A pesar de que creo firmemente que los conceptos políticos de "izquierda" y "derecha" están del todo obsoletos, comprendo a la perfección a las personas que se agarran a ellos para explicar su ideología. La izquierda tiende al reparto equitativo de la riqueza entre toda la población para evitar desigualdades; y la derecha defiende el premio al esfuerzo hasta el punto de convertir la sociedad en una jungla donde triunfan los más fuertes sobre los más débiles. En función de en qué parte de la sociedad te encuentres, es normal que te sientas más identificado con una cosa o con otra.
Pero digo que son términos obsoletos porque, hoy día, en Europa, (no tanto en Estados Unidos, donde la izquierda es más de derechas que la derecha española) hay un acuerdo generalizado, de modo que legalmente hay unas bases comunes para toda la población, unos derechos universales que los Estados han de proteger, sea cual sea la clase o condición de cada persona. Hay quien llama a eso "Estado del Bienestar". Y no importa de qué color sean los gobiernos, todos aceptan y defienden esto. Son tesis de la izquierda que están impuestas por ley. El liberalismo de la derecha tiene, pues, mucho menos margen de maniobra. Esto legalmente, que otra cosa es lo que se hace bajo cuerda o de espaldas a la población.
Por tanto, una vez institucionalizadas sus más importantes reivindicaciones, a la izquierda le queda mucho menos por lo que luchar. Y la derecha, una vez aceptada dicha institucionalización, como decía antes, apenas le queda margen para llevar a cabo sus prácticas. Así pues, muy poco queda de esa lucha de clases de otra época, no tan lejana, eso sí. Si a eso le unimos una cosa que se llama Unión Europa, los Tratados firmados por España y las consiguientes obligaciones que conllevan (p.ej. que el déficit público no exceda de cierta cifra), esto que digo se intensifica. No importa de qué signo sea el partido que gobierne. No tendrá más remedio que cumplir con las obligaciones impuestas por los Tratados mencionados, aunque eso vaya en contra de su ideología. Que le pregunten al señor Rodriguez Zapatero. Y si no lo encuentran, que hagan lo propio con el señor Pérez Rubalcaba o con la mayoría de los que siguen en su equipo.
A pesar de todo esto, los políticos de nuestro país siguen tirando de esos conceptos para atraer votantes. Y lo más triste es que lo consiguen. Tanto PP como PSOE cuentan con un ejército de hooligans políticos, de hinchas, de fanáticos podríamos llegar a decir, que, no sólo les votarán siempre, sino que les defenderán a capa y espada, en cualquier circunstancia, cueste lo que cueste, y ello aunque esa defensa se torne en ridícula, imposible, totalmente inconsistente, habida cuenta de las pruebas en contra que haya. Da igual, si en un momento se ven encerrados, en un callejón sin salida, siempre les queda el recurso del "y tú más" escupido al contrario. Y esto es así aunque les estén robando en su puta cara. Más necios no nacen. A mí particularmente me parece increíble.
Pero si esto es increíble, en referencia a ciudadanos de a pie, lo de la prensa es algo que clama ya al cielo. Yo entiendo perfectamente el concepto "línea editorial". Cada medio tiene su ideología, de modo que sus publicaciones sufren un sesgo. Es normal. Incluso, es hasta saludable leer a quien no opina como tú para enriquecer tu propia opinión. Incluso, para llegar a aceptar que, en ciertas cosas, puedes estar equivocado. O llegar hasta a cambiar de modo de pensar porque el otro te convenza. La linea editorial de un periódico le puede llevar a defender una subida de impuestos a los ricos para repartir entre los pobres (izquierda), o una bajada de los mismos para favorecer la llegada de capital al país y, con ello, que aumente el número de empresas y de puestos de trabajo (derecha). Ambas fórmulas persiguen el mismo fin: que la población mejore sus condiciones de vida. Sin embargo, los caminos para llegar son totalmente diferentes.
Pero lo que está ocurriendo últimamente, en especial con los casos de corrupción, va mucho más allá de lo que es defender una ideología (caso de ciudadanos) o una línea editorial (caso de los medios de comunicación). A mí me alucina que haya gente que no se de cuenta de que la corrupción no entiende de siglas, sino de personas. Que los partidos o las ideologías no son corruptas, que lo son las personas. Que un tío malage lo es sea de izquierdas o de derechas. Que un ladrón, lo mismo. Que corrupto es un adjetivo aplicable al ser humano, no a una institución. Que si en una institución hay corruptos, basta con echarlos para que funcione de manera honrada. Basta con poner personas honestas.
Corruptos en el PP los hay a punta pala. Corruptos en el PSOE, lo mismo. Corruptos en IU, menos, pero no porque sean mejores, sino porque nunca han accedido al poder en los niveles de los dos primeros. Corruptos en UPyD, por ejemplo, no hay ninguno. Nunca han tenido poder. Corruptos en el BNG los hay en Galicia, que es donde pillan cacho. En el PNV, pues en el País Vasco, más en Vizcaya que en Guipúzcoa. Donde tienen poder. Y lo mismo respecto a CiU y ERC en Cataluña. El PSOE tiene su nido de corrupción en Andalucía (donde gobiernan, ¿dónde si no?). El PP, por su parte, sobre todo en Valencia. Y un poco en Madrid, y en Murcia y en... donde sea que gobiernen. Quien toca el poder es quien puede ser corrupto. No importa la ideología, importa la cota de poder que despierta la avaricia humana, que no por gusto es uno de los pecados capitales que nos enseñaban de pequeños en el colegio. También lo es lujuria. Y la gula. Y la pereza, la ira, la envidia y la soberbia. ¿Se imaginan ustedes un partido político lujurioso? ¿O cegado por la gula? Es absurdo, ¿verdad? Son cosas propias de las personas humanas.
Pues eso.
Y por eso me escandalizo cuando los medios de comunicación, en función de su signo político (que no línea editorial) defienden a los de su bando y atacan al del contrario. ABC y La Razón se cebaron contra el PSOE por el caso de los EREs. Ahora callan como putas con lo de Bárcenas. En todo caso, hablan para defender a sus protegidos. O benefactores, quien sabe. Por otro lado, El País exprimió todo lo que pudo lo de la Gurtel, y lo de los sobres ahora, pero hacían la del avestruz con lo que ocurre en Andalucía desde hace ya tanto. Y por supuesto, los medios catalanistas consideran un atentado a su identidad nacional el hecho de que se denuncie el modo en que roba y defrauda (presuntamente) la familia Pujol o el partido de Durán.
Eso no es línea editorial. Eso es fanatismo político. O tragaderas. O haberse vendido, cualquiera sabe. Línea editorial es defender un pensamiento, una ideología, no ocultar a los corruptos propios para airear a los contrarios. Un ladrón es un ladrón. Y a los ladrones hay que señalarles con el dedo, da igual lo que piense el ladrón y lo que opine el que señala.
¿Se imaginan ustedes a ABC o a El País defendiendo a un violador por el mero hecho de ser del PP o del PSOE? Pues salvando las distancias, a eso hemos llegado en nuestro país por culpa de estos hooligans políticos.
Y así nos va, claro.
2 comentarios:
Saludos.
¿Está usted hablando de ETICA, D. Rafael?
Porque si es así, tengo que acusarlo de obsolescencia galopante, en grado superlativo y con visos de ser incurable.
Lo siento, amigo. Lo tuyo (nuestro) es grave.
Un abrazo y cuídate, obsoleto.
Malos tiempos para la ética, cierto. Y mal país, añadiría. Un país en el que la picaresca es un género literario propio del que llamamos nuestro "Siglo de Oro". Poco más habría que añadir.
En lo que difiero es en calificarme (calificarnos) como obsoleto. Si nuestro país siempre fue "pícaro", clamar por la ética es romper con la tradición.
En todo caso, yo me (nos) calificaría de ingenuo, algo que he hecho conmigo mismo en más de una ocasión.
Gracias, un abrazo.
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