El nulo interés sevillista por la selección

No sé si me equivocaré con lo que voy a decir, no he consultado los casi 400 blogs de temática sevillista que hay en la red, pero no creo que ande muy lejos de la realidad si afirmo que ni uno solo ha mencionado ni de pasada el hecho de que hoy juega un partido la selección española de fútbol. Es escandaloso el nulo interés que el combinado nacional despierta en nuestra afición. Por mucho que se nos quiera vender la burra desde todos los medios de comunicación a nivel nacional, lo cierto es que la artificialmente llamada "Roja" no ocupa, ni mucho menos, un lugar relevante entre nuestras preferencias. 

La verdad es que no sé si habrá en Madrid alguien que se pregunte el por qué de esta circunstancia. En el fondo no sé ni siquiera si son conscientes de ello, viviendo como viven en una burbuja, en un mundo feliz donde la liga española es la mejor del mundo, la selección española es la mejor de todas y la afición está igual que Sergio Ramos, o sea, como loca con el estado actual del fútbol nacional. Pero si de verdad hay alguien preocupado por esta situación, yo amablemente, y de forma desinteresada, le puedo exponer una multitud de motivos. 

Igual es porque, cuando el Sevilla estaba en el mejor momento de la historia, hubo jugadores como Andrés Palop, David Castedo o Pep Martí que no llegaron a disputar ni un sólo minuto en algún partido internacional. Los dos últimos ni tan siquiera gozaron de una mísera convocatoria. Igual eso a los sevillistas nos dolió. Igual nos pareció una falta de respeto. Sobre todo cuando sí que jugaron "monstruos" como Raúl Bravo, por poner un ejemplo sangrante. Por no hablar de que el mejor lateral derecho del mundo, Dani Alves, tuvo la oportunidad de jugar con España (se llegó a teñir el pelo con los colores de nuestra bandera como súplica de una oportunidad), y no se tuvo en cuenta tal opción. Hoy día es internacional con Brasil. Claro que los flipaos estos puede que digan que Brasil es peor que España a día de hoy, y que por eso Alves no tiene sitio en nuestro equipo. Para que luego nos llamen prepotentes a nosotros. Igual ese es un buen motivo.

Aunque tampoco es necesario irse a años atrás. Hoy día, jugadores como Fernando Navarro tienen cerrado el paso no se sabe por qué motivos, cuando el lateral izquierdo es una pesadilla para el seleccionador. Para este son mejores Arbeloa, Monreal, Iraola o incluso Montoya, que juega en el Barça B. O Jesús Navas, que no se sabe por qué, ha dejado de contar para el seleccionador. Al menos se sigue llevando a Negredo, pero es que sería sangrante que dejara fuera al máximo goleador nacional del momento. 

Tampoco se me olvida que la selección es el coto privado de los madridistas, que han tenido que "fichar" a los catalanes para mejorar sus prestaciones, de modo que todo gira en torno a la relación entre estos. A que  sus abominables disputas en los clásicos no afecten al "ambiente" de las concentraciones, de modo que los titulares suelen ser las carantoñas que se hacen entre unos y otros, madridistas y culés, dejando al resto como simples palmeros. No sé, se me ocurre que igual tal cosa tiene algo que ver. 

Pero a lo mejor no se trata tanto de esto. A lo mejor es otra cosa un poco más complicada. Porque el equipo nacional se vende como el que aúna a todas las aficiones en torno a un sólo combinado. Claro que igual la afición sevillista no quiere juntarse con aquellos que insultan la memoria de uno de nuestros muertos, o que nos llaman "yonkis y gitanos", o que nos dedican otros insultos allá por donde vamos. Y no se trata sólo de la afición atlética, la última con la que nos hemos encontrado. Igual los sevillistas no queremos saber nada de los madridistas, o de los osasunistas, o de los sportinguistas, o de tantos otros que nos tratan con tanto "cariño" cuando vamos a sus estadios. O sea, que nos tragamos las que nos tenemos que tragar con estos tipos, y luego nos tenemos que abrazar a ellos sólo porque España juega un partido. Pues igual no nos interesa esa proposición. 

O es posible que sea porque los mismos que ensalzan a la selección y la llevan en el corazón como el equipo de todos son los mismos que luego se escandalizan por lo de Spahic con Aduriz, pero miran para otro lado cuando eso mismo nos lo hacen a nosotros. O que llaman asesinos a Javi Navarro y Pablo Alfaro, mientras a nosotros nos multan para llamar igual a Ujfalusi, o mientras ensalzan las virtudes de ese cabestro animal con un nombre tan español como Pepe. O volviendo a lo de Puerta, que silencian este escandaloso asunto durante años, pero no se cortan a la hora de sacar en portada la chorrada aquella del extracto de la clasificación de la web del Sevilla, aun sabiendo que lo que decían era mentira. 

También puede ser por el modo en que nos faltan al respeto continuamente sólo por ser sevillanos. Igual es por el hecho de que en el resto de España consideran Sevilla como el Tercer Mundo y sólo nos tienen en cuenta para reírse de nosotros, aun disfrazándolo de reírse CON nosotros. Igual es eso. Igual nos sienta mal que cada vez que somos elegidos para algo que no sea mofarse en nuestra puta cara, se forma una polémica. Como en estos días con la final de la Copa Davis de tenis. Valencia ha puesto el grito en el cielo por no ser los elegidos, y se quejan de que había requisitos que no estaban en el pliego de condiciones, y también de que nos se les ha dado el tiempo suficiente para presentar toda la documentación. Claro que uno se pregunta por qué Sevilla sí que presentó todo lo que se pedía dentro del plazo establecido. Puede que sea por eso por lo que hemos sido seleccionados como sede. Porque somos mejores. Además, joder, Valencia tiene Fórmula 1, tiene Mundial de Motociclismo, acogió la Copa América de Vela..., ¿qué pasa? ¿Que no podemos tener derecho los demás a acoger alguna competición? ¿Sólo valemos para contaros chistes?

Incluso, cabe la posibilidad de que nos siente mal que nos desprecien y que nos ninguneen. Que se rían de nuestro acento, de nuestra forma de hablar. Que se piensen que no trabajamos y que vivimos de los subsidios. Que aseguren que aquí no pagamos impuestos y que estamos todo el día robando. Que se avergüencen de nosotros, aun cuando es nuestra cultura, son nuestras costumbres, las que se utilizan para vender ESPAÑA en el extranjero. Igual es por eso, ¿quién sabe? Igual es por la sensación que muchos tenemos de que no nos quieren entre ellos. Yo, al menos, tengo a veces esa impresión, que, como decía antes, se avergüenzan de nosotros, que prefieren que no nos mezclemos. Y yo soy tan orgulloso que si no me quieren en un sitio, soy el primero en no querer ir a ese sitio. 

El menosprecio al que nos someten es escandaloso. Cada vez que hay que caracterizar a un pobre hombre en cualquier serie o película, su acento es andaluz. O a un vividor, o a un delincuente, o a un aprovechado, o a un imbécil. Incluso, una de las empresas sevillanas más representativas, Cruzcampo, se ha dejado llevar por esta indignante marea, y este verano su eslogan ha sido "Todos necesitamos un poco de Sur para poder ver el Norte". O sea, que los trabajadores del Norte necesitan mezclarse de vez en cuando con los vividores del Sur, para volver a sus trabajos con fuerzas. El anuncio iba en esa línea, ese era el mensaje, o quizás yo soy un paranoico que ve conspiraciones donde sólo hay inocencia. 

Igual es eso. 

Yo lo que sí que sé es que no me siento identificado con lo que se vende como España hoy día. Yo soy español, me siento español, pero no es esta España la que me hace feliz. Esta España que se vende como cuasi federal, pero que el fondo es de lo más centralista. Esta España tan llena de prejuicios, los cuales, en vez de tratar de reducirlos y eliminarlos, son potenciados por todos los medios y estamentos con poder para ello. Esta España donde los tópicos se vuelven realidades absolutas. Donde se destaca más lo que nos separa que lo que nos une. 

Yo no quiero esta España. Reniego de ella. Es más, esto no es España. Y si lo va a ser, si en efecto es así, pues me volveré un simple ciudadano del mundo, eso que a alguno le parece una chorrada, pero que a menudo es a lo que nos empujan nuestros propios compatriotas. 

Efectivamente, el partido de España me importa un bledo. No quiero saber nada de los que apoyan este orden de cosas. No quiero mezclarme con ellos. Soy yo quien los rechaza. Soy yo quien siente vergüenza de su compañía, quien no quiere ir a su lado a ningún sitio. Y si les importa algo esto que estoy diciendo, si por motivo de ello están dispuestos a analizar la situación y entender algún por qué, que empiecen por lo siguiente:

Nosotros, los sevillistas, que pertenecemos a esta ciudad llamada Sevilla, los que llamáis incultos, los que insultáis como yonkis y gitanos, de cuyo acento os reís, de cuya forma de hablar os mofáis, quienes pensáis que somos unos vagos y unos maleantes, esas pobres personas sin formación, oficio ni beneficio constituimos la blogosfera más amplia que existe en el fútbol español (consultad este extraordinario trabajo de Nacho Mateos, uno de nuestros más insignes blogueros). Y para hacer un blog hay que sentarse delante de un ordenador y tener el nivel cultural necesario para juntar las letras de manera que el escrito se entienda y tenga sentido. 

Muchos de esos casi 400 blogs son verdaderas joyas, auténticas obras de arte. 

Y eso lo hacemos los sevillistas. 

¿No es para preguntarse si a lo mejor no somos tan incultos?

Sevilla, inculta. ¡Madre mía! ¡Qué aberración!

Claro que igual, mejor que preocuparse por esto, prefieren ver el partido de la selección. 

Anda y que os den.