martes, 30 de abril de 2013

Las desventuras de un autónomo español

Empecemos hoy con un dato objetivo: el 90% de de la masa productiva en España la conforman autónomos o pymes de menos de 5 trabajadores. 

Sigamos ahora con otro: se estima que desde 2008 hasta finales de 2012 habían desaparecido en España alrededor de 450.000 empresas. Evidentemente, la inmensa mayoría eran autónomos o pymes de menos de 5 trabajadores. 

Y, por último, un tercero: el año pasado salieron de España 180.000 millones de euros. Fuga de capitales le llaman. Quien tiene dinero, se lo lleva a un lugar con mejores perspectivas donde invertirlo. Si ustedes tuvieran dinero ¿no harían lo mismo?

Conclusión: Si desaparecen empresas, aumenta el paro. Si quien tiene dinero se lo lleva de España, no se invierte aquí, con lo que no se crean nuevas empresas. Si hay menos empresas que antes y no se crean nuevas, el paro no baja. Y si el Gobierno no deja de apretar la soga a las empresas que sobreviven y a los ciudadanos de a pie, la cosa no mejorará, desaparecerán más empresas, habrá más paro...

Se habla mucho del número de parados, pero no del número de empresas que podrían dar trabajo a esos parados. Cada vez hay menos de estas. Para controlar el paro hay que evitar que desaparezcan empresas. Para reducirlo, hay que crearlas. Pero si la gente que tiene dinero no lo quiere invertir aquí, ¿cómo podemos  crear más empresas?

Observen este gráfico:




Con esto podemos intuir lo costoso que es hacerse autónomo en España. Es decir, crear una empresa. Porque un autónomo es una empresa. Un autónomo inicia una actividad y si le va bien, mañana puede necesitar un ayudante. O sea, crear un empleo. Hablamos de un señor que estaba en paro y cobraba un subsidio, que deja de cobrarlo (ahorro para el Estado), que comienza una actividad que genera impuestos (ingreso para el Estado) y que si le va bien, puede sacar a otra persona del paro (más ahorro para el Estado) y darle un trabajo que también generará impuestos (más ingresos para el Estado). Eso por no hablar de que consumirán, tanto uno como otro, más que en el paro. O sea, que gracias a ese autónomo, otras empresas venderán más porque esa gente de la que hablo consumirá más. Por tanto, aumentarán sus ingresos, sus beneficios, sus impuestos y, al final, los ingresos del Estado. Además, si esto se convierte en tendencia, estas empresas necesitarán producir más (al aumentar la demanda), con lo que necesitarán más empleados, lo que significa que habrá menos gente en paro (ahorro para el Estado) y más gente trabajando y pagando impuestos (más ingresos para el Estado). Menos gente en paro (ahorro para el Estado) que consume más. Al consumir más, las empresas tendrán que producir más (ingresos para el Estado vía impuestos), necesitarán contratar más personas, lo cual hará bajar el paro... ¿a que suena bien?

Visto así, ¿no creen que a aquel primer autónomo hay que ponerle una alfombra roja por delante? O sea, facilitarle al máximo las cosas para que el proceso que a continuación he descrito se produzca a gran escala, a nivel nacional. ¿Es posible que parte de la solución de la crisis esté ahí, en facilitar el autoempleo?

Ahora, por favor, vuelvan a mirar el gráfico anterior y muéranse de la pena. Y si a eso le unen que estamos fritos a impuestos, pues apaga y vámonos. Para colmo, dentro de la culturilla rancia española, el autónomo no es considerado como esa persona valiente y arriesgada sobre quien recae el peso de un altísimo porcentaje del PIB del país, sino simple y llanamente como un pringao. Si alguien te pregunta a qué te dedicas y dices que eres autónomo, la miradita de pena está casi garantizada. 

Pero hay algo más. Ahora voy a hablar de mi caso. Yo soy un autónomo que tiene una micro empresa, la cual da para pagarme a mí mismo un sueldo y gracias. Ahora mismo no puedo contratar a nadie, a pesar de que el plan de crecimiento de mi negocio lo tengó clarísimo. Pero como nadie me financia, la cosa no está para invertir, no tengo empleados (fundamentales para poder crecer) y me tienen frito a impuestos, pues me limito a sobrevivir en espera de tiempos (y/o decisiones gubernamentales) mejores. 

Mi negocio tiene como clientes fundamentales a otras pequeñas empresas y a estudiantes. O sea, gente que imprime mucho, pero que, por motivos económicos, no tiene acceso a grandes máquinas con consumibles incluidos en el contrato de mantenimiento. O que no impriman tanto como para merecerles la pena comprar consumibles en grandes cantidades (y menores precios unitarios)

Como comprenderéis, a mi, los días de fiesta, puentes y vacaciones me destrozan. En esos días mis clientes principales no consumen, con lo que yo vendo menos. Evidentemente, no estoy en contra de fiestas y vacaciones, faltaría más, ni que fuera gilipollas. Pero ¿y si se gestionasen mejor dichas fiestas y vacaciones? 

A continuación les expongo lo que ocurre al respecto mes a mes en nuestra bendita ciudad de Sevilla:


Enero: La primera semana es prácticamente nula.

Febrero: tiene 28 días, y uno es fiesta. A veces cae en puente (como este año)

Marzo: Suele ser el mes de Semana Santa. En los pocos años que no es así, suele ser un buen mes. Este año, en concreto, no ha sido así. 

Abril: Siempre es el mes de la Feria, y a veces también de Semana Santa. Este año, para colmo, al lumbreras ds turno del Ayuntamiento se le ha ocurrido poner como fiesta local el miércoles de Feria, justo a mitad de semana, para que si hubiera algún atisbo de medio salvar el periodo, quedara enterrado definitivamente. No el lunes, el martes o el viernes, no. El miércoles.

Mayo: A veces acoge parte de la Feria. Y el Día del Trabajo. Y San Fernando. Y normalmente el Rocío. Y este año, además, el Corpus. Y, a menudo, con sus respectivos puentes.  

Junio: A veces acoge el Rocío, y normalmente el Corpus. A partir de la última semana, los niños no tienen colegio, y eso afecta mucho al negocio.

Julio: Verano

Agosto: Más verano aún. Y el 15 es fiesta. A veces, con su puente.

Septiembre: Los primeros quince días son verano, aunque afecta bastante menos que julio y agosto, eso hay que reconocerlo. La segunda mitad suele ser muy buena.

Octubre. El 12 es fiesta. A veces con su puente incorporado, aunque suele ser un buen mes.

Noviembre: El 1 es fiesta, a veces con su puente, aunque, igual que Octubre, suele ser un buen mes.

Diciembre: Medio mes, y muchas gracias. Comienza con el acueducto de los días 6 y 8, continúa con que los viernes son pa ná por lo de las comidas de empresa y acaba con las navidades. Un verdadero horror.

Que digo yo, ¿no sería posible organizar las fiestas de mejor modo para que hubiera más de dos o tres meses buenos al año? ¿No nos damos cuenta de lo terriblemente ineficientes que somos?

Habrá quien dirá que cuanto más tiempo libre tengan las personas, más se beneficiarán los negocios de hostelería y demás. Y puede ser verdad, pero es que para que eso sea así, esas personas tienen que tener un trabajo que les reporte unos ingresos con los que poder consumir. Pero es que el trabajo lo dan las empresas, y si las empresas solo tienen dos o tres meses buenos al año, su sostenibilidad se tambalea. Y con ella los ingresos que permiten a las personas de calle consumir. 

Además, si ya de por si quien tiene capital para invertir se lo está llevando a otro sitio que le de más garantía,  ¿no hace esto de la ineficiencia que el atractivo de nuestro país sea aún más bajo? Insisto, no hablo de cargarse las fiestas ni de trabajar más y descansar menos, sino de organizarse mejor. De no permitir que de 12 meses que tiene el año, sólo dos (o a lo sumo tres) sean verdaderamente buenos. 

Por cierto, no sé a qué será debido, pero, curiosamente, el de hostelería y restauración es el tercer sector con la tasa de supervivencia más baja. O sea, el tercer sector con el porcentaje más alto de desaparición de empresas. Y tiene su lógica. Si su negocio depende de la capacidad de la población para salir y consumir, en situaciones de crisis serán de los primeros en caer, ya que la gente preferirá concentrar sus gastos en sus necesidades básicas. 

De hecho, el sector con la tasa de supervivencia más alta es el de alimentación y bebidas. 

Por algo será. 

3 comentarios:

Guardianes de la Memoria dijo...

¿Qué quieres que te diga compañero? Por no contar con que trabajamos no ya para tu familia, sino para el Estado.

PD.- Qué coraje tener que hacer un comentario escribiendo las palabritas :P

Alvaro dijo...

Ayer, curiosamente, me escribía un mail un buen amigo. Se quedó parado hace un año o así y se está pensando el hacerse autónomo. Me pidió consejo y que le comentase las obligaciones y cargas que conlleva. Cuando le dije lo de los trimestrales de IVA, la Seguridad Social, etc. su respuesta te puedes imaginar cual fue.

Mucho ánimo a ti, a Carlos y a todos los autónomos. Abrazos

Rafael Sarmiento dijo...

@Carlos Romero

Lo cierto es que muchos trabajamos para pagar. Yo al menos estoy todo el día pagando cosas. Y cuando acaba el mes y empieza otro, pues vuelta al inicio.

P.D. Es mucho mejor dar a RT ¿verdad? :-D Nos pasa a todos.

@Alvaro

Eso que cuentas es una desgracia para nuestro país. Gente que quiere seguir adelante y a quienes les cortan las alas los mismos que deberían promover lo que fuera para generar empleo.

Lamentablemente, es algo de lo más común.

Muchas gracias a los dos, un abrazo.

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