La salvación tiene que venir de Europa

Escuchaba decir hace poco a un tertuliano en cierto debate radiofónico que Europa siempre tiene que venir a solucionar los desmanes que se perpetran en España. Se refería a política y economía, y hablaba al hilo de las continuas exigencias que desde Bruselas (o desde Berlín y París) se imponen al gobierno español para evitar que caigamos en un desastre que afectarían al resto de nuestros socios de la UE. 

Y yo estoy tan de acuerdo con esa afirmación, que incluso la hago extensiva al mundo del fútbol. Es más, no tengo más remedio que agarrarme a ese hecho como única tabla de esperanza para que la situación de nuestro fútbol abandone esta loca deriva en la que se encuentra inmerso. Parece claro que hasta que los clubes europeos más importantes no pongan pie en pared y reclamen en serio que en España se hagan las cosas con un poco más de sensatez, y así evitar que esta demencial espiral de dinero para dos y pobreza para el resto les salpique a ellos también, no habrá solución posible a la atroz indecencia que supone el reparto de los ingresos de la Liga de Fútbol Profesional. 

Acabo de leer este artículo en la web Number 1 Sport, y me he quedado alucinado. Supongo que ya todos sabéis de qué se trata: resulta que en la reunión de hoy en la LFP, la inmensa mayoría de los clubes que el otro día se mostraron tan proclives a dar un golpe en cima de la mesa para hacer frente común contra Madrid y Barça han agachado la cabeza, se han cagado por la patita al verse frente por frente con los dirigentes de los dos grandes, e incluso hasta han pedido perdón por haberse portado mal, por haber acudido a esa reunión organizada por Jose María del Nido. Sinceramente, yo no esperaba que de la misma saliese nada definitivo. De hecho, me sentí satisfecho con el resultado que se obtuvo, porque no dejaba de ser un paso adelante en un empeño, no solo justo, sino mínimamente racional y equilibrado. Pero lo ocurrido hoy ha superado todas mis expectativas..., negativas, me refiero. Ya no se trata de intereses ocultos, de dinero a mansalva o de temores y otras gaitas. Esto supera ya el concepto de dignidad y de honorabilidad. Esto es como bajarse los pantalones, ponerse mirando pa Cuenca y pedir por favor que te den fuerte, no sea que no te enteres bien de lo que te están haciendo, y perdón por la grosería, pero es que la cosa ya clama al cielo. 

A mí lo que me escandaliza no es la bajeza moral, ni la ruindad, ni siquiera la falta de dignidad de muchos que son tantos. Lo que me escandaliza es que no alcanzo a imaginar hasta qué punto esto es turbio. Hasta qué extremos está llegando esta mafia, porque es que no se puede calificar de otro modo. Es que esto supera el peloteo que se traían unos y otros con don Vito Corleone en la película de El Padrino. Es que es justo como me imagino que se están desarrollando los acontecimientos. ¿Cómo es posible que pasen estas cosas? ¿Hasta qué punto llega la extorsión y la amenaza? ¿Dónde se mete el gobierno, la ministra de cultura, el secretario de estado para el deporte...? Hace no mucho se montó la de Dios es Cristo en la SGAE por no sé qué rollo de corruptelas. La SGAE depende el Ministerio de Cultura, igual que el deporte. ¿Es que no hay nadie en el gobierno que no se de cuenta de que aquí tiene que estar pasando algo gordo para que los clubes reaccionen de esta forma tan vergonzosa? ¿Es que no se puede entrar de oficio y llevar a cabo algún tipo de investigación? Si esto ocurriera en cualquier otro sector de la economía, ¿no habría alguien que se decidiera a hacer algo? ¿Es que nadie va a hacer nada en este escándalo?

La respuesta a la pregunta es evidente: no.

Y es aquí donde me veo obligado a volver al principio del post y recordar eso de que de Europa vendrá quien de nuestros desmanes nos salvará. España puede ser un país de charanga y pandereta. Un puto cachondeo continuo y constante. Una merienda de negros, como decía Jose María Cruz a la salida de la reunión de esta mañana. Pero, igual que ocurre en política y economía, lo que pasa en España afecta al resto de Europa. Cosas del mundo globalizado y demás. E igual que Merkel y Sarkozy le dictan continuamente a Zapatero lo que tiene que hacer y lo que no, dudo que tarden mucho los responsables futbolísiticos del Viejo Continente en tomar medidas al respecto, porque en este ámbito también se ven afectados los clubes del resto de ligas.

¿Cómo va a competir de igual por igual el Manchester, el Chelsea, el Inter o el Bayern con Madrid y Barça cuando sus ingresos no llegan ni a la mitad? ¿Cuánto tardarán nuestros dos grandes en hacer con ellos lo mismo que con los demás clubes españoles, es decir, quitarles a sus futbolistas, se vaya a contar con ellos o no? ¿Cuánto tiempo tardará en llegar el día en que, igual que la liga española se la disputan solamente dos, ocurra lo mismo con la Champions? ¿De verdad se piensa esta panda de sinvergüenzas que los grandes clubes europeos van a tragar del modo en que lo hacen los españoles? ¿En serio se creen que se van a bajar los pantalones de igual manera?

Yo ya me lo creo todo, de verdad que estoy llegando a un punto en que nada me sorprende. La única explicación que encuentro es que el fútbol está dominado por una serie de señores a los que les importa una mierda eso, el fútbol, y sólo pretenden lucrarse a corto plazo. Están dispuestos a destrozarlo todo. Es que tan imbéciles no pueden ser. Es que tienen que ser conscientes de la realidad. Y la realidad es que lo que pretenden los grandes es, ni más ni menos, el fin de nuestro fútbol tal y como hoy día lo conocemos. No para este año, ni para el que viene, pero dudo que tardase la cosa mucho más que cuatro o cinco temporadas antes de venirse abajo por completo. Claro que, cuando ese momento llegue, ellos estarán tan forrados que ni siquiera se lo podrán creer. ¿Lo puedo demostrar? Pues no. Son solo elucubraciones. Pero es que no se me ocurre otra explicación para lo que está ocurriendo.  No se me ocurre otra que no sea que estos señores son absolutamente gilipollas. Y es evidente que no lo son, al contrario, son extremadamente listos.  

Por tanto, la única esperanza que me queda es que los homónimos de Merkel y Sarkozy en el fútbol europeo lleguen pronto a sacarnos de esta. Es lo único a lo que nos podemos agarrar. Porque con esta panda de mafiosos por un lado, y de lamentables chupaculos, babosos, y acojonadas marionetas por otro, nada parece poder tener visos de solución. 

Eso sí, hoy más que el pasado jueves incluso, yo me siento orgulloso de ser sevillista como no se pueden imaginar los seguidores de cualquier otro club que no sean los que ya todos sabemos. Es que no se lo pueden ni imaginar. Es que si se lo imaginasen, estarían ya en las calles manifestándose como hicimos nosotros en aquel verano de 1995: defendiendo a nuestro club, defendiendo nuestros colores, nuestro escudo, nuestra dignidad y nuestra honorabilidad. Todo lo que no sea eso es sinónimo de seguirle la corriente a sus presidentes, y por extensión, a los que dirigen este cotarro. Todo lo que no sea eso es sinónimo de ser unos arrastrados.

Y ahora vendrán las represalias, estemos preparados. Es más, estoy convencido de que los grandes empezarán a mover sus hilos para conseguir que nosotros mismos, la propia afición del Sevilla, se divida en partidarios y detractores de la propuesta de Del Nido. En un sector que quiera aguantar caiga lo que caiga, y en otro que prefiera agachar la cabeza y ofrecer el culo para evitar dichas represalias.

En dignos y arrastrados.

Divide y vencerás, dice el dicho.

Por Dios, que no lo consigan.