miércoles, 29 de septiembre de 2010

El Borussia Dortmund, de lo peor que nos podía ocurrir

Para cualquiera que recuerde el fútbol de los 90 como si fuera ayer (Dios mío, cómo pasa el tiempo), sólo el escuchar la palabra "Borussia" hace que le tiemblen las piernas y le pique el estómago.

Durante la última década del pasado siglo, el Borussia Dortmund (distinto del Borussia Moenchengladbach que fue grande en los 70) fue uno de los equipos más competitivos del continente. Ganó dos ligas alemanas, llegó a una final de la UEFA, que perdió contra la Juventus de Turín, pero se tomaron cumplida venganza de los italianos al ganarles la final de la Champions en 1997. Aquella era la Juve de Zidane, Deschamps, Del Piero, Boksic y Vieri.

En aquellos años, el equipo de Dortmund era entrenado por Ottmar Hitzfeld y contaba en sus filas con grandísimos jugadores como Reuter, Riedle, Chapuisat, Kohler, Paulo Sousa o Andreas Moller. Y, sobre todo, con Matthias Sammer que, si no recuerdo mal, fue el primer jugador de la Alemania del Este que jugó con la selección de la Alemania unificada. Y lo hizo para acabar sustituyendo nada menos que a Lothar Matthaus. Sammer fue más de 70 veces internacional con los germanos (una vez reunificados), ganó la Eurocopa de Naciones de 1996 y, ese mismo año, se le otorgó el Balón de Oro. No estamos hablando de ninguna tontería. Aquel equipo era, de verdad, temible y sólo los muy muy grandes del continente podían aspirar a derrotarlo.

Como rescoldos de aquella época tan gloriosa quedó la final de la UEFA de 2002 (con Sammer de entrendor), que perdieron contra un Feyenoord que era entrenado por Bert Van Marwijk (actual seleccionador holandés) y que contaba en sus filas con gente tan buena como Robin Van Persie o John Dahl Tomasson.

Después de aquello, el Borussia se vino abajo tanto deportiva como económicamente, llegando a amenazar con la bancarrota en varias ocasiones e, incluso, viéndose forzados a reducir los sueldos de los jugadores un 20%. Mientras nosotros asombrábamos al mundo con nuestras dos UEFAs tan brillantemente conseguidas, ellos pasaban por el peor momento de su historia, hasta casi descender a segunda por primera vez en la temporada 2007/2008. Por el camino, tuvieron que desprenderse de sus mejores jugadores, como Tomas Rosicky, que fue traspasado al Arsenal, o Odonkor, vendido al Betis. Porque Odonkor era un buen jugador que llegó a jugar la Euro 2006 con Alemania. Lo que yo no sé si será gafe, porque equipo que pisa, equipo que se hunde. Qué curioso.

Sin embargo, en estos dos últimos años, han invertido la tendencia. En la 08/09 fueron 6º en la liga. Y el año pasado, 5º, lo que les valió la clasificación para la Europa League.

Y, este año, están que se salen. Después de perder el primer partido de la liga contra el Bayern Leverkusen, su trayectoria posterior ha sido demoledora. Cinco victorias en cinco partidos: 1-3 al Sttutgart, 2-0 al Wolfsburgo, 1-3 al Schalke 04, 5-0 al Kaiserslautern y 1-3 al Sant Pauli. Están en un momento verdaderamente temible, lo peor que nos podía suceder dada nuestra situación.

Son equipo muy joven. Dice Monchi que el más joven de la Bundesliga, lo cual yo no lo sé con exactitud, pero si lo dice Monchi, así será. Y están jugando de maravilla, a pesar de que uno de sus mejores jugadores, el egipcio Mohamed Zidan, es baja de larga duración por una grave lesión de rodilla.

Entre sus mejores jugadores se pueden mencionar a Neven Subotic (defensa internacional serbio de sólo 21 años), Mats Hummels (defensa internacional alemán de apenas 21 años), Patrick Owomoyela (también defensa, que llegó a ser internacional con Alemania a pesar de su apellido), Sebastian Kehl (medio centro de contención, que fue internacional germano, aunque creo que es baja para este partido), Nuri Sahin (mediocampista internacional turco que fue el jugador más joven de la historia en debutar en la Bundesliga, hoy tiene 24 años), Robert Lewandoski (delantero internacional polaco de 22 años) y, sobre todo, Lucas Barrios, el delantero paraguayo que tan bien lo hizo en el pasado mundial. También me gustaría destacar a Kevin Grosskreutz, un joven delantero que ya ha debutado con la selección germana.

Estamos hablando de un equipazo que no para de crecer en los últimos años. Mucho mejor, en mi opinión, que el Sttutgart al que ganamos el año pasado en Champions y en el que jugaba, entre otros, el  actual jugador del Real Madrid Sammi Khedira, muy soblevalorado como todos los fichajes merengues. Y por eso digo que enfrentarnos a ellos en un partido tan importante es de lo peor que nos podía ocurrir en estos momentos. No debemos confundirnos por el hecho de que sus jugadores no sean demasiado conocidos porque no lo son, aún. Y no me gusta nada lo que se nos viene encima porque, además, su estadio, el otrora Westfallenstadion hoy llamado Signal Iduna Park por motivos de patrocinio, es famoso por convertirse en una verdadera caldera. Es el más grande de Alemania y dicen que el ambiente que allí se crea haría palidecer a griegos y turcos.

Ojalá no sea para tanto y nos traigamos un buen resultado de allí, pero, ya digo, a mí no me gusta nada lo que se nos viene encima.

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