De lo que son capaces algunos periodistas de Sevilla cuando hablan del club que al que da nombre nuestra ciudad ya lo sabemos de sobra. Por alguna razón aprovechan la mínima oportunidad para cargar contra el mismo, contra sus dirigentes, su entrenador, sus jugadores, su juego, su... lo que sea, y, por supuesto, su presidente.
Pero hay uno en concreto que se lleva la palma en este aspecto, y mira que es difícil destacar en este sentido. ¿O quizás es eso justo lo que pretende? Hablo del ínclito que firma este artículo junto a otro sujeto que yo, la verdad, no tengo ni idea de quién es. En el citado artículo trata de convencer al resto de España (a los sevillistas que sabemos la verdad de la buena no nos puede convencer de nada) de que Juande Ramos se fue del Sevilla por culpa de José María del Nido. Por culpa, en concreto, de una serie de supuestos desplantes que según él sufrió del Presidente del Sevilla.
Vamos a ver, yo no voy a negar que el traidor sufriera esos desplantes. Y mira que de lo que diga el colega este yo me creo la mitad, y la otra mitad la pongo en duda. Pero voy a darle un beneficio de la duda que ha demostrado no merecer y voy a aceptar que el tipo ese que ahora entrena al equipo de la capital del país sufriera ese tipo de cosas. ¿De acuerdo? Vale, de acuerdo.
Y digo yo, si tan mal se encontraba aquí, si tan enconada era la relación con el Presidente, si tantos desplantes sufrió del mismo, si tan cotizado era su caché, si tantas y tantas ofertas tenía, si tan gran entrenador era considerado por todos..., ¿por qué coño no se fue en verano? A ver, señores, seamos sensatos, ¿por qué coño esperó a que la temporada estuviera comenzada? ¿Por qué coño negó una y otra vez que se fuera a ir? ¿Por qué coño planificó la temporada 2007/2008 con el Sevilla? ¿Por qué coño permitió que el equipo se gastara la pasta en unos fichajes acordes con el proyecto que él defendía? ¿Por qué?
Si hubiera sido yo, si hubiera sufido desplantes del Presidente, si tuviera un caché tan cotizado, si tuviera tantas y tantas ofertas, si fuera considerado como tan gran entrenador por todos le hubiera dicho al Del Nido de turno que se fuera allí donde los cerdos defecan, y me habría marchado justo al terminar aquella temporada tan maravillosa, en todo lo alto, por la puerta grande, dándole un bofetón a ese sujeto tan supuestamente indigno, y, sobre todo, con la cabeza muy alta. Muy muy alta.
Pero, ¿qué hizo el nota este? Se quedó aquí, negó la mayor como San Pedro, planificó la temporada siguiente mientras mantenía reuniones con otro equipo, las cuales también negaba a pesar de que le cazaron y fotografiaron. Se tragó la muerte de Antonio Puerta, hizo un comienzo calamitoso de temporada, y se marchó sin despedirse de la afición, dejándonos hundidos moralmente por la traición, y deportivamente, a cuatro puntos del descenso. Hay gente que dice que planteaba mal los partidos para forzar que le echaran. Yo no quiero pensar eso, porque me basta con todo lo demás para pensar del tipo este que es un traidor.
Y ahora voy a ser realista. Yo he hecho lo mismo en alguna ocasión. Yo me he encontrado con jefes cabrones a los que les he tenido muchisimas ganas. (Sigo dando por hecho que Del Nido hizo eso al tío este, que no lo sé y, sinceramente, no me lo creo, pero bueno). Y me he dedicado a trabajar lo justo para cobrar a fin de mes, mientras buscaba un empleo mejor en otro sitio. Y cuando lo he encontrado, le he dado plantón a ese jefe tan cabrón y me he marchado con una sonrisa de oreja a oreja. Claro que hablamos de pasar de trabajar diez horas al día por ganar 800 euros, a trabajar ocho horas por 1.200. ¿Qué no habría hecho yo por la burrada que le ofrecían al personaje este? ¿Puede decir el jefe cabrón ese que yo fui un traidor con él? Puede decirlo. ¿Qué repercusión mediática tuvo aquella "tropelía" cometida por este humilde aficionado al fútbol? Ninguna. ¿Qué le importa a la gente en general que yo hiciera aquello que hice? Pues imagino que le importa un bledo. Imagino, claro, otra cosa me sorprendería una barbaridad.
Y ahora, ¿puede decir la mitad de la ciudad de Sevilla que es seguidora del Sevilla FC que el individuo ese fue un traidor con el club al que siguen? Puede decirlo. ¿Qué repercusión mediática tuvo aquella tropelía perpetrada por este millonario entrenador de fútbol? Muchísima. Tanta que ahora se quiere maquillar porque ahora entrena a quien entrena. ¿Qué le importa a la gente en general que este especimen hiciera aquello que hizo? Pues que cada uno hable por sí mismo. Yo diré lo que me importa a mi.
A mi me importa una mierda. Creo que lo he dicho bastante claro, ¿no? Yo he visto a mi equipo deambular por la zona media de la tabla, sin pena ni gloria, y festejar una clasificación para la UEFA como algo histórico y glorioso. Yo, siendo aún adolescente, era de los que gritaba aquello de "otro año igual" a Luis Cuervas, que en paz descanse (el tiempo ha puesto a este presidente en el lugar que se merece). Y fui de los que, siendo un poco mayor ya, eché de menos hasta casi la desesperación los tiempos del "otro año igual" cuando nos arrastrábamos lamentablemente por la Segunda División española. Yo he sido el mayor embajador del sevillismo en los tiempos en que me tocó vivir fuera de mi tierra, tanto en otras partes de España como en el extranjero. Yo he estado a punto de morir de felicidad con los títulos conseguidos por mi equipo cuando en el banquillo del mismo estaba la persona esta que ahora nos visita. Yo he llorado la muerte de uno de los nuestros como si fuera un hermano, cuando no lo conocía de nada. Y yo estoy disfrutando ahora de la mejor época de nuestro equipo en toda su historia, y eso que el ser humano ese ya no dirige los designios del equipo. ¿Y con todo eso a mis espaldas creéis que me importa más que una mierda lo que ese tío hizo o dejó de hacer? El sentimiento sevillista va muchísimo más allá de lo que haga o deje de hacer este patético personajucho. Esté tío no debe tener ni idea de lo que estoy hablando.
Porque el Sevilla de Juande Ramos quedó 5º en su primera temporada, 3º en la segunda, y nos dejó 14º a 4 puntos del descenso. Porque aquel equipo que jugaba de ensueño lo hizo sólo durante un año. La primera temporada de liga y copa (insisto, de liga y copa), no fue mucho mejor que cualquiera de las de Joaquín Caparrós. Y en la tercera no conseguimos la clasificación para Champions porque nos faltaron los puntos que se debieron conseguir al pincipio de la misma, cuando el colega este estaba pensando en los millones y no en el equipo. Porque la diferencia entre ganar la segunda UEFA y no ganarla fue la suerte de que Palop marcara un gol en el último minuto (lo podría haber hecho también contra la Sampdoria), o que nos tocara la lotería de los penalties contra el Español (nos podría haber tocado también contra el Fenerbahçe). Esa suerte la tuvimos con Juande, y no con Jimenez, y en el fútbol, como en todos los juegos, la suerte muchas veces es decisiva. Sobre todo en ciertos momentos importantes. Porque esta temporada en la que tanto estamos criticando el juego del equipo vamos terceros, igual que en los mejores momentos del traidor, con un número de puntos parecido (unas veces unos pocos más, otras veces unos pocos menos). Y no peleamos por el título porque el Madrid y el Barça están batiendo todos los récords.
Y en definitiva, porque yo pienso que fue el Sevilla el que hizo grande a Juande, y no Juande el que hizo grande al Sevilla. (Ya lo argumenté en este post, y también la prensa inglesa lo piensa así). Porque si Jimenez hubiera hecho la temporada que está haciendo este año justo después de Joaquín Caparrós, y no justo después de los 5 títulos, sería aclamado por la afición como uno de los mejores entrenadores de la historia del club. Porque no es lo mismo coger a un equipo que viene de celebrar clasificaciones UEFAs como logros extraordinarios, y en franca ascensión, que coger a un equipo que viene de ganar 5 títulos, de ver como se muere uno de sus integrantes, y de comprobar como el capitán del barco se va por la puerta de atrás como una rata. No es lo mismo, nos pongamos como nos pongamos.
Lo que hizo Juande por el Sevilla fue grande. Supo estar a la altura de un equipo en meteórica ascensión, y se ganó con ello la fama de buen entrenador. También tuvo esa suerte en los momentos importantes, pero es que sin eso no se logran los éxitos. También tuvo partidos desastrosos, y se me viene a la memoria aquel contra el Español en la primera temporada.
Y lo que hizo Juande cuando se fue del Sevilla fue una tropelía. Si se hubiera ido en verano, la cosa habría sido de otra manera. Yo no me fui de aquella empresa antes de encontrar otro trabajo porque tengo una hipoteca que pagar. De haber podido lo hubiera hecho mucho antes, sólo por no tener que seguir viéndole la cara a aquel señor que tenía por jefe. Pero Juande ya era millonario en el Sevilla, con lo que ese problema no lo tenía. Si de verdad se fue por lo que le hizo Del Nido, no entiendo por qué no se marchó en verano. Bueno, sí lo entiendo. No se marchó por dinero, por codicia, por avaricia. No se marchó, porque se negocia mejor con otro equipo cuando se tiene trabajo que cuando se está en paro. No se marchó porque quedándose podía apretar al Tottenham para sacarles más pasta. No se marchó porque si lo del Tottenham no hubiera salido, él se habría quedado en el Sevilla ganando el dineral que aquí ganaba. Porque el contrato que aquí tenía era mucho mejor que el mío con aquella empresa.
Juande Ramos pudo sufrir aquellos desplantes del Presidente del Sevilla. No lo sé, no me lo creo, pero la verdad es que no lo sé. Puede que fuera así. Pero Juande Ramos se fue del Sevilla por la pasta gansa. Por dinero, utilizando la institución que le dio la fama como arma de negociación, y dejándonos tirados por un buen puñado de libras.
Eso es ser un pesetero.
Eso es ser un traidor.
2 comentarios:
del pesetero y traidor
pero....el mejor entrenador de la historia del Sevilla....
nosotros a lo nuestro y haber que dicen cuando mañana le ganemos al madriz
a por ellossss
espero ver al sevilla de las grandes ocasiones...
El mejor que he conocido al menos, pero debió irse de otra forma. Al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. Ni más ni menos.
Hoy tiene pinta de ser una de esas grandes ocasiones. Ojalá no nos fallen.
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