En vista de que la actualidad sevillista vuelve a ser bastante escasa en estos días, me vais a permitir que hoy no hable de nuestro equipo y ni tan siquiera de fútbol. Hoy me apetece hablar de ciclismo, del Tour de Francia que se está disputando en estas semanas y de las cosas tan curiosas que están ocurriendo en el mismo.
De entrada, yo no soy ciclista, y mi afición a este deporte se limita a tragarme entre cabezada y cabezada las distintas etapas de Giro, Vuelta y Tour. Lo que pasa es que llevo tantos años haciéndolo que algo se me va quedando en la cabecita. Yo me aficioné cuando Pedro Delgado ganó la Vuelta del 85, que ya hace años de aquello. Fui testigo de la genial y a la vez caótica carrera del ciclista segoviano y me enganché al deporte porque con tipos como Perico el espectáculo estaba servido. Era capaz de lo mejor y de lo peor. Igual aplastaba a los contrarios en las subidas, como que lo perdía todo en una de sus clásicas pájaras. Igual hacía la contrarreloj de su vida como echaba a perder un Tour por llegar dos minutos tarde a la salida de una una de ellas. Perico es el único ciclista de la historia en hacer un Tour en menos tiempo que ninguno de sus rivales y no ganarlo. Le ocurrió en 1990. Lo perdió por lo que he contado. Por llegar dos minutos tarde a la salida de una contrarreloj. Las cosas de los genios.
Pero luego llegó Miguel Induráin, con ese estilo tan diferente, y la cosa cambió, aunque no mi afición. Con Induráin daba gusto ver ciclismo. Se perdía emoción, pero se ganaba en seguridad. No había sobresaltos. Te sentabas en el sofá y sabías que el español iba a ganar. No cabía la más mínima duda. Tanto era así que no te importaba perderte media hora cuando el sueño te vencía y necesitabas dar la cabezadita. Es que hay que tener mala idea para echar el ciclismo a las cuatro de la tarde en pleno julio. Eso no se hace hombre. En fin.
El caso es que a mí me maravillaba ver a ese gigante navarro montado en la bici, con ese pedalear cansino que parecía hasta lento... Recuerdo que Perico Delgado, antes de atacar, se dejaba de ir un poco, lo adelantaban tres o cuatro corredores y cuando nadie lo esperaba, pegaba el hachazo y se marchaba. Ponía esa cara de descomposición, como si fuera a morir desfallecido de un momento a otro y a ti se te ponía el corazón a mil por hora. Pero con Induráin no era así. El se ponía el primero en el grupo, y sin que pareciera cambiar el ritmo (seguía igual de cansino que siempre), avanzaba y avanzaba mientras que los demás se iban quedando atrás. El no atacaba, simplemente iba a lo suyo. Nunca se ha visto nada igual posteriormente. Y si alguien le aguantaba más o menos, los remataba en las cronos. Recuerdo una en la que dobló al ídolo francés Laurent Fignon, después de doblar a otro que estaba de por medio. O sea, que Fignon había salido cuatro minutos antes que Induráin. Y lo dobló como una flecha, como un ciclón. Fignon se moría encima de la bici, y el navarro parecía literalmente ir en moto. Impresionante. Todo en él era así. Machacó a todos y cada uno de los rivales a los que se enfrentó sin alardes ni cosas por el estilo. Con una especie de discreta insolencia.
Y cuando por primera vez no consiguió hacerlo, dejó la bici, se retiró y se marchó a casa. El primer ciclista que le batió era un danés llamado Bjarne Rijs. Rijs es hoy día director de un equipo, y ha reconocido públicamente que se tuvo que dopar para vencer a Induráin. Y ahí sigue, como si tal cosa.
Porque después de Induráin llegó Armstrong, que batió todos los récords habidos y por haber, pero que todo aficionado sabe que lo hizo dopado. Lo que pasa es que a él se le permitía tomar ciertas sustancias ya que eran necesarias para mantener a raya el cáncer que, no sólo casi le retira, sino que por poco si no le mata. Como la inmensa mayoría de los cánceres.
Esta fase de la historia ciclista no me gustó, pero la actual sí. Y me gusta la actual porque tenemos a un sensacional ciclista llamado Alberto Contador, que para mí es una especie de mezcla entre Perico e Induráin. Tiene cosas de los dos. Contador está siendo vigilado con lupa este año por la polémica con su estúpido positivo en aquel control anti doping. Todo el mundo sabe que aquello no fue doping. Yo no sé si se habrá dopado en otras ocasiones, pero en esa no. Y han intentado destrozar al gran campeón con todas las armas que no quisieron emplear contra otros. Pues bien, este año en el que está tan vigilado, ha ganado el Giro y es el único que está haciendo algo digno por este Tour.
Cualquiera que haya visto correr a los grandes del pasado se debe morir de la vergüenza de ver a esos corredores luxemburgueses y hermanos que no hacen otra cosa que chupar rueda. Han dejado pasar los Pirineos, con Contador lamiéndose las heridas provocadas por las caídas, sin mover un dedo y ahora se encuentran a su gran rival recuperado y atacándoles. Y encima dice uno de ellos que él no hubiese atacado en una bajada, en referencia a lo que hizo Contador ayer.
Tú no hubieses atacado en bajada, ni en subida, ni en llano. Tú no has atacado en tu vida, sólo sabes chupar rueda.
Después de tanto como ha pasado Alberto Contador en este último año, en estos momentos es de los pocos que mantienen alta la dignidad del ciclismo. Una vez recuperado de sus caídas de la primera semana, se está dedicando a atacar día tras día a todos sus rivales mientras estos no mueven un dedo. Ni antes ni ahora. Se dejan llevar por la masa, que trabajen otros. Y lo está haciendo al lado de otro español, el campeón olímpico Samuel Sánchez, a pesar de que corre para otro equipo. Es verdaderamente emocionante ver a estos dos amigos con maillots de distinto color ponerse de acuerdo para torturar una y otra vez a sus patéticos rivales.
Dichosas tácticas y dichosos planteamientos. El ciclismo tiene que ser mucho más que sólo eso. Y Contador y Sánchez lo está demostrando.
No sé si será suficiente para ganar el Tour, pero espero que sí. Y no porque sean españoles, que también, sino porque eso sería al ciclismo lo mismo que al fútbol que Uruguay ganara a Paraguay en la final de la Copa América. Paraguay está en esa final sin haber ganado ni un sólo partido. Es legal, claro, pero indignante.
Contador y Sánchez son el "tiki-taka", el "jogo bonito" del ciclismo. Y los demás el catenaccio italiano. Podrán tratar de tumbarles con positivos absurdos o criticando su complicidad pese a ser de equipos rivales. Pero lo cierto es que, igual que en fútbol, el mejor ciclismo está en España. Y eso no deja de ser un orgullo.
Perdón a los futboleros por este post tan poco corriente en un blog como este.
5 comentarios:
Como se joden los franceses al ver ganar a un español hoy toca etapa reina de las gusta ver
Pues llega la hora de no dar la cabezada hermano,como dices este año al menos le están poniendo emoción los dos españoles,Samu y Alberto,Alberto y Samu si sale la cosa como debiera estos dos estarán si o si en el podio de los campos eliseos el domingo,para desgracia una ves mas de miles de gabachos,por cierto,a mi también me encanta el deporte de dos ruedas y este post hoy está muy pero que muy de actualidad,la siesta está servida,no te duermas hoy crack.
Joder, no pidas perdon, que parece que el blog no es tuyo.
Para que tienes un blog si no es para decir lo que te da la gana.
Mi gozo en un pozo. Contador ha entregado la cuchara y se ha venido abajo hoy. Ha perdido toda opción. Era algo que se veía venir. Incluso él mismo dijo antes de empezar que no era el gran favorito, que no estaba bien. De hecho estuvo a punto de ni siquiera acudir.
Pero la esperanza es lo último que se pierde y aún los había que confiaban en el de Pinto.
No pudo ser. Ha sido un año muy complicado para él y estas cosas se pagan en el deporte de alto nivel. Que lo disfrute Schleck o el que sea que acabe ganando, que esta ocasión es única. Con Contador al cien por cien, ningún otro tiene nada que hacer.
Bueno hermano aún no está todo escrito en este tour,está mas complicado pero no perdido,mañana puede venirle el del mazo a otros y en cambio aún puede el avefenix resurgir de sus cenizas,ha sido una pena pero como dices el deporte de elite no te perdona y demasiado ha podido dar la cara,yo aun confio en nuestro Alberto,mientras no llegue la última meta todo es toro hasta el rabo.
Mañana otra siesta que no lo será,la de hoy al menos con tanta emoción no lo ha sido.
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