viernes, 13 de enero de 2012

Mercenarios

El otro día, tras el partido de Copa contra el Valencia, Spahic y Rakitic volvían al hotel donde tenían aparcados los coches y fueron increpados por unos aficionados al grito de "mercenarios". La cosa se puso chunga hasta el punto de que llegó a haber un rifi rafe entre estos y el bosnio, mientras Rakitic trataba de apaciguar los ánimos. 

Esta noticia me sorprendió una barbaridad porque yo comprendo que la gente esté preocupada con el juego del equipo, pero esto que pasó está completamente fuera de lugar. Me parece una exageración y espero que no sea más que la estupidez de un reducido grupo de estúpidos. Este tipo de lamentables y patéticos sucesos suelen ocurrir cuando un equipo está al borde del descenso, o ha sufrido una humillación histórica, o cosas así. Pero, aun estando mal, el Sevilla no se encuentra en una situación así. Ya lo he dicho en muchas ocasiones, los dramas son para otros. Por Dios, que vamos séptimos, que Europa está a tiro de piedra, que nos ha eliminado el Valencia (no un segunda B) y por el valor doble de los goles fuera de casa, no porque haya sido superior a nosotros. 

Esto es muy preocupante, hay gente a la que se le ha ido la cabeza, o así lo parece. ¿Tan complicado es tener un poco de sentido común? ¿Tan difícil es aplicar la justa medida a las cosas? ¿Es que hay gente que no le llega el intelecto o la capacidad cerebral para analizar las cosas con mesura? ¿De verdad cuesta tanto valorar lo que se hace bien para distinguirlo de lo que se hace mal y así poder concentrar los esfuerzos en solucionar esto último? Ni el más patán de todos los patanes que uno pueda encontrar en el confín más recóndito del mundo lo hace todo mal. Nadie. Todo el mundo tiene alguna virtud. Y es tremendo que haya por ahí quien no deja de verlo todo negro, de criticar hasta al que limpia las aceras aledañas al estadio, de pedir que se vaya todo el mundo, que a veces me pregunto si no nos pedirán a alguno de nosotros los aficionados que nos vayamos también. ¿A donde se pretende llegar? Luego pasan las cosas que pasan. Que personas que tienen a Bob Esponja en el interior del cráneo, en vez de cerebro, hacen lo que hacen y todos nos llevamos las manos a la cabeza. 

Pero, dejándome un poco de dramatismos, me llama la atención la estupidez que esas personas llamaron a los futbolistas:

Mercenarios.

Pues claro que son mercenarios. O algo análogo, que esa palabra se refiere a los soldados de fortuna, o sea, a esas personas que se enrolan en un ejército sin sentir lo que representa dicho ejército. Es decir, por dinero. Única y exclusivamente por eso. Vamos, que son profesionales que juegan a cambio de dinero, que no sienten nada por el escudo que llevan el pecho.

Eso de mercenarios es una antigualla. No sé si como ahora está tan de moda lo vintage, el revival, pues a lo mejor estos tipos están recuperando conceptos que ya no tienen sentido. Aunque lo dudo, porque un cabestro que agrede a un futbolista (o a quien sea) por algo tan banal como el deporte no creo que sepa lo que es vintage o revival. Claro que si me empeño en poner palabras en francés y en inglés, pues es lo que pasa. 

Mercenario es el insulto que se le decía a un futbolista cuando la mayoría de ellos procedían de las canteras. Era como echarle en cara que había vendido su sentimiento a cambio de dinero y que ya no luchaba por el equipo de sus amores. Pero, trasladándonos a la actualidad, ¿de verdad alguien piensa que Spahic y Rakitic sienten algo por nuestro escudo? Hablo de Saphic y Rakitic como podría decir Coke, Medel, Trochowski, Perotti, Negredo o una buena parte de la plantilla sevillista. Ya me sorprende que aquellos dos futbolistas reaccionasen al verse ofendidos, aunque no creo que esa ofensa viniese del significado de esa palabra. Es más, dudo que, con su escaso castellano, sepan qué le quisieron decir. Más allá incluso, me da hasta que si lo supieran, se hubiesen partido de la risa, porque es que es para reírse. 

Desde que en 1996, y en virtud de la sentencia del caso Bosman, se consideró nacional a cualquier futbolista de la Unión Europa, los equipos de fútbol cambiaron radicalmente la estructura de sus plantillas. Hasta entonces, los mejores equipos eran los que tenían detrás una buena cantera que completara las plantillas hechas a base de fichajes nacionales y los extranjeros que se permitiesen. Salvo ciertas excepciones. Y, a menudo, el esqueleto, la columna vertebral de esos equipos la conformaban jugadores de la casa, que sentían los colores y que podían ofenderse si se les llamaba mercenarios. Mientras, los que venían de fuera lo hacían para apuntalar y mejorar lo que había en casa.

Ese cambio es palpable en casi todos los equipos. Como muestra, piensen en el Real Madrid. De toda la vida, han sido los jugadores de la cantera madridista los líderes de ese vestuario. Pero cuando Raúl se fue, sólo quedó Casillas para cumplir con esa máxima que está a punto de desaparecer. ¿Quién recogerá ese histórico testigo cuando se retire el mejor portero del mundo? Apenas hay jugadores de la cantera en el equipo madridista. Y los que hay, amén del guardameta, no tienen protagonismo. 

El Barcelona, por su parte, parece todo lo contrario, pero eso lo es a día de hoy gracias a la política que sigue Guardiola. Pero no hace tanto de aquellos años en los que la selección holandesa jugaba casi al completo en el club culé. 

Y se podrían citar muchísimos ejemplos, uno de ellos, por supuesto, el Sevilla. A finales de los 80 y principios de los 90, más de la mitad de la plantilla era canterana. Monchi, Jiménez. Prieto, Martagón, Nando, Serna,  Rafa Paz, Andrades, Ramón, Choya, Francisco, Moisés...  ¿Cuántos canteranos hay en el Sevilla hoy? ¿Consideramos canteranos a Fazio, Perotti y Armenteros? Si no lo hacemos, nos quedamos con Javi Varas, Luna, Campaña, Navas, Reyes (recién fichado) y Luis Alberto. ¿Qué protagonismo tienen muchos de ellos? Y eso que el Sevilla es considerado como un club canterano. 

El fútbol pegó un vuelco total con aquella sentencia Bosman, pero parece que los hay que aún no se han enterado. Los jugadores no sienten los colores. La mayoría de ellos. Juegan por dinero, utilizan equipos medianos como trampolines con la esperanza de jugar bien y que los fiche un grande. O para pasar de uno pequeño a otro de esos medianos. Eso es una realidad, y ni siquiera el ser canterano evita que un futbolista tanga un comportamiento del estilo, y si no, recordemos a Sergio Ramos, por poner un ejemplo, que los hay muchos más. 

Y, en mi opinión, son los entrenadores los que tienen que lidiar con esta circunstancia. Son ellos los que deben hacer lo posible para sacar el máximo partido a esos jugadores que no son más que chavales jóvenes, ricos y muchos de ellos engreídos. Divos, en definitiva. Son los técnicos los que han de lograr darles donde más les duele para hacer que rindan, sea cual sea su motivación. Aún hay futbolistas que tienen esa motivación en el amor al escudo que portan en la camiseta, pero, por desgracia, son los menos a día de hoy.

2 comentarios:

EL PAPI MAGASE dijo...

Este tema es un tema muy interesante Rafa,como todos los que tocas y argumentas,por mucho que nosotros sintamos este sentimiento sevillista,jamas de los jamases podremos trasladar eso a los corazones de jugadores foraneos,hay algunos que por la razón que sea se enamora de esta ciudad y de su idiosincrasia y se queda aqui para siempre,de esos cocos pocos,quien no quiera darse cuenta que cualquier jugador hoy lo que quiere es llegar contra mas alto mejor,esta ciego,por no decir el tema de los representantes de estos,lo malaconsejan para ellos sacar la máxima tajada,este mundillo del fútbol hace mil años que perdió eso de los jugadores que sentian los escudos y los colores del equipo,ahora solo es la afición la que sufre o disfruta por lo que su equipo haga partido tras partido,eso se puede ver en cada entrada de blog que hacemos dia a dia,es un puro estado de ánimos el nuestro,porque nosotros si lo sentimos,pero ¿que quieren algunos?¿descubrir America a estas alturas? la verdad es que no sé si algun dia Rafa lograremos encontrar ese equilibrio al que personas como tú o como muchos hermanos blogueros y blogueras,apelamos aqui casi a diario,espero que no caiga en saco roto y al final se imponga la cordura,ya se sabe.donde se mueva don dinero y a cantidades desorbitadas,todo se corrompe,hasta las cabezas locas de estos que a la mónima hacen estas barbaridades,un abrazo hermano.

Rafael Sarmiento dijo...

Es cuestión de ser firmes y coherentes. De decir lo que uno piensa con respeto. Si tú no tienes respeto por los demás, los demás nunca lo tendrán por ti. LA blogosfera es un buen lugar por donde empezar.

A los que hacen esas barbaridades hay que señalarlos, apartarlos y rechazarlos. Nunca ampararlos. Yo no sé quienes son, pero desde este post los he señalado y rechazado. No valdrá de mucho, no puedo hacer más, pero lo poco que puedo, lo hago. Y si todos hacemos un poco pequeñito, la suma de todos esos pocos hará un mucho.

Y ese mucho no cae en saco roto.

Un abrazo y muchas gracias.

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