Cada vez que comienza un año, la costumbre es la de hacer propósitos de enmienda, mejorar o cambiar algo, ponerse objetivos a cumplir en los doce siguiente meses. La actitud y la predisposición de muchas personas hace que se eleven las esperanzas de que el año que empieza pueda superar al que acaba de concluir, algo que a mí personalmente me parece una estupidez. Claro que reconozco que más estúpido soy yo con no hacer esos propósitos ni siquiera una vez al año. De todos es sabido que la inmensa mayoría de esos objetivos caen en saco roto, pero sólo con que unos pocos se consigan, salimos aganando. Yo no gano nada porque no creo que un cambio de dígito en la numeración del año en que vivimos signifique algo, pero eso que me pierdo con quien sí que lo hace. Más estúpido soy yo que ese, por tanto. En fin.
Lo cierto es que, a pesar de todo, uno no deja de percibir ese "buenismo" en amplios sectores de la sociedad, lo cual al final me acaba afectando. Para bien, me refiero. La actitud positiva de la gente hace que se me eleve la moral, que crezcan mis esperanzas de que algo mejor es posible. Dicen que eso es el espíritu navideño, y hay veces en las que incluso llego casi hasta a creérmelo...
... hasta que uno ve el telediario del segundo día del año. Y el castillo de naipes se desmorona sin compasión.
Lo primero que este nuestro nuevo gobierno nos ha dicho es que van a sacar la motosierra de paseo para hacer una montonera de recortes, ante lo cual nos piden comprensión a nosotros, a los ciudadanos, a los mismos que dentro de no mucho sólo nos quedará la posibilidad de ponernos mirando pa Cuenca con la esperanza de que no nos duela demasiado eso que nos van a hacer allá por la puerta trasera. Y eso que se asegura que esto no es más que la avanzadilla. Que lo gordo no vendrá hasta después de marzo, cuando pasen las elecciones andaluzas, no sea que por culpa de esas medidas tan impopulares se vaya a perder lo que las encuestas aseguran que van a ganar. Y yo es ponerme a pensar en lo gordo y echarme a temblar.
Por otro lado, ahora anuncian que van a subir los impuestos a pesar de que prometieron no hacerlo. Pero es que el déficit está más alto que lo que aseguraron los que se fueron. Y ahora los que se fueron dicen que los que vinieron han mentido, que prometieron no subir los impuestos, que los han subido y que ellos ya advirtieron en la campaña que los tendrían que subir ya que de otra manera no salían los números. Y uno se pregunta si no serían los que se fueron quienes no dijeron la verdad acerca del déficit y por eso sabían que los otros tendrían que acabar subiendo los impuestos. O si quizás son estos otros los que nos han engañado con soflamas pre-electorales que sabían que luego o iban a ser capaces de cumplir. Un horror, más de lo mismo, cambian las caretas, pero más de lo mismo.
Ahora resulta que tras diciembre hay 2.000 parados más. Que en el año 2011 el desempleo ha crecido en más de 300.000 personas (personas, oiga, que no números). Y hay quien dice que en 2012 subirá otro medio millón, lo cual te deja con las carnes abiertas. Se asegura que entraremos otra vez en recesión. El gobierno toma medidas temporales de dos años, es decir, que antes de dos años no podemos ni soñar con que vaya a mejorar algo la cosa. Y entre tanto, ahí siguen los de los trajes, los de los EREs, el Urdangarín y sus secuaces, y toda esa panda de aprovechados (perdón, presuntos aprovechados), los que se conocen y los que no. A los que han pillado y los que continúan a sus cosas... todavía.
Como para no traspasar los límites de la indignación hasta el punto de llegar al hastío.
Pensemos en otra cosa. Abandonémonos a los efectos relajantes del opio del pueblo. El fútbol...
Bueno, pues en el fútbol todo sigue igual también. Que si la noticia del día es la lesión de Di María, jugador del Real Madrid. Que si tenemos a un enviado especial en el Aeropuerto de El Prat para cubrir la llegada de Messi de vuelta de sus vacaciones. Que si la liga española es la mejor del mundo porque en no se qué once ideal hay diez jugadores de la misma, eso sí, todos de Madrid o Barcelona, pero eso es un detalle sin importancia para los vendeburras de siempre.
Eso también sigue igual, me cansa del mismo modo, así que me centraré en mi Sevilla, que lo que de verdad me interesa. ¿Qué pasa con el Sevilla?
Pues el Sevilla está a punto de oficializar el fichaje de Jose Antonio Reyes en una operación tremenda en virtud de la cual traemos a un jugador por un precio siete veces inferior al que lo vendimos. Y lo traemos hecho un hombre cuando lo entregamos siendo un niño. Y con su venida debilitamos de un modo importante a uno de nuestros más directos rivales. Y de paso reforzamos la linea más débil de la plantilla en la actualidad. Y además lo hacemos con el tipo de futbolista que tanto técnicos como dirección deportiva piensan que se necesita. Bueno, pues ya los hay lanzando la puyita antes de que pase nada. Metiéndose con él por lo que puede llegar a hacer mal en vez de apoyarle para que haga las cosas bien. Esto es como el padre que le pega una colleja al hijo, y este se queja diciendo que él no ha hecho nada, a lo que el padre le contesta que la hostia es por lo que pueda hacer más tarde. O como el sanedrín de viejas de pueblo que se reúnen a cuchichear y meterse con la novia del nieto de una de ellas, a la que sólo conocen de vista porque apenas llevan tiempo juntos, pero a la que ya han devorado cual lobos a corderitos porque es que ellas son así, es a eso a lo que se dedican.
Claro que peor es lo de Manolo Jiménez. De modo que el buen hombre ha encontrado trabajo en un equipo de Primera División, y todavía los hay que han aprovechado la noticia para meterse con él y con los que le han deseado suerte. Para decir que le desean el mal al Zaragoza porque les cae mal el de Arahal. Que yo esta actitud de verdad que no la entiendo. Yo no le deseo el mal a nadie, y menos a uno de los nuestros, aunque igual es que yo soy muy ingenuo y bonachón. Pero es no no logro entender qué quiere esta gente. No les valió con acribillarlo en su día, con no parar hasta echarlo y con humillarlo públicamente a base de meterse con él, con su origen, con su acento, con el hecho de ser de pueblo, asegurando que no vale, que no tiene ni idea, que es un inútil (que ellos sí que serán cultos, de acento fino, origen noble y aptos y preparados para su profesión... habrá que verlos). No, no les vale con eso. No les vale con conseguir que esa persona honrada y trabajadora se tuviera que ir por patas, sino que siguen sin "perdonarle la vida" y le desean lo peor, da igual donde esté. ¿Qué es lo que quieren? ¿Verlo mendigar debajo de un puente porque no les gustaba cómo jugaba su Sevilla? ¿Que se muera? ¿Que muera él sólo, o su familia también?¿Que les pasa a esa gente? ¿A qué viene tanto odio?
No me cabe en la cabeza. Eso sí, ese tipo de personas me da asco y repugnancia. Se puede estar más o menos de acuerdo con algo. Te puede gustar más o menos cualquier cosa. Pero desear el mal a las personas, y peor aún, a uno de los tuyos es simple y llanamente execrable.
Dicen los que saben y tienen experiencia que esto siempre ha sido así, que la afición sevillista es de esta forma. Y no les voy a quitar ni una pizca de razón. Eso sí, la conclusión a la que llego es que, aunque al número 2011 le hemos quitado el 1 final para cambiarlo por un 2, todo sigue igual. Ni objetivos para el año que empieza, ni buenos propósitos, ni melones o gaitas. Hoy es 3 de enero y lo mismo podría ser 15 de octubre o 28 de mayo...
Todo sigue exactamente igual.
4 comentarios:
Como la cancion de Julio Iglesias: LA VIDA SIGUE IGUAL
al contrario del título de mi blog mucho me temo que lo peor sigue estando por llegar
Y lo que te rondaré morena,tomatelo como yo,ayer fuí un nene de cinco o seis años por tres horas y media,al menos eso ya no me la va a quitar a mi ni Rajoy ni nadie en el mundo y ahora que sigan recortando que yo empezaré por recortarla escopeta de mi abuelo pa tirarme el monte a ver que traigo a la vuelta,un abrazo Rafa lo i mportanmte es que no cambiem os nosotros,a lo demás le pueden ir dando dos duros.
Esto cada vez va más a la americana, los ricos más ricos y los pobres más pobres, entre quien entre, los que ganan dinero son siempre los mismos. La única diferencia es que por vergüenza política, los de antes, no tocaban la ley de dependencia, el defensor del pueblo y algunas otras cosas sociales. Nada más llegar suben las pensiones por tener el voto cautivo, de otra forma se subirían las de hambre y se bajarían las altas hasta los niveles necesarios para vivir sin penurias, más incrementar los impuestos directos premiando al que cree realmente puestos de trabajo.
En cuanto a los profesionales del “silbío” y la estigmatización, qué se puede esperar de ellos, estos días he estado repasando las vidas en el Sevilla de Acosta, Montero, Francisco, Ramón… Y lo más gracioso del asunto es que cuando la historia y los que la vivieron ponen las cosas en su sitio, nadie sale diciendo ¡Yo pité a Enrique Montero, Francisco…! Saludos.
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