En fútbol, normalmente, un buen número de los problemas que pueda tener un club se solucionan cuando la pelotita entra. No todos, evidentemente, pero si muchos, muchísimos, la mayoría diría yo. No me refiero a que los equipos jueguen bien ni que lo hagan de cine. Me refiero a que la pelotita entre. En el caso del Sevilla de esta temporada, si uno de los penalties que se fallaron en Vallecas hubiera entrado, ahora mismo tendríamos dos puntos más. Y si algunas de las muchísimas ocasiones que se tuvieron contra el Levante hubiesen sido gol, pues otros dos que sumarían cuatro. Teniendo en cuenta que, en ese caso, el equipo valenciano tendría un punto menos, sólo con eso, estaríamos en puestos de Europa League y a dos de la Champions. Así de simple. Sin necesidad de jugar mejor, sin tener en cuenta errores arbitrales, asumiendo el robo contra el Barcelona y pifiándola como la hemos pifiado en Vigo, en Zaragoza, en Bilbao, en casa contra el Valladolid etc. Evidentemente, en esas circunstancias, el ambiente en el sevillismo sería distinto. No radicalmente mejor, pero sí distinto. Y es que el mal ambiente que nos rodea últimamente nos está lastrando. Y mucho. A mí me da un mal rollo tremendo esta situación. No me gusta nada. Y es provocada por muchas cosas, creo que el asunto no es para nada sencillo.
Podemos empezar por la planificación, no de esta temporada, sino desde hace ya varios años. No voy a entrar en el asunto pormenorizadamente. Basta con decir que hace tres años, nuestra delantera la formaban Kanouté, Luis Fabiano y Negredo. Ahora, Babá, Del Moral y Negredo. Hemos cambiado a Kanouté y Luis Fabiano por Babá y Del Moral. No hace falta seguir hablando. Ya sé que sustituir al malí y al brasileño es muy difícil, pero creo que hay un término medio entre lo que teníamos y lo que tenemos. A fichajes aceptables o más que aceptables (Negredo, Cáceres, Medel, Rakitic, Trochowski, Maduro, Cicinho...) hay que acompañar errores de bulto (no los voy a repetir porque ya hay muchos que se dedican a recordárnoslo a diario). Y muy costosos. Y el resultado es que tenemos una plantilla descompensada. Sobre todo en la delantera.
Dentro de esto, me gustaría comentar algo que puede ser excusa, o puede empeorar la nota de los gestores del club, según como se mire. Hablo de las lesiones. Lo que está pasando en el Sevilla con las lesiones estos últimos años es digno de programa de Cuarto Milenio. No ya esos simples golpes que se convierten en bajas eternas. Hablo, en especial, de las lesiones de larga duración. Por unos motivos o por otros, hemos sido testigos de cómo demasiados jugadores han visto sus carreras lastradas y condicionadas por gravísimas lesiones: Javi Navarro (que no reapareció), Fazio, Acosta, Koné, Sergio Sánchez, Dragutinovic, Guarente y este año Trochowski. Desde que murió Antonio Puerta, todas las temporadas hemos dejado de contar con al menos un jugador (si no dos, o incluso tres) que había sido incluido a la hora de la planificación. Y eso sin contar otras lesiones, menos graves, pero que también impidieron contar con futbolistas durante muchas jornadas (así de golpe me acuerdo de Navas, de Perotti, de Negredo, de Rakitic...). Además de condicionarlas carreras de los jugadores (y hasta arruinar en algunos casos) , eso lastra las planificaciones, es cierto, pero da mucho que pensar. Son casos muy diversos, algunos motivados por verdadera mala suerte, pero es que uno no puede evitar preguntarse si es sólo eso, mala suerte, o pasa algo más. Porque si es mala suerte, es que somos unos verdaderos cenizos.
En definitiva, por malas planificaciones (a lo que hay que añadir esto de las lesiones), el equipo hace tiempo que no funciona, la gente se impacienta, se cabrea, se harta, algunos incluso explotan. Y es natural, ¿quién no comprende algo así? Y eso fomenta el mal ambiente del que hablo.
Para colmo, y consecuencia de los fracasos deportivos y de los costosos fichajes que salieron rana, la economía del club se ha hundido. Las cifras que se dieron en la última Junta de Accionistas fueron cuanto menos muy preocupantes. Y eso que estaban maquilladas con esa argucia contable llamada "crédito fiscal" (para saber más sobre ello, leed esto). Preocupante porque, no sólo se debe mucho a corto plazo; no sólo no hay dinero para fichar y corregir lo que se ha hecho mal; no sólo vamos a tener que vender futbolistas para salvar la cara. Es que se le debe dinero a los jugadores. Y, oiga, eso quieras que no condiciona el rendimiento. Si al menos la pelotita entrara, pues habría algo a lo que agarrarse. Pero es que ni eso. Y a pesar del mal rendimiento del equipo en muchos partidos, han habido varias ocasiones en las que hemos merecido la victoria, pero la pelotita se ha negado a entrar.
Y si no fuera bastante con todo esto, nos encontramos con todo lo demás. No hace falta dejarse llevar por fantasías conspiratorias. Quien más quien menos es consciente de que el estamento futbolístico español nos la está haciendo pagar por el hecho de que nuestro presidente sea el adalid de la lucha por un reparto justo de los derechos televisivos. Es algo así como que quien manda haya dicho: "¿Que la liga española es una mierda? Ahora te vas a enterar de lo que es una mierda de verdad?" Y en ello están.
Podemos empezar por lo de los arbitrajes. No ya solo lo ocurrido en el partido contra el Barcelona, que eso es normal, la tengan tomada contigo o no. Los dos grandes tienen el favor de los de negro de toda la vida y no debe sorprender. Pero es que raro es el partido en el que no hay una decisión "extraña" en contra nuestra. Yo no veía una cosa así desde aquella temporada con Marcos Alonso en la que nos fuimos a Segunda de cabeza. Aquel año llegué a escuchar a periodistas de Madrid reconociendo que lo ocurrido con el Sevilla y los árbitros fue determinante para que ese descenso se produjese. ¿Cómo no sería la cosa para que se pronunciaran de ese modo? Pues este año, no es que sea igual (que no lo es), pero me acuerdo de ello. Basta un ejemplo para entender lo que quiero decir: ¿cómo es posible que un equipo al que se le acusa de falta de intensidad, de falta de alma, le expulsen a cinco jugadores en tres partidos? ¿Cuántos partidos hemos jugado en inferioridad numérica durante gran parte de los mismos? Un equipo sin intensidad, sin alma, que en expulsiones recuerda a aquel de Caparrós.
Pero es que esto se complementa con las demenciales decisiones de los comités. Lo de Medel fue de reírse en nuestra cara. Lo de Luna, tres cuartos de lo mismo. Y ahora con Reyes, estamos todos agarrándonos fuerte porque intuimos que vienen curvas. Nadie se fía ya de estos tipos porque, en el fondo, todos andamos convencidos de que la tienen tomada con nosotros.
Y a todo esto hay que añadir lo de los horarios, lo cual unido a la mala imagen del equipo y a la crisis económica hacen que el Sánchez-Pizjuán presente una imagen lamentable en su grada día sí y día también. Y, para colmo, los únicos que de verdad animan el cotarro, los Biris, andan a la gresca con la directiva, la cual es incapaz de poner fin al conflicto de una puñetera vez.
Además, hay otros temas, todos diferentes entre si, que no hacen más que enrarecer el ambiente un poco más. La sentencia condenatoria del Presidente, los despidos de gente que, por diversas razones, tenían (y tienen) carisma en el seno del sevillismo y que ahora andan cargando contra la forma de proceder del club, la singular forma de gestionar los medios oficiales, haciendo (de alguna manera) partícipes en ellos a personajes que hasta ayer faltaban al respeto al Sevilla continuamente. Extrañas operaciones como la de Luis Alberto con el Barcelona B, la falta de confianza en los canteranos (¿o es que son ellos los que no demuestran lo que valen? Yo me inclino más por la falta de confianza).
Son demasiadas cosas raras, demasiados factores en contra, demasiados debates en los que la afición se divide. Demasiado mal ambiente. Tan malo, que me da la sensación de que ni entrando la pelotita se acabaría por solucionar. La pelotita tendría que entrar mucho y continuadamente para que el equipo se pusiera arriba, entrara en competición europea (preferiblemente Champions, por el dinero), hubiese grandes ingresos que paliasen los problemas económicos, que la gente se ilusionase y se olvidase de los malos rollos que ahora nos perturban.
Pero, mientras tanto, ese mal ambiente, ese malo rollo, sigue ahí. Y es un hándicap más para el equipo, por si no tuviera pocos. Porque, en el fútbol y en cualquier orden de la vida, el mal ambiente lastra a cualquier equipo de trabajo. Cualquier persona, por muy válida que sea, rinde menos de lo que es capaz si hay malos rollos en su entorno. Cualquiera. Y si, para colmo, cobra tarde y mal, apaga y vámonos.
4 comentarios:
La verdad es que hay años en que es mejor no levantarse. El caldo de cultivo es el peor de los inimaginables. Por no acompañarnos, ni la suerte lo hace.
En esta travesía no hay otra que apretarse los machos. Y trabajar mucho.
Y esperar que empiece a entrar la pelotita. Nada como eso para que los malos rollos se aplaquen
como siempre nos deleitas con tus post, lastima que esta pasando todo lo que dices. saludos
canosito.
Fantástico post. Nombrando a los cosas por su nombre y dando a cada uno lo suyo.
Pero de todo, lo peor es, como bien dices, el mal rollo que existe en torno al club. A Presidente, consejeros, jugadores,afición, etc y eso al fin y a la postre es lo que divide y por tanto debilita al equipo y al Club.
Esperemos que sean los resultados el que cambie esta dinámica, que de momento se ve difícil.
Un abrazo
@Alvaro Yanes
A mi me da muy mala espina todo esto. Son demasiadas cosas en contra. O la pelotita entra y aparcamos un poco el resto, o la temporada puede ser muy muy complicada.
@Canosito
Muchas gracias. Describo lo que veo, aunque no me guste.
@Marcu
Divide y vencerás, frase histórica, manida y muy utilizada. La división fomenta la debilidad. Y la debilidad de este Sevilla creo que es motivada por muchos factores, no por uno u otro como algunos se empeñan en asegurar.
Muchas gracias a todos, un abrazo.
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