hoy no estaban!!.

Muy bueno el post, felicidades dobles.

Enhorabuena al resto, incluso a los béticos, se libraron de una goleada mucho mayor, de chiripa.

A disfrutar toca.

Flamenco Rojo dijo...

Rafa, quién no tiene un "cordero" cerca?...ayer más de uno nos acordamos del Jueves Santo y la Madrugá Sevillana, por aquello que después de la Quinta Angustia viene el Silencio...de los "corderos".

Un abrazo.

Rafael Sarmiento dijo...

@Santiago Mora

¡Qué mamón! XDDD

@César Vizcaíno

Muchas gracias, pero yo no tengo tu base de datos en la cabeza. O tu habilidad para encontrarlos donde sea que los encuentres.

@Nemesis

Todos los tenemos, es cierto. Por desgracias, es un clásico.

@Dori

Vi tu comentario. Y no te preocupes porque mi hijo se lanza a cantar el himno del centenario si se lo escucha a alguien. Eso no me importa.

@Marcu

Mis Cordero no tienen cohetes, eso es para otros que viven en el pueblo que, no sé por qué, les llaman los tontos.

@Papi Magase

Un lobo les echaría yo más de una vez, a ver si huyen despavoridos. Les bastó el 4-0 del descanso para pirarse, los muy "béticos".

@Juan Antonio de la Rosa

Yo llevo tol día descojonao...

@Padre Manuel

Yo creo que no quedan piedras debajo de las que esconderse en toda la provincia jeje,

@Flamenco Rojo

Es un clásico, ya digo. Y los chistes del día de hoy, un no parar. Vaya cachondeito.


Por cierto, para que todos lo sepan, no sea que alguno se me despiste. El post es una ficción. Basada en la realidad, eso sí, pero muy exagerada. Que el mundo es un pañuelo y no quiero problemas con nadie.


Muchas gracias a todos, un abrazo.

Anónimo dijo...

Saludos,soy un lector silencoso habitual de su blog y hoy me ha parecido solamente sublime y genial,una vez más,solamente añadir un chiste más de los que han corrido por aqui y que no puedo dejar pasar,es ese que dice¡¡vaya se-MANiTA!!!jeje saludos rojos y blancos

canosito dijo...

jajajaja! mu bueno santi.

Rafael Sarmiento dijo...

@Sr. Anónimo

Muchas gracias. La verdad es que llevo desde la noche del domingo riéndome. No paran de salir chistes, uno tras otro. Esto también es el derbi.

UN saludo.

@Canosito

¿mu bueno? Mu mamón diría yo, jeje.

Saludos

Juan Angel de Tena dijo...

Rafael, despues de tu, una vez más, sublime post, y sus correspondientes comentarios, que quieres que te diga. Ni te digo na, y te lo digo to...

Un fuerte abrazo amigo.

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