lunes, 26 de marzo de 2012

El voto oculto.

Hoy voy a contar la historia de alguien, digamos que se llama Pepe, no porque sea verdad, sino por su devoción casi espiritual al ese partido cuya pronunciación coincide con su nombre, pero poniéndole un acento en la segunde é. Pepe es de derechas de toda la vida de Dios. Igual que su padre, su madre, su abuelo..., su abuelo, ese que murió hace pocos años y que en la segunda mitad de los noventa aseguraba votar a Aznar porque Franco había muerto. Vamos, a quien él consideraba heredero de aquel gallego tan pequeñito. De estatura, que no se me enfade nadie. 

Pepe es derechas por herencia vital, es como si lo tuviera en los genes. Como si en su ADN hubiera una molécula especial y de color azulado que le hace propenso a tal inclinación. Eso es así, y está muy bien. ¿Qué más da? En los tiempos que corren, tales tendencias apenas importan un pepino. Votamos a las personas que van a recibir las órdenes de los que de verdad mandan y nos van a intentar convencer de que lo que han decidido es lo mejor para la población cuando, en verdad, ellos no han decidido nada. Todo les viene impuesto. O una gran mayoría. 

Pepe aprendió eso bien pronto. Pepe sabe desde hace años, lustros, décadas, que la ideología no da de comer. Que lo que da de comer es otra cosa. A él, a su mujer, a sus hijos, incluso al primer nieto que acaba de tener. La familia crece, venga derechistas al mundo. O no, ¿quién sabe? Su hijo mayor, Pepito, es de los que piensa que lo de derechas e izquierdas no tiene sentido hoy por hoy. A saber la educación que le va a dar a Pepillo, el nieto. Y eso que Pepe sabe que su hijo tiene razón. Pero algo dentro de él se rebela cada vez que escucha algo parecido. Es como si lo tuviera grabado a fuego. Por mucho que su raciocinio le de para comprender que los derechistas que llegan a los distintos poderes a veces, no siempre, pero sí a veces hacen algo mal, Pepe no quiere escucharlo. No quiere saberlo. La derecha es lo mejor y comprobar que en ocasiones provoca daño es superior a sus fuerzas. Más daño hace la izquierda, esa panda de rojos quemaiglesias que sólo quieren hacerse con el dinero de todos para repartirlo entre los amiguetes. Izquierda sinónimo de corrupción, de paro y de gays y lesbianas. Una vergüenza. A sangre y fuego, aunque en el fondo Pepe sabe que no tiene por qué ser así. Sabe que Pepito tiene razón y sueña con que Pepillo no sufra esos ataques de conciencia que sufre él. En el fondo es consciente de que su hijo educará bien a su nieto. Pero jamás lo reconocerá. La derecha es lo mejor. ¡Viva España!, aunque su hijo le recuerda a veces que el amor a España no tiene nada que ver con la ideología política. Valiente toca pelotas. 

Pepe es agente de seguros. Tiene una cartera importante, difícil de mantener, pero que proporciona lo suficiente como para dar de comer a su familia, para tener contratado a su hijo y para darse todos una vida más que aceptable. Bastante más que eso, aunque jamás oirás a Pepe congratularse por ello. En todo caso dirá que no es más que fruto de su trabajo, de su duro trabajo, y todo a pesar de esos putos socialistas que siempre nos gobernaron en Andalucía. 

El gran pelotazo de su vida lo dio hace unos años, no llega a la década. Cierto día, por esas cosas que pasan, por esos golpes de suerte que a veces se tienen, aunque la mayoría pasan desapercibidos, Pepe conoció a José en un bar. Pepe estaba tomando un café a media tarde. Hastiado, cansado, agobiado, amargado, llevaba un día de perros en el que no había vendido ni un seguro y se le habían dado de baja tres. Un desastre. Por su cabeza pasaba la idea de irse ya a casa y dar por finalizada la jornada. A las seis de la tarde, cuando él nunca volvía antes de las diez. Su mujer se extrañaría, le preguntaría y él tendría que contarle, que hablar con ella. Eso era lo que le hacía planteárselo. ¿Qué es peor, soportar un día tan de mierda o sentarse a charlar con su mujer?

Y de repente escuchó a alguien a su lado gritar colgado al teléfono. La bronca que se estaba llevando el que estaba al otro lado del satélite era furibunda. Y cuando colgó, el enfurecido señor se dirigió a él y le dijo.

- Disculpe usted por el espectáculo. Si conoce a un buen agente de seguros, le agradecería en el alma que me lo presentase.

Entonces Pepe, que de tímido nunca tuvo un pelo (y de lo demás tampoco mucho, pero eso no viene al caso), sacó una tarjeta del bolsillo de su camisa y se la entregó con seguridad y una amable sonrisa. 

- Tiene usted delante al mejor - Fue lo que le dijo. 

Resulta que el hombre de las voces era el encargado, entre otras muchas cosas, de buscar aseguradora para la flota de coches oficiales de la Junta de Andalucía en la provincia de Sevilla, que, como capital de la región, es donde más coches oficiales hay de entre toda la comunidad autónoma. Se llamaba José, como dije antes, y se hizo amigo de Pepe al instante. Conectaron, hubo química (toda la química que puede haber entre dos hombres cuando uno de ellos es del corte de PP, digo... de Pepe). Poco tiempo después, y previo acuerdo de una suculenta comisión para José, Pepe aseguró a toda aquella flota, lo cual le reportó anualmente una cantidad de dinero que supuso la diferencia entre una familia sencilla y apurada a otra asentada que raya hasta del lujo. 

- Mientras de mi dependa, amigo Pepe, tú serás la aseguradora oficial de la Junta - Le decía José dándole una palmadita en el hombro - Sólo te pido tu gratificación, con eso me conformo. 

Tu gratificación. Si por cada seguro Pepe se llevaba una importantísima comisión anual de la compañía de seguros, un porcentaje de la misma era para José. Bajo cuerda, de remanguillé, entre tú y yo, sin que nadie se entere, total, salimos los dos ganando, ¿qué mejor cosa puede haber? No le hacemos daño a nadie. 

Hace dos semanas, Pepe fue abordado en la calle por una tierna jovencita de piel blanca, busto sugerente, sonrisa angelical y un trasero digno de volver la cabeza para admirarlo de nuevo. Quería hacerle una encuesta de esas preelectorales y Pepe no tuvo más remedio que acceder. Es lo que pasa cuando tipos como Pepe son abordados por las tiernas jovencitas. En fin, creo que todos conocemos a algún pepe de la vida. 

Ante la pregunta "¿A quién votará en las próximas elecciones del 25 de Marzo en Andalucía?", Pepe se sintió hasta casi ofendido. Si no fuera tan sugerente aquel busto, le hubiese hasta gritado. "Al PP, por supuesto, faltaría más, a ver si nos libramos de una vez de esa panda de sinvergüenzas, escoria socialista". Habló más el ADN que el propio Pepe, pero eso fue lo que dijo. 

Y en eso pensaba cuando fue a votar en el día de ayer. No en el busto y el trasero, que también, un poco, no demasiado, de pasada quizás, sino en la respuesta que dio a la pregunta. Sobre todo cuando se encerró tras la cortinita y se dispuso a elegir la papeleta. Cogió la que ponía PSOE, la metió cuidadosamente en el sobre y lo cerró lo mejor que pudo, como si temiera que a alguien, una vez fuera de la seguridad que da la cortina, se le ocurriera comprobar a quien estaba votando y si eso se correspondía con lo que dijo a la de la encuesta. 

Pero nadie hizo tal cosa, por supuesto, el voto es secreto, por eso ponen la cortinita y por eso está la policía en la puerta del colegio electoral. O la Guardia Civil, si se trata de un pueblo. En fin, que Pepe se dirigió a donde estaba la urna transparente a la vez que se acordaba de que en muchos otros países más pobres las urnas no son más que cajas con una raja en medio cortaba a tijera o a cúter. "¿Tanto cuestan estas transparentes tan bonitas y tan.... tan eso, tan transparentes?". Mientras pensaba en ello, entregó el DNI a la chica que había tras el recipiente. Esta no era de tan angelical sonrisa, ni su busto tenía mucho que ofrecer a las miradas indiscretas, con lo que no le prestó demasiada atención. Dijeron su nombre en alto, alguien más lo repitió, otros anotaron o tacharon en las listas y finalmente le dejaron introducir el sobre. Ya estaba hecho, ya no había vuelta atrás. Fin de la historia. A casa, a esperar la llegada del nuevo día. 

No obstante, antes de salir de aquella sala, echó la vista atrás para observar de nuevo aquella urna llena hasta la mitad de sobres verdes. Al menos uno de ellos, el que él introdujo, contenía una papeleta del PSOE. Vaya paradoja. Vaya monumental paradoja. Un último pensamiento surcó su mente entonces.

- Si es que la ideología no da de comer. 


P.D. Todo el escrito es una invención. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. 

5 comentarios:

Santiago Mora dijo...

No sé si no he pillado bien la moraleja o simplemente es que estoy en absoluto desacuerdo con el post...

Debe ser lo primero....

Un saludo...

Rafael Sarmiento dijo...

@Santiago Mora

La ideología no da de comer. Lo que da de comer es el dinero que entra en casa. Y si el dinero que entra en casa, o buena parte de él, depende de que tal persona se mantenga donde está, mucha gente hará lo que esté en su mano para que eso ocurra.

¿Qué importa la ideología en ese caso?

Conozco varios ejemplos parecidos a este, yo incluso conocí algo así en primera persona.

Es a esto a lo que se refieren los "expertos" cuando hablan del voto oculto en Andalucía. Cuando hablan de "sociedad clientelar". Y no se trata de estar de acuerdo o no, es una realidad.

Puedo imaginar que en Valencia pasa algo parecido, pero con distinto signo político. Porque, insisto, ¿qué tiene que ver la ideología con las cosas del comer?

Por si acaso, esto no es una justificación de los resultados ni una explicación de nada. Yo no voté ni a PSOE ni a PP, que nadie me encasille. Pero sabía que lo que dicen las encuestas no vale de nada en Andalucía porque esto de lo que hablo es una realidad.

EL PAPI MAGASE dijo...

Es la mejor explicación que he escuchado nunca del porque las encuestas nunca se cumplen ni aqui ni en Pekín,mi padre siempre me decia algo que tengo grabado a sangre y fuego y era lo siguiente "Yo he tenido que trabajar con Franco,con Felipe y con Aznar,nunca ninguno de ellos me ha traido el sueldo a casa quedandome aqui sentao",creo que de eso algo se me ha quedao a mi,él era un buscavidas y para él lo importante era siempre que el forraje como decia nunca faltara en la mesa,lo demás es to mentira,gran post una vez mas Rafa,un abrazo.

tomas cotelo dijo...

estoy totalmente de acuerdo con el post.Hay muchos cambios de ultima hora por ese motivo.

https://s-evillistas.blogspot.com/ dijo...

Rafa , totalmente de acuerdo con el Post.
Intereses creados en el tiempo te obliga a actuar de una u otra manera , un estomago lleno es mas agradecido que uno vacio.
Ande yo caliente y riase la gente.

Saludos Sevillistas

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