martes, 14 de febrero de 2012

El abuelo

Anoche me llamaron para decirme que habían ingresado al abuelo en la UCI. Eran alrededor de las once, unos minutos antes, quizás. No es la primera vez que ocurre, para qué engañarnos, pera hacía ya bastante tiempo que no pasaba por ese lugar. De hecho, ha tenido unos años magníficos, hasta el punto que la familia llegó a pensar que aquellos malos tiempos de hospitales no iban a volver nunca más. Sin duda, hemos sido unos ilusos. Ya están aquí otra vez.

Aseguran que el abuelo fue alguien admirable en épocas pretéritas, aunque yo no lo viví. Dicen de él que era apuesto, valeroso y muy capaz, aparte de inteligente. Eso fue en los buenos años, pero las cosas cambiaron con el tiempo, como por otra parte puede resultar natural. En verdad, yo siempre le recuerdo quejoso y enfermizo, incluso llegué a pensar que iba a morir. Nunca se me olvidará la racha tan desastrosa que pasó, lo malo que llegó a estar, sobre todo tras aquel viaje por Asturias, que tan mal le sentó y tras el cual entró en la UCI por última vez, y allí estuvo durante un largo periodo de tiempo. 

Fueron años duros en los que los de siempre nos mantuvimos a su lado, a pesar del sacrificio que suponía. Los que allí estábamos sabíamos que la familia era mayor, que había muchos más, pero no estaban. Y no se lo echábamos en cara, cada uno tiene su vida y no tiene por qué estar a lo que le pase a según qué personas. Sin embargo, los que estábamos, estábamos con todas las consecuencias. 

Y el abuelo salió de aquella. Y lo hizo gracias a sus nuevos médicos, los cuales encontraron la forma de que lo consiguiera. Cambiaron su tratamiento y le dieron nuevas esperanzas de vida. Y no sólo eso, sino que llegaron incluso a hacer que reverdeciera viejos laureles. Para mí fue increíble, pero lo cierto es que vi al abuelo mejor que nunca. Nunca llegué a imaginar que tal cosa pudiera llegar a suceder. Primero abandonó la UCI y fue pasado a planta. Luego le permitieron ir a casa a dormir, y sólo tenía que ir al hospital para las oportunas revisiones. Más tarde, ni siquiera eso, llegando incluso a empezar a salir por ahí, a divertirse. 

La familia estaba encantada. Hasta los que hacía tiempo que no aparecían se dejaron ver, entusiasmados por la recuperación del abuelo. Era algo casi milagroso, pero era. Y ninguno sabíamos cómo agradecer los servicios de aquellos dos médicos, los dos calvos ¡qué curioso!, que le habían devuelto la vida al abuelo. 

Y fue entonces cuando vino el cúlmen, el desenfreno total. Cuando el abuelo decidió vivir a tope lo que le quedara de vida y comenzó a disfrutar casi sin medida de cualquier cosa que se le pudiera ocurrir. Todo el mundo quería estar con él, toda la familia que parecía desaparecida se volvió a reunir a su alrededor. No paraban de admirar al abuelo por su simpatía, por su saber estar, por esa forma tan divertida de contar las cosas, haciendo hacía reír a todos. Se lo pasaban de maravilla con él, no encontraban una manera mejor de pasar su tiempo. Fue una época extraordinaria.

- Me recuerda al de los mejores tiempos - Decía una de las tías, que le recordaba de su juventud. 

Pero la desgracia sobre la familia cayó sobre quien menos se esperaba. Ahora que el abuelo estaba mejor de salud que nunca, uno de sus nietos, de los más jóvenes, se mató en un accidente de moto. Y el abuelo se resintió. Esas cosas no se superan con facilidad, y vaya si lo sufrió. Decidió parar un poco su desenfreno y dedicarse a vivir con buena salud, pero sin tantos dispendios. Buena parte de la familia le apoyó en su decisión, pero otros se mosquearon porque con eso se acababa la diversión. El abuelo se volvió un poco más aburrido en su afán por mantener un buen nivel de vida sin arriesgar, y parte de sus familiares le decían continuamente que debía seguir viviendo a tope. Él no se sentía ni con fuerzas ni con ganas, pero lo intentó, aun sin conseguirlo del todo. Ya no era el de un año antes. No se encontraba igual de bien.

Recuerdo que yo le decía a menudo que se dejara de tonterías, que no hiciera caso a esos que le decían que tenía que seguir viviendo como si fuera un chaval. Que se reservara. Se puede vivir muy bien sin necesidad de estar todo el día en la calle. Pero la presión de los otros era implacable, y al ver que el pobre abuelo no podía, le empezaron a echar la culpa a los mismos médicos que en su día le revivieron. 

La familia se dividió entre los que preferían que el abuelo se quedara en casa viviendo tranquilamente (pero viviendo) y los que insistían en llevarlo por ahí, ya que era muy divertido. Al final llegamos al entente de repartirlo. Es decir, que pasara más tiempo en casa, pero que también saliera. Pero cuando salía, ya no era como antes, y eso cabreaba aún más a la otra facción de la familia. 

Poco a poco, el abuelo se fue poniendo peor, aunque jamás llegó a los niveles de enfermedad de los peores años. Una gran parte de la familia seguía confiando en los médicos, pero la otra, la que insistía en que saliera más y se divirtiera, les habían puesto en el punto de mira. Y el pobre abuelo sufría muchísimo con tanta disputa. Yo me lo veía venir, en parte, aunque esperaba que remontara. Sin embargo, ayer recibí la más triste de las noticias. Otra vez en la UCI. Otra vez como en los peores tiempos. 

Yo sé que en mi familia hay gente enfadadísima: con los médicos, con los enfermeros, con los farmacéuticos que le dan unas marcas de medicamentos u otras, incluso con el resto de familiares. Entre estos, las discusiones con continuas, y más de uno les han echado en cara a otros que se quejen tanto ahora cuando estuvieron desaparecidos en las peores épocas. Que sólo le quieren para divertirse porque para cuidarle ya están los otros. Y que han abusado de él. Que la culpa no es de los médicos, sino del empeño de estos familiares por hacerle vivir por encima de sus posibilidades. Es de locos, tanto enfrentamiento cuando el pobre abuelo está como está.

¿Qué coño importa quién tiene la culpa cuando el pobre hombre se encuentra en una situación límite?

Yo seguiré estando a tu lado, abuelo. Igual que siempre, en los buenos y en los malos momentos. Me lo he pasado de maravilla a tu lado, he sido feliz hasta el infinito gracias a ti, pero de lo que más orgulloso me siento es de haber estado contigo en los malos momentos. En los peores momentos. Haré lo que pueda por que esos peores momentos no vuelvan nunca más. Pero si por mano del diablo vuelven, ten por seguro que no me moveré de tu vera y que te daré absolutamente todo lo que necesites. 

Porque te quiero, abuelo.

Te quiero hasta la muerte.

P.D. Gracias a Antonio Ramírez por este maravilloso post que me sirvió de inspiración

13 comentarios:

https://s-evillistas.blogspot.com/ dijo...

Yo tampoco le voy a fallar y el Sabado estare a su lado,pero habria que decirle a alguien que deje de engrosar su numero de acciones y se preocupe mas por su enfermo.

Saludos Sevillistas

Alberto H. dijo...

El abuelo está para que le den dos tortas bien dadas, a ver si espabila. Porque el abuelo no es que se esté muriendo, es que se ha abandonado. Se está dejando morir.

Un saludo.

Juan Angel de Tena dijo...

Magnifico Rafael, como siempre.

Parece que nos hemos puesto de acuerdo en como enfocar el dia despues...

Esta mañana, en el trabajo, he estado dandole vueltas a este tema.
Y precisamente pr el unico motivo con el que terminas el post, es por lo que creo que todos debemos estar ahora al lado de ese abuelo enfermo y tratar de que recupere "la colo de cara...".

Si no fuera por lo mucho que se le quiere...

Mis felicitaciones una vez mas Rafael.

Un fortisimo abrazo amigo.

EL PAPI MAGASE dijo...

Yo me sumo a ir a esa UCI a soliviantar y hacer compañia a ese abuelo y si hace falta cambiarle ahora los pañales y quitarle la caca,ahi estaré,un abrazo,te he enlazado a ti y a Juán Angel en la entrada última de hoy,un abrazo a ambos.

Marcu dijo...

Es la historia mil veces vividas y mil veces contadas.
Unos se van y otros se quedan.
Es nuestra historia.
Se me viene a la mente las mil batallas por conseguir una entrada para una final con miles de argumentos.
Aquí estaremos los de siempre y por esos mundos de dios, estarán los de siempre.

Felicidades por el post pero yo estoy seguro que se recupera. Al tiempo.
Un abrazo

Mayte Carrera dijo...

Yo también estaré el sábado apoyando al abuelo.
Magnífico post.
Un abrazo

Rafael Sarmiento dijo...

@Juan Antonio de la Rosa

Se lo recordaremos cuando llegue el momento, de eso que no te quepa duda. Pero ahora hay que salvar al enfermo.

@Alberto H.

No creo que el abuelo esté ahora para darle dos tortas, aunque se las merezca. Ya se las daremos cuando se encuentre un poco mejor. Y si él se ha abandonado, somos nosotros los que tenemos que insistir para que deje de hacerlo.

@Juan Angel de Tena

Cuando era más joven, me caracterizaba por ser tan vehemente que llegaba a resultar hasta desagradable. Hice daño a ciertas personas por esa actitud, y trato por todos los medios de controlarme. Por eso pienso mucho antes de hablar, en este caso de escribir. Eso me ha ayudado a ser más reflexivo, a buscar la mejor opción, la más beneficiosa, aunque por dentro me hierva la sangre.

Creo que es el momento de apoyar, ya habrá tiempo de pedir responsabilidades.

@Papi Magase.

Creo que es lo que tenemos que hacer ahora. Muchas gracias por enlazarme en tu post.

@Marcu

Yo también creo que se recupera. Además, yo era más feliz cuando éramos menos. Lo que pasa es que estos años han ayudado a que esos menos hayan crecido en número. Sinceramente, en estos momentos, si no es para ayudar, más vale que se quiten de en medio.

@Mayte Carrera

No esperaba menos de ti, no me extraña en absoluto.

Muchas gracias a todos, un abrazo

Miguel dijo...

Lo normal es que los abuelos por mucho que los queramos se mueran y eso es lo que le va a pasar al equipo porque la edad no entiende de realidades asi que para seguir sufriendo y agonizando que se muera de una vez

Rafael Sarmiento dijo...

@Miguel

Pues yo, sinceramente, prefiero que no se nos muera el Sevilla. Porque el abuelo es el Sevilla en este post tan caracterizado.

No sé qué harás tú, pero yo haré lo imposible por ayudarle, es lo que acostumbro cuando alguien que quiero lo pasa mal.

Que cada cual haga lo que le de la gana, pero si es para restar en vez de para sumar, mejor que se quite de en medio.

Saludos

Terenti dijo...

Escribe usted como los ángeles. Poco más puedo decir, excepto que efectivamente, debemos estar con el abuelo. TODOS.

Flamenco Rojo dijo...

Quiero a tu abuelo en la salud y en los males...Y de esta sale seguro y reforzado.

Un abrazo.

Pd.- Enorme post...enhorabuena.

Rafael Sarmiento dijo...

@Sevillista Delnidista & Flamenco Rojo

Muchísimas gracias, afortunadamente parece que la mayoría de la afición está en una onda parecida. a ver si sacamos esto adelante, que ya habrá tiempo de pedir explicaciones.

Un abrazo

Sevillistas MHM dijo...

Magnífico post. Un saludo.

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