Después del "no" de Marcelino y del "affaire" de Alfaro, la prensa deportiva sevillana debe estar que no se lo cree con la suerte que han tenido. Sevilla y Betis se van a enfrentar en la primera jornada de la Liga, y ya tienen motivo para rellenar páginas de periódico, de portales de internet y minutos, horas y hasta días de radio y televisión. Se acabaron los problemas a la hora de dar "noticias" y mantener sus medios en estas semanas de verano en las que tan poca información surge para dar.
Esto se puede considerar hasta bueno, porque igual reducen el número de invenciones en lo que se refiere a rumores de fichajes, pero lo que nos queda hasta que llegue la fecha es de órdago. Y eso que a cualquier sevillista sensato le debería de importar bastante más el encuentro que se disputa justo antes, correspondiente a la ida de la previa de la Europa League, que una jornada de liga cuando quedan las otras 37 por delante. Sin embargo, parece evidente que eso a la prensa no le interesa en absoluto. Lo suyo es generar polémica respecto al derby y a vender se ha dicho.
Yo, como todo el mundo en Sevilla, tengo amigos y familiares béticos. Y desde siempre hemos tenido nuestros piques, nuestras bromas y nuestras risas respecto a la rivalidad entre ambos equipos. Incluso cuando alguno de ellos era claramente superior al otro (recuerdo la época dorada del Betis de los Finidi, Jarni, Alfonso y compañía), esa rivalidad resistió. Me llevaba más palos que una estera, pero resistió.
Sin embargo, nada de eso ha aguantado el paso de los últimos años. Es cierto que aquel Betis era considerablemente superior al Sevilla de la época, pero es que lo de ahora es inabordable. Aquel Betis no ganó ningún título (todo lo más, llegó a una final de Copa), mientras que la cascada de trofeos en el lado sevillista desde hace varias temporadas ha sido casi continuada. Ya sean nacionales, internacionales o hasta esa mención como mejor equipo del mundo durante dos años seguidos. La diferencia es abismal, sideral, cósmica. En organización y gestión del club, en metodología de trabajo en todos y cada uno de los departamentos, en plantilla y cuerpo técnico... en lo que se quiera, no hay nada en lo que el Betis si quiera aspire acercarse al Sevilla.
La rivalidad ya no existe. Desapareció entre trofeo y trofeo levantado por el Sevilla. Entre jugador y jugador comprado a coste de ganga y vendido a precio oro. No hay color entre un equipo con fondos propios y otro acogido a la Ley Concursal. No hay color entre una plantilla plagada de internacionales, y con hasta un campeón del mundo, y otra compuesta por jugadores desconocidos. No hay modo de comparar las aspiraciones y objetivos entre uno y otro, por mucho que se quisiera sacar punta al monosílabo en negativa de nuestro nuevo entrenador. La diferencia es tan aplastante, tan demoledora, tan insultante se podría decir, que no hay forma de mantener esa rivalidad otrora tan intensa.
Eso no quiere decir que la misma no pueda reverdecer algún día (Dios quiera que por el crecimiento del Betis y no por el decrecimiento del Sevilla). Acepto, porque es así, que se trata de algo que no está muerto, sino que se encuentra en estado latente, en hibernación, como el "pause" de reproductor de video o música, como el "stand by" de cualquier otro aparato. Como cuando no apagas el ordenador, sino que le das a "suspender", a "ahorro de energía". Así es como se encuentra nuestra rivalidad.
Aquellos piques y aquellas risas con mis familiares y amigos béticos hace tiempo que no se producen. Mucho tiempo. La última vez fue de ellos hacia mí, cuando me dijeron aquello de "lo CIENto". Poco después les respondí lo otro de "yo sí que lo CIENto", y desde entonces se acabó todo.
¿Qué me van a decir? ¿Cómo me van a picar? Cualquier persona con la mente medio sana se moriría de vergüenza con sólo insinuar algo al respecto. Es que no puede ser. Es que no hay manera de hacerlo.
Pero, aun así, lo que nos espera de aquí al día del partido va a ser insufrible. La prensa ya tiene filón. La parte recalcitrante del beticismo ya tiene motivo para hacer de las suyas. Siempre habrá una parte también recalcitrante del sevillismo que entre al trapo, con lo que ya lo tienen hecho. Ahora vendrán tiempos de polémicas y más polémicas, todas ellas estériles y sin fundamento. Pero polémicas al fin y al cabo. Cosa que a cualquier persona con dos dedos de frente les parecerá ridículo, pero no es a ellos a quienes se dirigen, eso es evidente.
¿Que los béticos andarán súper motivados para el partido contra nosotros? Evidentemente. Igual que nosotros lo estaremos cuando juguemos contra el Madrid o el Barça. No se trata de eso. Se trata de que sería muy bueno que el ambiente fuera de fiesta. Que ellos celebrasen su retorno a Primera y tratasen de hacerlo poniendo la guinda con una victoria contra el eterno rival en la primera jornada. Caso de producirse, ningún bético en sus cabales podrá pensar que, sólo por eso, ya están otra vez al mismo nivel que el Sevilla.
Pero la prensa (gran parte de ella) va por otro lado. La prensa es la misma prensa que decía hace dos años que el "tapado" de la liga era el Betis. Y el Betis se fue a Segunda. Esa es la prensa. La misma que magnificó el "no" de Marcelino, que se inventó lo de Alfaro y que en el próximo mes y medio nos va a poner la cabeza como un bombo a base de tonterías y chorradas de pugnas, dimes y diretes que no interesan a nadie que no tenga la mente perturbada.
Sevilla y Betis son rivales, no enemigos. Que no se nos olvide. Yo al menos no los considero enemigos porque mi madre y uno de mis hermanos son béticos. Ya me contaréis. Por eso espero que estos vende páginas que se hacen llamar periodistas tengan un poco de cuidado. Porque esos mensajes sólo calarán en los perturbados de mente (ya digo que cualquier persona en su sano juicio se debería reír de las polémicas inventadas y magnificadas). Y los perturbados de mente son capaces de hacer mucho daño con una botella confundida con un objeto arrojadizo, o con una muleta que se piensan que es un garrote.
Luego nos escandalizamos todos, ellos, la prensa, los primeros.
2 comentarios:
Una vez más, chapoo amigo.
Todo lo que sea fomentar e incentivar una guerra entre dos rivales a los que se quieren convertir en enemigos es darla alas a ese de la botella, o del mechero, o el del cuchillo...
Convivir con esa rivalidad deberia ser lo mas natural del mundo, pero desgraciadamente hay quien se empeña en hacerlo algo belico y destructivo.
Un fuerte abrazo amigo.
La verdad es que igual he hablado demasiado pronto y resulta que los periodistas hacen una labor seria y responsable de aquí al día del partido.
Ojalá, pero es que lo dudo tanto...
Muchas gracias y un abrazo
Publicar un comentario