lunes, 29 de abril de 2013

La ilusión y el negocio


No hay equipos pobres, hay sentimientos de pobreza. El problema del fútbol es cuando la ilusión por ganar se convirtió en el negocio al ganar”. Esta frase fue tuiteada anoche por Agustín Castellote y cuadra a la perfección con los pensamientos que ya rondaban mi mente cuando la leí, y sobre los que pensaba escribir hoy.

Él se refería al éxito de la Real Sociedad, equipo creado a base de cantera, en comparación con otros que han destrozado su economía fichando mal y que están por debajo de ellos. Yo no voy a poner al equipo vasco como ejemplo. Es muy fácil hacerlo hoy, visto su éxito, pero la realidad es que no conozco su evolución en los últimos tiempos, ni tampoco el nombre de la mayoría de sus jugadores. Sin embargo, el argumento base sí que me vale.

Somos muchos los que lo venimos advirtiendo desde hace bastante. El fútbol está a punto de estallar. Es más, a mí en concreto me sorprende que no lo haya hecho ya. Y la política más sensata (igual que pasa en cualquier hogar) es adecuar tu volumen, tus gastos, tu nivel de vida... tu plantilla (en fútbol) a lo que realmente puedes pagar, no a lo que se supone que podrías si las televisiones no se echan atrás y si te clasificas para tal o cual competición europea, dejándolo todo en manos de unas empresas que buscarán su máximo beneficio (no el tuyo, sino el suyo, aunque para eso te acribillen a partidos los lunes) y a algo tan poco previsible como que la pelotita entre. Y si añadimos a esa imprevisibilidad el “efecto” mafia del fútbol, pues apaga y vámonos.

Ayer, viendo al Sevilla, pensaba que el once titular que tenemos es bastante apañado, pero que en cuanto faltan un par de sus miembros, el nivel se desploma. Y en ese sentido, si tenemos un once apañado, tenemos una base sobre la que trabajar. A partir de ahí, cantera. No hay otra, ahí está el futuro. Meter ilusión en el negocio. Dejarse de “oportunidades de mercado” que no sienten el escudo, pero que cobran demasiado, y darle esa oportunidad a quienes van a llenar el vestuario de ilusión. Que uno puede entender que era muy difícil que un canterano entrara en el Sevilla de los títulos. Pero en el de ahora, por Dios. ¿Tanto va a desentonar comparado con Babá, con Stevanovic, con Manu o con Hervás? Yo creo que todos nos acordamos de jugadores canteranos que se han ido y que no son peores que algunos de los futbolistas que chupan del bote en la plantilla actual. Y creo también que lo normal sería ahorrarse esas fichas e insuflar ilusión, la ilusión de los que sienten el escudo. Nos ahorraríamos dinero, no perderíamos fútbol (los hay bastante malos en esta plantilla), pero ganaríamos en ganas, que de eso también andamos escasos a veces.

Esto es fácil de decir, pero no tanto de hacer, porque para hacerlo es necesario el absoluto convencimiento de los encargados de ello. Empezando por el entrenador y continuando por los que contratan al entrenador y que tienen que darle el margen necesario, o sea, que no lo echen en tanto en cuando los resultados no acaben de llegar, porque los jóvenes necesitan su tiempo. Si el entrenador está dispuesto a seguir esa política y es apoyado por los demás estamentos, se habrá ganado mucho. Si no, como ocurrió con Manzano, Marcelino o Michel, seguiremos en las mismas.

Me gustó mucho el debut ayer de Israel Puerto. Ya lleva dos Emery (aunque, formalmente, Alberto Moreno ya había debutado antes de llegar el vasco). ¿Puede que sea este el entrenador que de una vez sepa sacar partido de lo bueno que viene por debajo? Eso sería extraordinario, porque uno se imagina a gente como al propio Israel, al propio Alberto, a Campaña, a Luis Alberto, a Alex Rubio, incluso al mismo Rabello, sacando a relucir todo lo que tienen, al tiempo que mantenemos esa base del once apañadito actual, y no puede hacer otra cosa que ilusionarse.

Pero eso tiene su trabajo. Un trabajo distinto al que se ha desarrollado hasta ahora. Una manera un tanto diferente de hacer las cosas. En vez de buscar la perla en el extranjero, pulir a las que tenemos aquí. No es lo mismo; el trabajo de facilitar el salto al primer equipo de un canterano es diferente al de hace crecer a un jugador con algo de experiencia y venido de fuera. Sin embargo, creo que ahí está el futuro. Es fácil subirse ahora al carro de la alabanza a la Real Sociedad, pero somos muchos los que venimos defendiendo un modelo así para el Sevilla desde hace tiempo. Y creo que al final será ese tiempo quien nos dará la razón. Porque no hay equipos pobres, sino sentimientos de pobreza.


Artículo publicado en Number 1 Sport

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