He tenido que dejar pasar un día después de la derrota en Villarreal para poder pensar con claridad. Aún es pronto para decir que la temporada está perdida, pero ya son diez los puntos que nos lleva el Villarreal, y ocho el Español. Es demasiado, y van catorce jornadas. Podría decir que aún queda tiempo, que sólo van catorce partidos, que hay todo un mundo por delante. Pero creo que pensar así es engañarse a uno mismo. De hacerlo de ese modo, tendríamos que admitir que lo que se nos viene encima es una épica remontada, comíéndole puntos poco a poco a los equipos que tenemos por encima con la esperanza de llegar al final de la temporada a su altura. Sin embargo, no veo al Sevilla capacitado para eso. Ni aun mejorando ostensiblemente nuestro juego. Quitarle diez puntos al tercero es casi una quimera. No lo sería tanto hacerlo al decimocuarto, que se supone que es un equipo ramplón, que lucha por eludir el descenso y que previsiblemente va a perder muchos partidos. Pero hablamos de los mejores de España después de los dos grandes. O al menos de los que están demostrando ser los mejores. Porque podríamos asumir que el Español tiene que decaer. O no, pero lo podríamos asumir. ¿Pero además, también, el Villarreal?
Prefiero ser realista y pensar que la Champions este año es prácticamente imposible. No hablo de tirar la temporada a la basura y poner la mente ya en el año que viene. No. Los partidos hay que lucharlos a muerte todos, que fútbol es fútbol y aquí se puede ver cualquier cosa. Hace dos años el Sevilla iba tercero y le sacaba ocho puntos al cuarto. Y casi nos arrebatan el puesto al final. Pero creo que deberíamos ir olvidándonos de los sueños de grandeza, poner los pies en el suelo e ir pensando en objetivos menores. Rebajar la presión y agobiarnos menos. No olvidarnos de lo que está ocurriendo. Ni mucho menos. Cuando se abra el mercado, hay que fichar. Las soluciones tienen que llegar y se han de aplicar. Y al final del ejercicio habrá responsabilidades que depurar. Pero yo me niego a seguir sufriendo por el fútbol. En mucho peores circunstancias nos hemos visto y aquí seguimos. Los que tengan que actuar, que actúen. Pero vamos a ir rebejando nuestras expectativas. Aunque sólo sea por nuestra salud. Lo que hay es lo que hay.
Y lo que digo no es nada malo. Después del Madrid y del Barça hay cuatro equipos que se pelean por ocupar los puestos de Liga de Campeones. Villarreal, Valencia, Atlético de Madrid y Sevilla. Y todos ellos (salvo nosotros) han tenido temporadas verdaderamente malas en los últimos años. El Villarreal fue séptimo el año pasado y se metió en Europa in extremis. Del Atlético de Madrid ¿qué podemos decir? El año pasado también se llegó a hablar de eludir el descenso. Luego llegaron a dos finales, pero su año fue nefasto. ¿Y el Valencia? Cuando Koeman, también rondaron los últimos lugares de la tabla y ni siquiera se clasificaron para competición europea. Ganaron la Copa, pero fue anedótico. Incluso llegaron a dejar de pagar a sus jugadores.
Con esto quiero decir que no se acaba el mundo por tener un año malo. En absoluto. Ni el proyecto se viene abajo, ni volvemos a ser el Sevilla de los últimos cincuenta años antes de los títulos ni nada de eso. No es bueno ser apocalípticos ni catastrofistas. Que la dirección deportiva se ha equivocado con muchos fichajes, es evidente. Que la planificación no ha sido buena (dos despidos de entrenadores en seis meses) salta a la vista. Que hay que mejorar, no cabe la menor duda. Pero todo humano se equivoca. Lo malo no es equivocarse sino no tener la capacidad para hacer las cosas bien. Esa capacidad no te garantiza el éxito, pero sí que lo facilita. Los que tienen esa capacidad no están exentos de equivocarse, pero peor es no tenerla porque en ese caso lo normal sería hacerlo siempre. Lo que hay que hacer es asumir los errores, reconocerlos, estudiarlos, analizarlos, buscarle soluciones y aplicarlas. Es así de sencillo. Y de complicado a la vez. Pero dejémonos de catastrofes. Al menos el club está saneado económicamente y tiene margen para el error.
Todos queremos lo mejor para el Sevilla. No nos ahoguemos en un vaso de agua. Miremos al frente y tratemos de arreglar lo arreglable para esta temporada. Y para la próxima, por favor, que no se cometan los mismos errores. Que lo bueno de los errores es que te enseñan cómo no se han de hacer las cosas.
No os podéis imaginar, con el cabreo que tengo, el trabajito que me ha costado mostrarme así de pragmático. Os aseguro que no es así como me siento, aunque sé que es así como debo pensar. Como digo en el título, por mi bien y el de mi salud.
3 comentarios:
Coincido plenamente contigo amigo.
Queda un mundo para todo pero amen de las distancias numericas que nos llevan nuestros rivales,lo mas preocupante y pesimista son las sensaciones que el equipo esta dejando.
Aunque sea muy retorico, muchas veces para seguir avanzando hacia delante, muchas veces hay que dar un pasito atras para tomar impulso.
Ojala la sitiacion se pueda reconducir esta temporada, pero de no ser asi, ojala que al menos sirva para tomar impulso para a partir de la siguiente seguir creciendo.
Un abrazo.
No nos queda otra hermano,ahora es un buén momento para parar un poco esa velocidad crucero,arreglar motores(ojo no podemos permitirnos parar la sala de maquinas)habrá que arreglarlos en marcha y lo dicho no perdamos la salud por una mala racha,llevamos muchos años recogiendo buenisimas cosechas y aun asi nunca hemos estado conformes,eso dice mucho de la ambición en la que estamos inmersos con este consejo,solo debemos bajar un pelin esas espectativas que muy bién citas en tus palabras y en el magnifico post de hace dias y volver de nuevo a resetearse y renovar nuevos horizontes,eso si autoanalisis por un tuvo y retomar de nuevo el camin o correcto cuanto antes,un abrazo RAVESEN.
@ Juan Angel de Tena
Es lo que nos queda. No podemos pensar de otro modo si lo que queremos es el bien para el equipo. Pero todo será más fácil si los que tienen que tomar decisiones las toman.
@ Papi Magase
Lo triste es que muchas veces necesitamos que nos den un palo gordo para poder pararnos a pensar con claridad. En el fútbol y en todos los órdenes de la vida. Y es que a lo bueno se acostumbra uno muy pronto.
Muchas gracias a los dos y un abrazo
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